Traducción inversa

Huevos para todos

  La financiación de las comunidades autónomas podría ser sin duda una buena canción para este verano, pero me da en la nariz que el respetable no está por la labor. Es, digamos, un chicle demasiado masticado. Dilatar en exceso el final, por otro lado, no es un buen recurso, ni en la música ni el cine. Ni siquiera en las novelas policíacas, donde al asesino hay que ponerlo más o menos en su lugar en un plazo razonable para que todo quede atado y bien atado.   Por otro lado, todo parece formar parte de un guiñol demasiado previsible. Fuera cual fuera el resultado del sudoku, era obvio que el guión escrito hace meses incluía quejas, rasgar de vestiduras y proclamas de gran intensidad lírica. Sin embargo, a estas alturas, cualquier ciudadano informado y no excesivamente intoxicado por las arengas de la prensa patriótica entiende perfectamente que si hay comunidades, como Cataluña, cuya potencia económica redunda en una mayor contribución fiscal, tienen derecho a recibir una compensación adecuada por ello.  Esa imagen, un poco tosca, del catalán con sombrero de copa que se fuma el dinero con que se hubiera pagado al enfermero extremeño es sin duda divertida (digna de la mejor propaganda del antisemitismo clásico), pero ya sólo engaña al que se quiere dejar engañar. La realidad es más simple: para poder seguir siendo competitivas, Cataluña, Baleares, el País Valenciano y otras comunidades necesitan aumentar sus recursos per cápita. Digamos que se trata de no regatearle el pienso a la gallina de los huevos de oro. Denle usted pienso y habrá huevos para todos, brillantes y macizos.

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