Trabajar cansa

Grandes éxitos contra la crisis

 

Recapitulemos, para apreciar en su totalidad la lista de los éxitos más recientes. En primer lugar, el gobierno despliega una agenda de reformas para hacer eso que Rajoy dice que sabe que hay que hacer: recortes, subida de impuestos, reformas, estabilidad presupuestaria... Todo lo necesario para recuperar la confianza. Resultado: aunque durante unas semanas parecía que nos sonreía la fortuna, seguimos donde estábamos, con la prima de riesgo disparada, mientras el Tesoro Público, tras unas pocas subastas favorables, vuelve a pagar intereses más altos.

Siguiente éxito: el problema financiero que estrangula la economía. El gobierno lo aborda con una reforma para sanear nuestra banca y que siga siendo esa banca campeona de la que estábamos tan orgullosos. Y ahí está: el mismo día en que el Congreso aprueba la reforma, los bancos se hunden en Bolsa, y Moody’s anuncia que revisará la nota de 21 entidades españolas. En cuanto al crédito, nadie confía en que vaya a fluir, sobre todo teniendo en cuenta que los bancos se están limitando a hacer ajustes contables mientras la gran balsa tóxica sigue ahí.

El próximo éxito, a la vista de los resultados a corto plazo de las anteriores medidas, parece obvio: la reforma laboral. ¿Adivinan cómo será la próxima EPA? La próxima, y la siguiente, y la de más allá, pues el gobierno ni se molesta en convencernos de que la reforma tenga algo que ver con la creación de empleo, y da por perdidos los próximos dos años. Y el mismo futuro triunfal podemos esperar del crecimiento, el consumo y hasta el sagrado déficit.

Por supuesto, el repertorio de éxitos no es exclusivo de este gobierno, tras el brillante palmarés del anterior; ni de este país, visto cómo le va a los vecinos.

Ante tal colección de victorias, caben varias explicaciones: echar la culpa a los griegos; insistir en que el problema de las reformas y ajustes es que siguen siendo insuficientes (hasta la reforma laboral se ve ya insuficiente, tras olvidar el derecho de huelga); o reconocer que son esas políticas las que nos llevan de derrota en derrota hasta la recesión final.

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