Un paso al frente

La extrema derecha acecha a las asociaciones militares

En los últimos años se han producido movimientos de la extrema derecha para apoderarse de asociaciones de militares, policías y guardias civiles. Son conscientes que los distintos gobiernos, ya se trate del PP o del PSOE, han maltratado sistemáticamente a estos colectivos y ello les genera una oportunidad que no piensan desaprovechar. Además, siempre se han movido en las coordenadas de la impunidad (en España a diferencia de Europa no es delito la exaltación del fascismo), lo que ha generado episodios tan lamentables como el reciente manifiesto franquista firmado por 181 altos mandos militares, 30 de ellos generales.

Ejemplos obvios del interés que generan estos espacios podríamos encontrarlos en la exclusiva de Público que informó que Jusapol sería una organización fagocitada por Ciudadanos o los intentos de Vox y Hogar Social Madrid de apoderarse del movimiento de militares ‘45sindespidos’. Movimiento que, sin haber quedado supeditado a la extrema derecha, tampoco se ha desvinculado de la misma. Y no lo ha hecho porque, ante la falta de soluciones políticas o proyección en los medios de comunicación de sus reivindicaciones, la desesperación les lleva a aceptar cualquier ayuda, por pestilente que sea.

Esta situación, además, está emponzoñada por los reiterados engaños y menosprecios del bipartidismo. Pongamos, por ejemplo, el incumplimiento por parte del PSOE en estos dos meses de gobierno de lo que ellos mismos apoyaron como oposición hace seis meses: paralizar la expulsión de militares mayores de 45 años. La exmilitar Zaida ya ni se pone al teléfono, según El Confidencial Digital.

Los militares, también los guardias civiles y en menos medida los policías, conforman un colectivo que no se ha equiparado a los estándares europeos en lo referente a sindicatos, derechos y libertades (en España los militares no tienen sindicatos y sigue existiendo la justicia militar). Esta anomalía con el resto de Europa genera una precariedad laboral que tiene su máximo exponente en la expulsión de militares a los 45 años de edad, pero ni mucho menos se trata del único problema: acosos, agresiones, corruptelas, negligencias mortales...

Otro factor que está abriendo las puertas de par en par las puertas del mundo asociativo a la extrema derecha es el fracaso del asociacionismo militar, ejemplarizado en la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME).

El fracaso de AUME

AUME estaba llamada a liderar el asociacionismo militar tal y como lo hacen sus ‘hermanas mayores’, el Sindicato Unificado de la Policía (SUP) en la Policía Nacional o la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) en la Guardia Civil, de las que brotó. De hecho ha contado con una posición dominante en los medios de comunicación, especialmente en El País, hasta el punto de resultar el resto de asociaciones casi desconocidas por periodistas dedicados a la defensa y por la ciudadanía en general. Casi ningún medio las nombra siquiera. Sin embargo, el desplome de la influencia de AUME en los últimos cinco años ha sido incontestable, según datos del Portal de Transparencia, y lo ha sido en un contexto de gran crecimiento asociativo: se ha pasado de 5.316 socios el 1 de enero de 2012 a 16.181 socios a fecha 31 de diciembre de 2017.

La extrema derecha acecha a las asociaciones militares

Este incremento, que se ha producido en las tres escalas de las Fuerzas Armadas, ha sido especialmente pronunciado en la escala de los militares de tropa. Así, en el periodo mencionado, mientras los oficiales (de 320 a 726) y suboficiales (de 2.895 a 4.550) han duplicado (o casi) su número de socios, la tropa lo ha cuadriplicado (de 2.101 a 8.491).

La extrema derecha acecha a las asociaciones militares

En estos cinco años de intenso crecimiento asociativo, AUME ha pasado de ser el líder indiscutible en el año 2012, año en el que acumulaba el mayor número de socios del mundo militar y era el dominante en todas las escalas, a una posición marcadamente residual: ha perdido el liderato de las asociaciones militares (4.015 socios por 3.787) en favor de Asociación Profesional de Suboficiales de las Fuerzas Armadas (ASFASPRO) y no es la más numerosa en ninguna de las escalas (en oficiales la asociación más representativa es la Asociación de Militares de Complemento de las Fuerzas Armadas, AMCOFAS, con 333 socios; en suboficiales domina la mencionada ASFASPRO con 3.806; y en tropa lidera la Unión de Militares de Tropa, UMT, con 3.508 socios).

La extrema derecha acecha a las asociaciones militares

Más allá de los números absolutos, existe un dato mucho más revelador. Si bien es cierto que AUME ha aumentado su número de socios de forma muy ligera (de 3.587 socios en 2012 a 3.787 en 2017), no lo es menos que su pérdida de influencia ha sido notoria, pasando de representar en el año 2012 el 67% de todos los militares asociados a aglutinar en el año 2017 solo el 23% de los socios. Y la situación no parece que vaya a mejorar.

La extrema derecha acecha a las asociaciones militares La extrema derecha acecha a las asociaciones militares

Resulta muy complejo encontrar la razón del desplome de AUME, pero quizás se deba a una confluencia de múltiples factores. Entre los cuales, posiblemente, haya tenido gran relevancia el bajo perfil combativo de la asociación, lo que quizá se encuentre íntimamente relacionado a que Jorge Bravo y Mariano Casado, los rostros más reconocibles de la misma, consiguieran una vacante de libre designación privilegiada en el caso del primero y un puesto en el Observatorio de la Vida Militar en el caso del segundo. Tampoco ha pasado desapercibido en el mundo militar que una más que considerable y cuestionable cantidad de dinero de las cuotas de los socios de AUME ha terminado en el bufete jurídico de Mariano Casado, Aservicil.

El bloqueo asociativo y las garras de la extrema derecha

Más allá de cuál haya sido la razón de este desplome, resulta innegable que ha tenido como consecuencia directa el nacimiento de gran cantidad de asociaciones y su desarrollo más o menos exitoso en cortos periodos de tiempo. Así, por ejemplo, tanto ASFASPRO, la asociación de suboficiales actualmente líder en la milicia como las numerosas asociaciones de tropa casi inexistentes en el año 2012 (UMT, ATME o Asociación de Tropa de Militares Españoles y AMTM o Asociación de Militares de Tropa y Marinería), han duplicado o triplicado su número de socios.

El panorama actual de bloqueo asociativo, que ha quedado patente en el fracasado intento de movilización de militares del pasado 12 de mayo, en el que apenas lograron movilizar unos pocos militares y la mayoría de ellos fueron aportados por ‘45sindespedidos’, resulta ideal para la cúpula militar, pero también para la extrema derecha.

Todo ello debe hacer reflexionar al actual Gobierno sobre la necesidad de aportar una solución inmediata al despido de los militares de 45 años de edad y adaptar a la realidad europea el mundo castrense español dotándolo de sindicatos, eliminando la justicia militar y otorgando los derechos y las libertades que los militares, como ciudadanos que son, merecen. Molestará a la cúpula militar, y mucho, también a la extrema derecha, que en una gran cantidad de casos viene a ser lo mismo, pero vacunará a las Fuerzas Armadas españolas de un virus que podría volverse contra la ciudadanía. Todavía está caliente el manifiesto franquista y hasta el mismísimo Franco, yo no esperaría más.

 

Luis Gonzalo Segura, exteniente del Ejército de Tierra y autor de 'El libro negro del Ejército español'.

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