Traducción inversa

Economistas

Nada como una buena crisis para comprobar aquello que intuíamos, pero que nos resistíamos a verbalizar. La economía como ciencia, por ejemplo, como disciplina más o menos regulada por unas normas predecibles y fiables. Esta es su prueba de fuego, no hay que ser un lince para comprenderlo. Resulta conmovedor y bastante frustrante, en este sentido, asistir al espectáculo de tantos expertos en el tema ofreciendo una y otra vez explicaciones contradictorias para abordar el presente y sobre todo el futuro de la economía global y local.

  Desde hace dos años, abres un periódico y siempre hay un premio Nobel (como mínimo) que te lo explica todo. Tres meses más tarde, sin embargo, otro colega nos ofrecerá un análisis completamente diferente... con los mismos visos de credibilidad. Recuerdo, en este sentido, la ternura con la que se nos explicó que gracias al euro, países como España habían resistido con fortaleza el embate de la crisis. Pues bien: el otro día afirmaba Paul Krugman, desde su trono de gran gurú, que se trata precisamente de lo contrario: el euro es una rémora, puesto que si aún estuviésemos en la peseta podríamos haberla devaluado y haber salido del paso con más prestancia.

  Sí, amigos: economistas. Para unos la crisis ya está terminando, para otros 2010 será el peor año, para los más agoreros nos esperan diez años de sufrimiento, mientras los optimistas se limitan a asegurar que pronto saldremos del bache... hasta la próxima.

  Con lo que nos burlamos siempre de los meteorólogos y ahora resulta que predecir el tiempo es mucho más fácil que auscultar el corazón podrido del sistema.

Más Noticias