Trabajar cansa

Lo primero, el empleo

 

Ya que ha nacido una nueva Europa, llevo desde el viernes releyendo la declaración que salió de la cumbre, a ver si me entero de dónde vamos a vivir.

Como la letra grande ya me la sé, he pasado la lupa a los siete folios para escrutar la letra pequeña. No por desconfianza, aunque sé que siempre nos la cuelan en caracteres microscópicos, sino por buscar el párrafo donde hablan del que muchos creemos que es el principal problema hoy: el paro, con 25 millones de europeos sin trabajo, y la pobreza y desigualdad en alza.

Pero nada: o la letra es más pequeña de lo que mi lupa permite, o los líderes se han despistado con tanto trasnochar y se les ha pasado hacer alguna mención, por pequeña que sea. Nada de nada, ni una palabrita suelta, ni siquiera la típica frase retórica que no compromete pero que al menos nos mantiene la esperanza de que piensan en ello. Nada.

Lo confirmó ayer Sarkozy, al fijar los tags de la nueva Unión: "va a nacer otra Europa, donde las palabras clave serán la convergencia de las economías, las reglas presupuestarias y la fiscalidad." De los millones de parados, ni palabra.

Ya sé que la letra grande tampoco sirve para mucho. Ahí está el PP, que lo puso en el centro del cartel electoral: "Lo primero, el empleo". Ayer Rajoy y sus ministrables fijaron las prioridades inmediatas: reestructurar la banca saneando sus balances, reajuste del sector público y estabilidad presupuestaria. Ah, y la reforma laboral, que ya sabemos por experiencia cuánto empleo crean esas reformas. La misma que nos receta el comisario europeo de Economía, que sí se ha acordado de nuestro paro, aunque a la vista de la receta casi mejor que siga desmemoriado.

Cristobal Montoro nos pide paciencia, y dice que para crear empleo hay que esperar al menos a 2013. Pues menos mal que era lo primero, que si llega a ser lo segundo o lo tercero... Que sí, no me lo cuenten, que ya me lo sé: la austeridad, el equilibrio y la confianza traerán crecimiento, y el crecimiento por fin empleo. Así que a esperar, que el empleo, que era lo primero, está al final de la infalible fórmula.

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