Traducción inversa

El Cabanyal: la guerra continúa

  La primera semana completa del año nos trajo la alegría en forma de orden del Ministerio de Cultura, dictaminado que lo que pretendía hacer el Ayuntamiento de Valencia con el barrio del Cabanyal es un expolio. De pronto, la lucha de tantos vecinos, desde hace más de diez años, para impedir que la voracidad urbanística de Rita Barberá destruya un poblamiento arraigado en lo más profundo de la identidad valenciana (su luz, su arquitectura, su estilo de vida y también su lengua) encontraba un motivo para la esperanza.

  Frente a la satisfacción de los partidarios de la cultura, Barberá sólo ha podido exhibir una furiosa jactancia. Si el ministerio le impide arrasar el Cabanyal porque es un Bien de Interés Cultural,  pues se cambia enseguida la normativa autonómica para dejar paso libre a las excavadoras. He aquí, en su propio jugo, al típico conservador español, incapaz de conservar nada que no sea su ilimitada arrogancia.

  La lucha del Cabanyal –que aún no ha terminado- nos ha enseñado a todos que no hay que esperar nada de una derecha que saca la pistola cada vez que oye la palabra cultura. Lo triste es que son los mismos caraduras que, enfangados en la corrupción y el despropósito, cosechan una tras otra vergonzosas mayorías absolutas. Se forraron con la especulación urbanística y le explicaron a la gente que eso era "el progreso". Son de derechas hasta el tuétano y sin embargo, cuando se presentan a las elecciones, recurren sin pudor al lenguaje de la izquierda. "Expolio", sin embargo, era una palabra que aún no estaba en su diccionario. Pues ahí la tienen. La guerra continúa.

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