Traducción inversa

¿Pacto educativo?

Me pregunto si lleva a alguna parte esa foto del ministro de Educación, Ángel Gabilondo, con la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, sugiriendo la posibilidad de un pacto educativo entre los dos principales partidos. Por supuesto que el pacto es plenamente conveniente, porque no se puede seguir con el despropósito de cambiar de legislación cada vez que uno de los dos grandes es desalojado de la Moncloa. Pero pactar significa renunciar y no me imagino a qué estarían dispuestos a renunciar derecha e izquierda en favor del entendimiento. Por el momento es el PSOE  el que se maneja mejor con lo inaceptable, y no hay visos de ningún cambio al respecto. ¿Por qué, por ejemplo, el 90% de los alumnos inmigrantes están escolarizados en el sistema público,  mientras las escuelas privadas y concertadas seleccionan primorosamente a su clientela? Esto ha creado algunos guetos incómodos de digerir, pero el gobierno no ha dicho ni pío. También se arrastra, des del principio de la democracia, el despropósito de impartir clase de Religión Católica en los colegios públicos, cuando esta materia, en un estado aconfesional, debería estar presente exclusivamente en iglesias o en centros estrictamente privados.

  Son sólo algunos ejemplos. Al final, al PP lo único que parece preocuparle es un modelo donde se asegure la preeminencia escolar del castellano, como si este país no tuviera cuatro lenguas (que deberían ser) iguales en derechos y funcionalidades.

  ¿Pacto educativo? Habrá que ver los detalles, puesto que los fundamentos ideológicos parecen inamovibles. Deslicemos, en todo caso, un suave escepticismo.

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