Traducción inversa

Apréndanse otra sigla: informe TALIS

Ha venido la crisis y todo el mundo parece haber vuelto los ojos hacia la enseñanza. De pronto, brillantes catedráticos, esforzados columnistas y expertos de relumbrón rivalizan por recordar a los gobiernos del mundo que, a mejor formación, menos paro. En el caso español, con un 30% de alumnos que no acaban la ESO (bastante lejos de los estándares europeos), parece más oportuna que nunca esta reflexión. En lo que no había caído este flamante coro de voces es en cuál es la varita mágica que puede solucionar el pertinaz atraso español. Ha tenido que venir el Informe TALIS (siglas del inglés Teaching and Learning International Survey) para explicarnos algunas obviedades. La más importante, que el clima escolar, aquello que va a determinar el futuro de cada alumno, depende más de las condiciones laborales del profesor que de cualquier otra circunstancia.

  Ni ordenadores per cápita, ni pizarras digitales, ni calamares en su tinta: un buen profesor es el único elemento que puede conseguir que una clase, independientemente de los orígenes y las realidades de cada alumno, funcione de verdad. Y esto es una verdad de Perogrullo especialmente sangrante en el ámbito de la secundaria, puesto que es el tramo donde se concentran todos los problemas educativos, lejos del oasis de primaria y de las nubes, los laureles y los privilegios universitarios.

  El profesor, simplemente (como en una novela de Frank McCourt). Disminuyan la ratio de alumnos por clase, auméntele el sueldo, mímenlo. Y él hará el resto. Era tan sencillo, que nos lo han tenido que decir en inglés, mira tú por dónde.

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