La trama mediática

No corras, que es peor

La realidad carpetovetónica desmocha cualquier intento satírico. Esta gavilla de copia-pegas apostillados que están leyendo ahora mismo llevaba ayer por título "No empujen". Había un animus choteandi que se quedó congelado al ver que José Antonio Vera encabezaba su columna de La Razón así: "Sin atosigar". La diferencia es que lo suyo iba completamente en serio. Y aun añadía: "Rajoy hará bien en no dejarse atosigar por los que simplemente quieren asfixiarle con urgencias, discursos y convocatorias de ruedas de prensa que no hacen falta en este momento".

Ya ven qué cosas. Antes del 20-N, cada segundo era oro; ahora correr es de cobardes. Y de necios, según el editorialista de Cope, que bautiza su pieza "Espera prudente". Todo un elogio de la tortuga: "Haciendo gala de su conocida prudencia, Mariano Rajoy no parece dispuesto a forzar las cosas más allá de lo que marca la ley". En el editorial de ABC, más zen. "Los tiempos de Rajoy", lleva por título. Al argumento principal sólo le falta fondo musical de chill out: "Para España sería un escenario negativo que Rajoy asumiera en este momento un protagonismo competidor con la función que aún corresponde a Rodríguez Zapatero".

Vietnamita en un búnker

Unas páginas del vetusto diario más allá, Ignacio Camacho advierte que nada ni nadie va a reventar las meditaciones marianas: "Lleva tres días metido en el búnker y está dispuesto a resistir como un vietnamita bajo los bombardeos". Claro, ¿qué prisa hay? Tiene cuatro años por delante. Peor lo tienen otros, viene a decirnos, sin sonrojarse ni nada, Martín Ferrand: "A quien de verdad atosiga el calendario es al PSOE". Esa es buena, ¿eh?

Pues tampoco se queda atrás la de Carlos Dávila en La Gaceta: "¿Por qué no presionan a su admirado y extinto presidente para que adelante los plazos y termine de hecho con la pesadilla? Será porque necesitan días y días, digo yo, para quemar papeles. Toneladas de basura". No hay mejor defensa que un un buen ataque.

Y como prueba del nueve y sublimación de esa máxima, lo que anota, derrotando por lo macabro, el editorialista de Libertad Digital: "Dicen que el Cid fue capaz de ganar batallas hasta después de muerto. Zapatero está demostrando que es capaz de perderlas para España hasta después de que los electores le hayan matado políticamente". Anda que no le van a sacar rendimiento al presunto cadáver. O a su fantasma.

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