La trama mediática

Plumas atómicas

La orquesta del Titanic nuclear sigue ejecutando sus piezas con los ojos cerrados a la evidencia. ¿Desastre nuclear? Eso es lo que quisieran ustedes, so rojos, farfulla desde ABC Hermann Tertsch, que de esto también sabe mucho: "Desde el sábado, algunos sectores de eso que más que izquierda ecopacifista es tribu ecoguerrillera y banda talibán, están literalmente impacientes en su angustiosa esperanza de que se funda algún reactor nuclear en Japón y se cumplan sus peores augurios de cataclismo". Medio grado más morigerado, su compañero de tintas Ignacio Camacho lamenta que unas explosioncitas de nada conviertan en prudentes a los cazavotos: "El accidente japonés va a aconsejar a los directores estratégicos no meterse en conflictos, lo que equivale a dejar el terreno libre a la ventajista alharaca apocalíptica".

Incluyan en la tal alharaca a Angela Merkel, a la que el editorialista de El Mundo manda un cariñoso recado: "No podemos volver a caer en la tentación de aceptar un debate ideológicamente contaminado. Angela Merkel, tan implacable con los demás en la exigencia de reformas económicas, dio ayer muestra de una cierta precipitación". ¡Vaya con Rotenmeyer! Nos ha salido una de esas ecologistas pancistas de las que berrea en La Razón José A. Gundin: "Fukushima es la baza oportunista para un ecologismo que perdía terreno en plena crisis económica, ante el encarecimiento del petróleo y la subida de los recibos de la luz y el gas. Ya han brotado en Europa las primeras manifestaciones de los antinucleares y, no tardando mucho, se trasladarán aquí al calor de la batalla electoral".

Y si pasa algo, ¿qué?

Pues sepan que ya se puede desintegrar la Tierra, que La Gaceta no piensa arriar su bandera atómica. "En el supuesto de que el desastre llegase a sus últimas consecuencias produciendo un Chernóbil japonés, lo peor que podríamos hacer es dejarnos llevar por el choque emocional asociado a tales desgracias", proclamaba su irreductible editorialista.

Como corolario a todo lo anterior, José García Domínguez nos regalaba desde Libertad Digital todo un autorretrato: "El Chernóbil de la demagogia ya ha estallado en las redacciones de los periódicos, cantera ahora mismo de una súbita inflación de avezados peritos en seguridad nuclear. Es sabido, en este negocio el más tonto fabrica relojes radiactivos". Él mismo es la prueba irrefutable de lo que dice.

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