La trama mediática

Aquelarre en Moncloa

Echa las muelas La Razón por la foto que va a tener que publicar mañana. Ya saben, la de Zapatero con los treinta y pico principales del empresariado. Según Cristina López Schlichting, en el encuentro habrá algún que otro macho cabrío e invocaciones al Maligno. Anoten: "Lo del sábado es un aquelarre al que los empresarios no deberían haberse prestado". Y Alfonso Ussía, por un estilo: "Los empresarios no pueden doblegarse ante un poder que se diluye y ya no forma parte del futuro. La fotografía que aparecerá publicada el domingo se me antoja una obscenidad. Están ayudando al gran depredador de nuestra economía a mantenerse en el poder político".

En La Gaceta, Carlos Dávila mira la lista de asistentes y echa en falta a uno, Gerardo Diaz Ferrán. Intolerable, que no esté el que más sabe en este país de economías pufadas: "Es como si, puestos a charlar (que de otra cosa no se trata) con los sindicatos, en vez de llamar a los agónicos Toxo y Méndez hubiera convocado a los sucesores del Cojo Manteca, que algunos andan por ahí destrozando el mobiliario urbano". Que le pida cuentas al rey, que según publicaba en primera su periódico, es el patrocinador de la reunión.

Losantos no vota a Mas

Algo habrá que decir de las elecciones catalanas, ¿no? Por ejemplo, que ya sabemos que Federico Jiménez Losantos, si estuviera censado en la pecaminosa tierra, no votaría a Artur Mas, al que bañaba de epítetos en El Mundo: "Habla el cómitre, el tratante de esclavos, l'hereu que ha decidido despedir al capataz charnego y dirigir la plantación. Pero, repito, cuanto más piafe y cocee Mas, más gente se unirá al que se enfrente al tirano". Con menos aparataje calificativo, José Antonio Vera venía a decir lo mismo en La Razón: "De Mas inquieta que carezca del sentido de Estado que al menos tenía Pujol, y ese discurso de parvulario tan impropio de quien va a ser pronto presidente de Cataluña". Ahora, nostalgia de Pujol. Eso tenemos.

Y tenemos también a Hermann Tertsch diciendo cosas extrañas en ABC : "La alegría es socialista. Y ellos, la derecha, la oposición, los empresarios, los mercados, los saboteadores y traidores, los agentes financieros, todos ellos odian al Zapatero y a su socialismo alegre. Tenemos identificados a todos los miserables que quieren hundir esta fiesta socialista española. Habremos de ver qué hacemos con estos traidores. Porque son muchísimos". ¡Ah! Que era ironía. Ya pensábamos en poltergeist.

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