La trama mediática

La importancia de ser cordobés

Anuncian los clarines la hora de la suerte suprema para la llamada fiesta nacional al nordeste de la piel -qué dolor- de toro. Revuelto, el tendido carpetovetónico agita, no los pañuelos, sino la partida de nacimiento del renegado President. "El puyazo del cordobés" descabellaba a Montilla El Mundo en primera y añadía "El presidente de la Generalitat, el cordobés José Montilla, otrora aficionado a los toros, ha dado libertad de voto al PSC para que la puntilla a la Fiesta en Cataluña no quede sólo en manos de CiU".

Marcando taleguilla, La Razón se largaba una porrada de páginas protaurinas y su maletilla José Antonio Vera lanzaba también su estoque contra el Judas del arte de Cúchares: "Que un andaluz de Iznájar pueda cargar con el mérito de ser el president que abolirá las corridas taurinas no deja de ser llamativo. Me lo imagino mañana absteniéndose cual Pilatos en la votación del Parlament". Invitado a la capea del periódico de la divisa azul, el espontáneo Fernándo Sánchez-Dragó se lucía con la exageración: "Nunca en la Historia de España se había perpetrado un crimen cultural tan salvaje como lo será éste".

Desde la Cope defensora de la vida, el eterno sobrero Alfonso Merlos prefería embestir, para pasmo de propios y extraños, por el flanco económico: "En la Cataluña nacionalsocialista de la Esquerra, de Montilla y de Izquierda Unida quiebran el triple de empresas que en la Comunidad de Madrid". Síganle la corriente, digan olé y hagan como que el arranque tiene algo que ver con el debate.

Tapemos lo de Afganistán

Prudente, ABC reservaba su espada para cuando se acerque el momento de la verdad, y prefería echar un capote a los guardianes del orden mundial, descubiertos en flagrante renuncio. "Por si alguien no se había enterado, en Afganistán hay una guerra en la que están involucradas tropas españolas con una situación agravada en los últimos dos meses. Y a todos nos va mucho en ganar la guerra", justificaba el editorialista. Media playa más allá, Florentino Portero metía al mensajero en el saco de los malos: "Los responsables de Wikileaks, desde presupuestos morales, se han puesto al servicio de los islamistas difundiendo una información que facilitará el trabajo de aquellos que sostienen que la guerra ya está perdida".

Y para terminar, también en las páginas del vetusto diario, un regalo de Hermann Tertsch: "Mi contrato me exige al menos un par de frases serias por columna". ¿Un par?

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