Trabajar cansa

'Waterboarding' con coca-cola

 

Hoy es día de fiesta en Guantánamo. No en la ciudad cubana, ni siquiera en la base norteamericana, sino en el campo de detención que Estados Unidos mantiene abierto desde hace una década.

No todos los días se cumplen diez años, así que hay que celebrarlo como merece. Hoy hace diez años que los primeros veinte detenidos se vistieron el famoso mono naranja. Desde entonces casi 800 han disfrutado de la hospitalidad de Guantánamo, al menos una docena de ellos menores de edad, y varios no salieron con vida. La mayoría fue puesta en libertad sin acusación, y volvieron a sus casas o a otros países que los acogieron. En la siniestra prisión quedan todavía 171, que seguramente disfrutarán hoy de la fiesta de aniversario.

No sabemos qué harán sus vigilantes para celebrarlo: una jornada de puertas abiertas, repartir caramelos, dejar que se acuesten más tarde o hacerles un waterboarding con coca-cola en vez de agua para mantener el aire festivo. También pueden organizar una visita de algún famoso, qué sé yo, un premio Nobel de la Paz.

Sí, la mejor forma de celebrar los diez años de Guantánamo sería cerrando el campo de detención. Cerrarlo, liberar a los prisioneros o llevarlos ante la justicia si tienen alguna cuenta pendiente, y ya puestos, si la fiesta se desmadra, perseguir y juzgar a los responsables de la infamia, pedir perdón por una década de derechos pisoteados y, si la juerga acaba en cogorza, hasta devolver la base a Cuba, ya puestos, y así evitan la tentación de volver a usarla en el futuro.

Pero nada de eso ocurrirá. Obama va a terminar su primer mandato sin cumplir su promesa de cierre, de modo que ha puesto a su nombre la herencia abominable de Bush. Él se defiende diciendo que lo intentó, pero que no le han dejado. Pues vale, en su línea, como cuando días atrás firmó la nueva ley de defensa nacional, que incluye una cláusula que permite la detención indefinida y sin juicio de sospechosos estadounidenses y extranjeros. Al hacerlo dijo no estar de acuerdo con ese punto. Es su manera educada de taparse la nariz una vez más. Feliz aniversario, presidente.

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