Traducción inversa

Demasiado racional

Llegan noticias inquietantes desde Estados Unidos. Parece que ser que Obama, enfrentado al vertido de BP, ha puesto en un brete a sus asesores por su actitud demasiado "racional". El presidente ha sido objeto de comentarios críticos porque, ante los efectos del desastre ecológico, no ha abundado en escenificaciones emocionales ni efectos dramáticos de esos que tanto gustan al electorado de su país.

  Es bien sabido que los estadounidenses son ingenuos y emotivos. Necesitan ver en sus políticos cierta candidez a flor de piel. Quieren que reaccionen con las afectaciones de rigor ante las circunstancias para quedarse tranquilos. Pero Obama, claro, es un tipo demasiado inteligente ("racional", sí), demasiado correcto y, lo que seguramente es peor, con demasiado sentido del ridículo como para dejarse llevar por esa marea. No es Bush pero tampoco es Clinton. Y la pregunta es, ¿son necesarios los aspavientos teatrales en los políticos para resultar más creíbles?

  No creo que sean preferibles los políticos-actores que los políticos simplemente eficaces. Es obvio que la gente de la calle quiere identificarse con sus líderes, y por eso reclama en ellos los gestos pertinentes. Pero, como dice el propio Obama, no les contratamos para hacer ese papel. ¿Qué queremos, dirigentes que, ante la crisis económica, por ejemplo, se vistan con harapos y adelgacen algunos quilos para suscitar cierta conmovida empatía? Sitúen en ese contexto todos los comentarios sobre el "cambio físico" de Zapatero en las últimas semanas que han ocupado a cierta prensa que presume de seria. Demasiadas hojas para tan poco rábano.

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