La trama mediática

Vuelve la serpiente en verano

No hay verano sin serpiente. Y mejor, si es la genuina, la que va enroscada en un hacha y, además de asesinar, da un sabroso caldo gordo a los medios de choque. Que nueve terroristas se arrepientan es una mala noticia y por eso La Gaceta la ofrece así a su parroquia: "Rubalcaba libera a todos estos asesinos etarras". Debajo, las fotos de los aludidos, y a pie de página, la descarga de ira de Carlos Dávila: "El Gobierno está soltando a los etarras y encima hace un cántico a su bondad sobrevenida. Esto no es que huela, es que hiede.¡Ah!, y que no nos digan que estemos callados, que éste es asunto de Estado. ¡Ni hablar! Ni Rubalcaba, ni Zapatero, ni acaso el PP, pueden orinarse en el abrigo de los muertos".

Para no perder comba en el cross del ultramonte, Libertad Digital se largaba un editorial titulado "Los etarras y el temor al castigo", que en realidad era una versión ligera de la columna firmada en su misma web por el colectivo GEES. La tesis, ya se lo imaginan, la del profeta Mayor Oreja: "Los socialistas negocian, y el Gobierno está utilizando la política penitenciaria para impulsar el nuevo 'proceso de paz' o la continuación del proceso, como el lector prefiera. En cualquier caso, la actitud de Rubalcaba demuestra que las negociaciones van en serio, que el proceso se ha acelerado y que los próximos meses serán decisivos para un nuevo proceso de rendición del Estado hacia ETA". En dos frases, cuatro veces la palabra 'proceso'.

La Razón: "Hay que dialogar"

A todo esto, La Razón apuesta por la negociación. Abandonen la cara de pasmo, que no es con los del pasamontañas y la pistola, sino con los controladores aéreos de frágil salud y astronómica nómina. "La solución, en el diálogo con los controladores", titulaba uno de sus editoriales. ¿En serio?, se preguntarán. Pues parece que sí, miren: "Es necesario subrayar que únicamente el diálogo traerá la solución. Especialmente cuando los propios controladores militares ven precipitada la medida y los pilotos se oponen a ella". Para los huelguistas del Metro de Madrid no se pedía el mismo trato.

El último regalo por hoy nos lo hace, desde las páginas de ABC, Antonio Burgos, que definía así a los mandatarios africanos recibidos recientemente por Zapatero: "Señores importantísimos, porque todos eran progres. Negros, pero progres: la progresía, como el amor, no distingue razas ni colores". La carcundia rancia, por lo visto, sí hace esa distinción.

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