La trama mediática

Vista al norte otra vez

Abran paso, que vuelve la batalla del norte a dar cuerda a plumas y lenguas. "EA se convierte en el nuevo caballo de Troya proetarra", se adornaba El Mundo ayer en su primera para dar cuenta del penúltimo espectáculo de luz y sonido de la Izquierda abertzale ilegalizada en coproducción con el partido que fundó Carlos Garaikoetxea. Al quite, el editorialista extraía la conseja de la fábula y, de propina, afeaba la conducta del niño malo del PSE: "Lo ocurrido ayer debe servir de lección a quienes siguen abogando por un diálogo a toda costa para acabar con ETA, caso del socialista Txusito Eguiguren". Qué familiaridad.

También el autor de los editoriales hablados de Cope estaba creativo. Por lo menos, lo suficiente como para titular su pieza "Maniobras abertzales en la oscuridad". Ahí se acababa la lírica. El resto era una prosa por la que asomaba la patita: "Nada sería más dañino que sucumbir a la tentación de volver a las andadas y permitir el regreso de los batasunos a las instituciones".

Un momento: ¿Y si condenan las acciones de ETA, como siempre se les ha exigido? Pues tampoco. Lean al adelantado Ignacio Cosidó en Libertad Digital: "Ni siquiera una separación fehaciente entre Batasuna y ETA debe permitir a los cómplices políticos de los terroristas colarse en las urnas". Y si quieren otra versión de lo mismo, la tienen en el editorial de La Razón titulado "Pantomima de Batasuna": "La única posibilidad de que Batasuna pueda volver a la legalidad se producirá cuando ETA sea vencida y sus pistoleros encarcelados. Y para eso aún queda mucho trecho".

Nostalgia azul

Se le agolpan las preocupaciones al periódico de la mancheta azul. Ahora resulta que la gloriosa División de ese mismo color que combatió en Rusia no va a tener una presencia acorde con sus gestas en el Museo del Ejército. Y eso duele: "Parece que, según el departamento de Carme Chacón, si no se puede cambiar la Historia, lo mejor es suprimirla, despreciando así la vida y la muerte de muchos españoles que lucharon por sus ideales", echaba pestes el ofendido editorialista.

Un poquito más de nostalgia rancia y cañí para terminar. Firma, desde ABC, el chaval que descubrió su vocación de juntar letras leyendo "Flechas y pelayos", Juan Manuel De Prada: "Todo sea para que, cuando se vea con perspectiva (o perspetiva), Zapatero sea reconocido como el gobernante que nos restituyó lo que Franco nos había arrebatado: la miseria".

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