Traducción inversa

Toros y coherencia

  El debate entre taurinos y antitaurinos se resiste a clausurarse. Ya saben mis lectores que yo no soy equidistante pero puesto que vamos a tener que seguir hablando de esto mucho tiempo, no estaría de más pedir a los contendientes que afinen la coherencia de sus argumentos. No se puede, por ejemplo, estar a favor de prohibir la lidia en Catalunya (cosa razonable y modernizadora) para luego intentar blindar los encierros de los pueblos, como parece que pretende CiU. Los correbous de Tarragona (también llamados bous per la vila en el País Valenciano) son espectáculos deleznables que sólo estimulan a mozalbetes dispuestos a sacar a pasear su adrenalina humillando a reses más o menos bravas.

  Por otro lado, es obvio que esa defensa genérica de la libertad en la que se refugian los partidarios de la llamada "fiesta nacional" es digna de mejor causa. Nadie obliga a ir a los toros, dicen. Y es cierto, pero no se comprende que un argumento que puede servir para la tauromaquia no sea aplicable, por ejemplo, en el debate del aborto. Al fin y al cabo, presumo que muchos de los partidarios de la "fiesta" están en contra de la interrupción voluntaria del embarazo. Pues de eso se trata, muchachos: nadie obliga a abortar. Hay que proteger con uñas y dientes y con la misma convicción el derecho a culminar o no una gestación.

  Los más lúcidos de entre los taurófilos dicen ahora que hay que dejar morir la lidia en paz. Quizá tengan razón, pero no creo que los animalistas cejen en sus demandas. Ellos saben que,  como dijo Schopenhauer, "el que es cruel con los animales no puede ser un hombre bueno". Y ese es el tema.

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