La trama mediática

Manu militari

Tras la última hazaña bélica aeroportuaria, Carpetovetonia piensa en verde y brama encendidas loas a los tercios salvadores. He aquí la de Edurne Uriarte en ABC: "El militar es aquel que hace el mismo trabajo que el controlador civil por unas diez veces menos de salario, sin ataques de angustia o de estrés, y sin que en ningún caso se le pase por la cabeza secuestrar a los ciudadanos". ¡Fiiiirmes, ar!

Mola mucho lo de Manu militari, y más que lo haría si, abierto el melón, este Gobierno melifluo se atreviera a aplicarle jarabe de tropa al molesto vecino del sur. Es lo que pide, heavy como su apellido, el senador del PP Juan Van-Halen en La Gaceta daviliana: "¿Por qué tanta delicadeza de Zapatero ante Marruecos y sus jerarcas en lugar de esgrimir la mano dura que ha mostrado a los controladores? ¿Qué se teme de Marruecos? ¿Qué calla Rabat? La opción manu militari, la firmeza, se entendería si no se convirtiese en debilidad cuando y con quienes le peta al presidente políticamente insepulto".

En medio de este fervor castrense, en La Razón se explaya el General Luis Alejandre Sintes bajo el título "Oigo, Patria, tu aflicción". Ya vimos en el 36 que un militar afligido es cosa de preocupar. Y a éste parece que la cuita le viene de largo: "Me aflige ver cómo hasta el concepto de servicio también está subvertido. Y aún me aflige más ver que estamos perdiendo la fe en nosotros mismos. Mientras, rebrotan en mi mente las trágicas décimas de Bernardo López, porque ¡sigo oyendo, Patria, tu aflicción!"

Anson, humorista

Para aflicción, pena, y congoja, la que producía ver a Luis María Anson metido a dialoguista dizque satírico en El Mundo. Su última aportación al patetismo literario se titulaba "Zapatero proyecta vender el Museo del Prado", y en ella ponía en boca del presidente de ficción supuestas gracias como ésta: "Tengo decidido cedérselo a Cándido Méndez como sede central de UGT. Mi política en favor de los derechos sociales permanece invariable". Rubor provocaba ver a pie de columna junto al nombre del perpretador la apostilla "de la Real Academia".

Habrá quien lo aplauda, como aplaude a rabiar el editorialista de ABC la filípica de Vargas Llosa en Estocolmo: "La cultura en español ofrece de este modo su mejor versión al más alto nivel internacional, a través de un creador que cada día se supera a sí mismo en la profundidad de sus discursos". Sí, profundidad de pozo séptico, mismamente.

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