La trama mediática

¡Santiago y gana España!

Que le den dos duros a Coubertain. Lo importante no es participar, sino ganar, como hicieron el mismo día Alonso, Contador y Lorenzo para delirio patriotero de los cantores de gesta de Diestralandia. "Del rojo al amarillo", marcaba la línea cromática La Razón para que El Mundo la redondease con un exultante "Rojo y gualda". Aún más hábil en el manejo de los símbolos, ABC titulaba "España se instala en la victoria", bajo una fotografía del patrocinador de la jornada, el apóstol Santiago. Tras él, en la imagen aparecía el cuarto triunfador del mágico domingo, Juan Carlos de Borbón, y al pie, su regia prez: "Ilumina a los políticos para que sirvan al interés general".

Para tener más opciones de ser escuchado, el morador de Zarzuela lo pidió, como subrayaba La Vanguardia, "en el marco de la Constitución". Razón de más para que el vetusto diario le diera dosis triple de jabón en su editorial: "En el cumplimiento ejemplar de las funciones que le atribuye la Constitución, el Rey de todos los españoles ha sabido conectar una vez más con la sensibilidad de la gran mayoría social". Y si les pica, so progres, coman ajos, que ya nos aclaraba el docto Ignacio Camacho que el invocado en la lucha contra los infieles no es santo para devociones melindrosas: "Matamoros y patrón de España: una celebración fastidiosa para un gobernante posmoderno".

Las confesiones de Zapatero

Eso último iba por Zapatero, que el domingo confesó a El País su insomnio... y otras intimidades que han irritado allende la línea azul. "Zapatero se jacta de ofrecer a ETA la anexión de Navarra al País Vasco", se desgañitaba ayer en primera La Gaceta con su proverbial y rentable histrionismo. Con ganas de no rezagarse en la hipérbole, Libertad Digital llamaba a su parroquia a armarse de palos reales para colocarlos en las ruedas imaginarias de la presunta nueva negociación: "No podemos permitir que Zapatero y ETA, cada uno desde sus propios intereses, se anoten otro éxito con la nueva negociación", se delataba el editorialista.

Aguardamos con ansiedad la opinión de los invisibles amigos yankis que rodean a César Vidal en sus vacaciones. Ayer nos presentó en La Razón a uno versado en la sentencia del Estatut: "Nadie puede entenderlo e incluso pronuncian expresiones irreproducibles. Es el caso de Tom, un veterano abogado sureño curtido en millares de pleitos. '¿Esa Casas es una enajenada mental?', me pregunta Tom". Otro agosto prometedor.

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