La trama mediática

Nosotros no hemos sido

La noticia no es la masacre de Tucson. No por lo menos para La Razón, que se emplea a fondo para colocarse la venda antes de tener la herida: "La maquinaria demócrata usa la matanza para frenar al Tea Party", defiende a sus angelicales correligionarios de allende el océano el periódico de la mancheta azul. En idéntica acción de socorro, el editorialista de El Mundo balbucea que, hombre, estas son cosas que pasan: "Es cierto que determinados planteamientos políticos radicales pueden incitar al odio, pero esto no es una cuestión de hoy en Estados Unidos. Se ha dado en todos los países y en todas las épocas". Imaginen una disculpa así para un atentado islamista.

En Libertad Digital, vientre voluntario para la gestación de una versión española de la secta ultra, la excusatio non petita canta aun más. "El Tea Party no disparó a Gabrielle Giffords", titula su editorial, donde practica el ataque como mejor defensa: "Lo único que le ha importado a una parte de la izquierda -que en nuestro país incluye a la práctica totalidad de los medios de comunicación- ha sido crear un muñeco de paja a raíz de un drama humano para poderlo instrumentar políticamente".

Según ese teorema, resulta que hasta José María Carrascal es un rojo desorejado. Con el aval de sus muchísimos años en USA, el opinador escribía en ABC: "El debate civilizado ha sido sustituido por el ataque rabioso en Internet y la crítica razonada, por el insulto e incluso la amenaza, con mensajes claros de batalla: enemigos domésticos, disponed vuestros ejércitos, tomad las armas". Palabras de Carrascal, no de Noam Chomsky.

Tabaco Party

Ajeno al debate, el mandamás de Intereconomía, Julio Ariza, se concede a sí mismo una página de La Gaceta para promover la clonación del partido del té... pero sin té. Se trata de aprovechar -lo dice sin ambages- el cabreo de los fumadores condenados al fresco: "Rubalcaba y Zapatero son ya expresión del talante opresor y la mentira. El ‘tabaco party’ puede acabar siendo una bandera de enganche para millones de personas". Profunda ideología.

Resígnense. Estas cosas ocurren porque Dios quiere. Estas y todas, según el editorialista de Cope: "El universo no es fruto de la casualidad, como tratan de vendernos algunos gurús. Benedicto XVI nos propone leer el libro de la realidad para descubrir en él la firma de Dios, las huellas de un Creador que escribe utilizando la gramática de un amor que no defrauda". Claro.

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