La trama mediática

Viejos nuevos métodos

Churras, merinas y, si hace falta, conejos y serpientes. La chistera diestra es una colectera donde se junta y revuelve que es un primor. "Abertzales e indignados impiden detener a una líder de Batasuna", vocea El Mundo en primera. Un momentito, que eso se le había ocurrido antes a La Razón, como reivindica en su editorial: "No ha habido que esperar mucho tiempo para que se confirmara lo que La Razón avanzaba en su portada de ayer: que ETA utilizará los métodos y tácticas de los indignados para presionar y excarcelar a sus presos. En efecto, lo sucedido ayer en la localidad francesa de Bayona viene a darnos plenamente la razón". Entre nosotros, los tales métodos novedosos se usan desde hace tres décadas.

Pena que el episodio ocurrió en demarcación francesa y no se le puede culpar a Rubalcaba, a quien, no obstante, se dirigía así Miguel Durán desde La Gaceta: "Sabemos dónde guarda usted la mala idea, la mezquindad de pactar con terroristas para ver si in extremis Zapatero, usted y todos sus congéneres del arraigo al poder salvan su político y aposentado culo. ¡Qué poco, en verdad nada, protestan los indignados contra las chulerías y las coacciones de Bildu!". Otra de velocidad y tocino.

Progres y gilipollas

En ABC, más indignados, destacando entre ellos Antonio Burgos. Bien es cierto que lo que le hace echar las muelas es de otro tenor: "Se ha ordenado que incluso escribiendo en castellano pongamos Vizcaya con falta de ortografía, porque hay que decir Biscaia, ¡toma ya! Y hay que decir Gipuzkoa, con K, y sin U detrás de la G inicial, con lo que como yo no sé fonética vascuence (ni Dios lo permita), cuando la leo como Jipúzcoa".

La culpa es de los progres que son todos unos... Aguarden, mejor que se lo diga un tal Pablo Molina desde Libertad Digital: "Basta una mirada desprejuiciada a los personajes que fungen como líderes de opinión de ese submundo, sus declaraciones y sus conductas públicas, para darse cuenta de que no sólo hay gilipollas en el progresismo, sino que se trata de la categoría más extendida". La sartén y el cazo, ya saben.

Y a todo esto, lo que le preocupa al editorialista de Cope -ni idea de por qué- es el matrimonio homosexual, o sea, "un ejercicio revolucionario que pretende alterar por la vía de la ley uno de los pilares en los que se han sostenido y se siguen sosteniendo las sociedades desde el origen de los tiempos".

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