La trama mediática

Fútbol no es fútbol

07-01.jpgA la vista de lo que se ha dicho y escrito después de la victoria de España en la Eurocopa, parece que Vujadin Boskov se equivocó en su famosa sentencia "fútbol es fútbol". Para ABC, desde luego, es mucho más, porque según su editorial de ayer, el gol de Fernando Torres sirvió para exaltar "el orgullo de millones de ciudadanos de exhibir sin ridículos complejos ni absurdos pudores su condición de españoles y su orgullo por la bandera nacional y por el escudo constitucional que los jugadores lucen en el pecho".

¿Excesivo? Pues en las mismas páginas, el pluriempleado Juan Manuel de Prada añadía dos huevos duros al sostener: "Hemos necesitado que once españoles en calzoncillos se pongan tibios a meter goles para descubrir que el amor a la patria no es pasión vergonzosa ni asquerosita, ni querencia propia de carcas o nostálgicos, ni parecidas zarandajas, sino amor actuante y salutífero, como lo es el amor a la propia sangre". Por si no quedaba claro el mensaje, el escritor zamorano, que más de una vez ha despotricado en público sobre el balompié, concluía con la vehemencia del converso: "Bastará con que vengan más goles de España; y, a su calor, nos volveremos a dar abrazos, que es la forma más jubilosa y arrebatada, más natural y tranquila, de ser españoles".

Ya vemos que los que saltaron al campo en Viena y ganaron merecidamente se jugaban algo más que la honra deportiva y los 214.000 euros por cabeza de la prima. En sus piernas estaba también la fórmula secreta para hacer que se despierte la españolidad en los lugares donde está dormida o ausente. Luis María Anson, desde las páginas digitales de El Imparcial daba ayer esa misión por más que cumplida: "Vascos, catalanes y gallegos están incluso más enardecidos que murcianos y alicantinos. Todos con España, todos con la patria común", escribía el académico, sin precisar en qué fuentes abrevaba.
Tanto ardor encontró, sin embargo, su jarro de agua fría en el editorial de Libertad Digital, que decía con solemnidad: "Para la minoría para la que España es una garantía de nuestras libertades y nuestros derechos, esta gran victoria no conlleva sólo alegría y satisfacción, sino un punto de amargura ante los éxitos de una nación que se marcha por el desagüe".

Escuece lo de la roja

En el mismo medio, esa amargura se tornaba en cabreo indisimulado en el blog de Pío Moa, a quien se le llevan todos los demonios cuando escucha el apodo de la selección española: "Los golfos de los medios basura dale que te pego con lo de la roja. Nadie la llama así, pero ellos cumplen la consigna. Conocen el valor de los símbolos. Los rojos son ellos. Ser rojo, en España: identificarse con la cheka", escribía el antiguo miembro del Grapo.

También Federico Jiménez Losantos echa las muelas con esa denominación: "Siempre había sido la selección nacional. Nunca se le había llamado la selección roja, pero es la única manera en que ellos asumen lo nacional: siempre que sea rojo. Esto en la guerra dio muy mal resultado", advirtió ayer el locutor en su arenga matinal en Cope.

Y creíamos que todo esto iba sólo de fútbol...

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