La trama mediática

Había una vez...

El Ringling, el Price, el de Gabi, Fofó, Miliki y Fofito, y ahora también, para todos los niñas y niñas de la España roja... ¡tachán!, el que viene anunciado en la primera de La Razón de esta guisa: "El circo de Garzón". Pasen y vean al editorialista del diario azulón en labores de presentador a pie de pista: "Acompañado por una variopinta troupe de abogados, juristas y predicadores de la llamada justicia alternativa, más preocupada por juzgar a dictadores de hace 70 años que por perseguir a los actuales (véase Fidel y Raúl Castro), Garzón se sentó ayer por segunda vez en el banquillo".
A lo que se ve, el espectáculo no es del gusto de un rellenaespacios de Libertad Digital que atiende por Pablo Molina. Esperando una palmadita en el lomo de su jefe, Don Federico, anotaba: "Han tenido durante casi ocho años a un presidente del gobierno tan revanchista como todos ellos, una ley que reescribe la Historia a su gusto y una carretada de millones de euros para financiar las actividades más sectarias. ¿Todavía exigen más? Poco frío pasan a las puertas del Supremo".

Pelillos a la mar

Desde Cope, junto a la excomunión para la banda que mancha el buen nombre del nacionalcatolicismo, una rueda de molino directa a la glotis. Traguen y callen: "En la transición no hubo olvido, se tenía muy presente lo que había sucedido en la República y en la Guerra Civil y se apostó por la reconciliación". El que diga lo contrario, al infierno o al banquillo. ¿Qué importancia tienen unas cuantas decenas de miles de muertos en las cunetas? Agua pasada que no mueve molino. (*)
Mucha atención, que va la sorpresa de la jornada, localizada en la primera página de La Gaceta. Sobre el inconfundible sombreado azul que cobija su subyugante prosa, Carlos Dávila titulaba para asombro de propios y extraños: "Apoyo a Público". Como lo leen. Luego, claro, venía la colleja, dirigida a este humilde copiapegador: "El mismo día en que me pronuncio así un individuo me llama troglodita y afirma que olemos a búnker y naftalina. Los mendrugos también tienen derecho a escribir". Ciertamente, él es la prueba viva de eso último. Que sea por muchos años.

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(*) Se ha suprimido una cita incorrectamente atribuida a Santiago González en El Mundo. Como algunos lectores me han hecho ver, se trataba de un pasaje de El País que el autor recogía en su columna. Podría inventarme mil excusas o hacerme el despistado, pero lo cierto es que se trata de un error injustificable. Simplemente, me la comí. Pido perdón por ello.

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