Trabajar cansa

Hoy toca hablar del paro

 

Me sumo al coro de quienes aplauden la manera decidida en que el gobierno reaccionó ayer a la publicación de la EPA. Recordemos: a las nueve de la mañana, nada más conocerse el dato, el presidente convocó un gabinete de crisis en Moncloa, y llamó a los partidos de la oposición y agentes sociales para que se sumasen al mismo. A continuación, dirigió un mensaje al país y nos hizo saber que ni el déficit ni las reformas, que su prioridad era cortar la destrucción de empleo, y que esa misma mañana había telefoneado a Bruselas y a Berlín para exigirles que revisasen el calendario de déficit y decirles que, si ellos no lo hacían en Europa, él estaba decidido a cambiar la política económica desde hoy mismo, dado el fracaso de la austeridad y las reformas hasta ahora.

Vale, vale, no ocurrió nada de eso. El gobierno siguió su rutina, sus portavoces se acomodaron a la habitual retórica ("una tragedia", "inaceptable"), prometieron "trabajar con más intensidad" para combatir el paro, y alguno hasta recordó de pasada que este paro no era de Rajoy sino del gobierno socialista, al que que supongo habrá que colgarle los 2,7 millones de empleos destruidos desde el comienzo de la crisis, y los que todavía se seguirán destruyendo este año y el que viene.

En fin, yo mismo escribo hoy esta columna con una resignación fastidiosa, como asumiendo que hoy toca hablar de "el drama del paro" e impostar un poco la voz, recordar las historias humanas tras las grandes cifras y recurrir a cálculos llamativos de esos que antes hacíamos con los niños que morían de hambre en el tiempo que tardábamos en ver un anuncio de ONG: en 2011 se destruyeron 1.580 empleos al día, 65 por hora, un parado por minuto.

Pero nada: trimestre tras trimestre, después de superar los cuatro millones, y luego los cinco, nuestra capacidad de alarma está desbordada, y si Montoro, igual que adelantó unas horas el dato malo de la EPA para amortiguar el impacto, decidiese adelantarnos las EPAs de los próximos dos años y nos anunciase hoy mismo que cruzaremos la barrera de los seis millones, tampoco pasaría nada.

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