La trama mediática

Un asesino como nosotros

Primera página de La Gaceta: "El asesino de Noruega, obsesionado por Zapatero". Ni un pero que ponerle al enunciado. Sólo una pregunta: ¿Con quiénes comparte esa obsesión? Si contestan ustedes, les podrían llamar de todo. Mejor que lo haga el editorialista de El Mundo: "Aunque sus ideas son propias de un integrista, lo cierto es que exageraciones similares se deslizan a diario en algunos medios de comunicación".

¿Confesión antes de hacer autocrítica? El titular de la pieza pedrojotesca les hará ver que no: "Ni las ideas que guiaron al asesino de Oslo pueden ser criminalizadas". Y si aún les quedan dudas, aquí tienen otra ilustrativa sentencia: "Tan injusto sería identificar con la violencia a quienes creen que la identidad de Europa se diluye por culpa de un multiculturalismo que no está funcionando, como culpar al islam de que en su nombre actúe Al Qaeda".

Esa audacia casi exculpatoria contrasta con la sofoquina en otras cabeceras del ultramonte ante el hecho de que el criminal presuma de vivir en su mismo barrio ideológico. La Razón se desgañita para desmarcarse. "Sería deseable que nadie cayese en la tentación de utilizar políticamente algunas de las frases o parte del argumentario de Anders Behring, a fin de cuentas un criminal con serios trastornos mentales", anota el editorialista. El columnero Cefas hace el eco: "Los criminales, como el noruego Breivik, no tienen religión o ideología. Asumir que tenía alguna religión es un despropósito".

¡Era masón!

Metido a psiquiatra de bazar, Carlos Dávila pontifica: "Estamos quizá ante uno de los multiasesinos más crueles de la Historia y eso no se justifica sólo con argumentos manidos. De vez en cuando, el hombre se convierte en un criminal y eso ni siquiera con la ciencia en la mano se puede explicar". Colaría si no fuera porque el día anterior, la hoja que dirige quiso colgarle el asesino a los de la acera contraria con este titular que roza el chiste macabro: "La Izquierda oculta que el asesino es masón".

Queda eso en la hemeroteca, junto a la columpiada de Hermann Tertsch en ABC, que el sábado explicaba las claves de la matanza así: "[Noruega] es una nación defensora de los valores occidentales, lejos de los relativismos culturales en boga en otros lares. Plenamente solidaria con Dinamarca en la crisis de las caricaturas de Mahoma. Y con un imán de Al Qaida en la cárcel". Glups.

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