Traducción inversa

Fuera del congelador

Es curiosa la vigencia, hasta en lo más nimio, de los conocidos versos de Machado: "Españolito que vienes/ al mundo te guarde Dios,/ una de las dos Españas/ ha de helarte el corazón". Se muere Santi Santamaria y enseguida hay quien, con el cadáver aún caliente, esgrime su rivalidad con Ferran Adrià (para ensalzar a uno y acabar de sepultar al otro, claro). Eso en la alta cocina. En otros fogones, los de la prensa, hemos podido asistir a la batalla entre Arcadi Espada y Javier Cercas, resuelta en una casa de citas (y no precisamente literarias). Parece ser que el almirante Espada no soporta que el periodismo se manche las manos con el pringue de la ficción, y está dispuesto a mentar a la madre para disuadir de ello a novelistas y otra gente de mala vida (de esos categorizados por Cela en La colmena: "Dos maricones y uno que escribe").

Jean Paul Sartre dijo que la vida era "una pasión inútil", pero nunca como en este tipo de disputas parece más evidente. Si tengo que elegir, yo me quedo, con Santamaria, en la defensa de la cocina tradicional y, con Cercas, en el maridaje fecundo entre realidad y novelería. Y sin embargo no puedo dejar de reconocer la genialidad transgresora de Ferran Adrià ni la coherencia profesional –la arrogancia sólo puede ser la maniobra de distracción de un ego problemático- con que Arcadi Espada defiende su estricto falansterio deontológico.

Como fanático, ya lo ven, sería un desastre. No moriría –ni siquiera dialécticamente- por ninguna opinión incapaz de mantenerse fuera del congelador. Y ya lo siento.

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