La trama mediática

Hoy no hay huelga

Nueve de cada diez columneros siguen amorrados a la ubre del 29-S -¡para ellos sí ha sido rentable!-, pero ustedes no se merecen otra dosis de sobras recalentadas. Hay vida más allá de la huelga, o no me digan que no es nutritivo, por ejemplo, este pensamiento profundo de Alfonso Ussía en La Razón: "Ver un partido del Real Madrid es más aburrido que ir a una boda y bailar toda la noche con la propia madre. Ver un partido del Real Madrid es como ver una película interpretada por Federico Luppi".

¿Y algo con un poquito más de sustancia? A ver qué les parece este nuevo ejercicio de amnesia voluntaria de Juan Manuel De Prada en ABC: "En ambas zonas hubo [durante la guerra civil] hombres buenos que también fueron vejados en aquellos mismos años (donde se prueba que el sectarismo feministoide es la forma más cerril de sectarismo ideológico)". Pío Moa, desde Libertad Digital, puede añadir algo más. Franco era una ursulina con bigote. Casi ni mataba: "Franco consiguió todas sus victorias con un derramamiento de sangre bastante bajo. La guerra civil española fue menos sangrienta que la useña, aunque en esta última hubo una proporción desmesurada de mertes por enfermedad".

Dragó, celoso de Sostres

Tanta memoria histórica, y el 11-M, sin aclarar. Adivinen, por cierto, qué periódico decía lo siguiente en un editorial: "El maridaje político-judicial surgido en torno a la investigación oficial y a la sentencia del 11-M -ambas sospechosamente coincidentes a pesar de las muchas incógnitas que aún planean sobre el atentado- continúa gozando de buena salud". El Mundo, claro. No podía ser otro.

También en el diario pedrojotesco, Fernando Sánchez Dragó se ponía celoso del éxito de las demasías ultraliberales de su vecino de tintada Salvador Sostres y se vindicaba como el más políticamente incorrecto de la manada. Lean: "Deberíamos bajar los impuestos a quienes ganan o tienen mucho para que mejore la condición de quienes no están en ese caso. Los ricos, por su laboriosidad, perspicacia y espíritu de iniciativa, merecen un premio; los pobres, un castigo fiscal, ligero, para que espabilen".

Cosas mundanas, las anteriores, al lado de la visita del Papa, que aguarda de hinojos el editorialista de Cope. Catalunya, evangelizada de nuevo: "En Barcelona se hará patente la presencia viva de la Iglesia en un contexto de amplia secularización, donde es preciso encontrar nuevas formas de anuncio, de cultura y de caridad". Amén.

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