Un paso al frente

¿Venderán Felipe VI, Juan Carlos I y Pedro Sánchez sierras eléctricas a Arabia Saudí?

¿Venderán Felipe VI, Juan Carlos I y Pedro Sánchez sierras eléctricas a Arabia Saudí?
El rey Felipe y el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salmán, en el Palacio de la Zarzuela. EFE

El grotesco, cruel y sangriento asesinato del periodista crítico saudí Yamal Khashoggi, con una sierra eléctrica de por medio despedazando y decapitando como si de una película 'gore' se tratase, ha tenido y está teniendo consecuencias no menos terroríficas para España y Occidente en general.

Golpe irreversible al 'blanqueamiento' de imagen occidental de Arabia Saudí

Para empezar, este asesinato supone un golpe severo y, seguramente, irreversible a la campaña de 'blanqueamiento' de imagen del terrorífico reino saudí. Un país en el que se ejecutan al año a cientos de personas por 'delitos' como homosexualidad, adulterio, ateísmo o disidencia (un total de 146 ejecutados en 2017 y un incontable número de detenidos y encarcelados).

A pesar de las execrables ejecuciones, Occidente se ha empeñado más que nunca en 'blanquear' la imagen de la familia real saudí, hasta el punto de pasearse esta por Europa o Estados Unidos como si de una respetable y democrática familia se tratara (Mohamed Bin Salman, heredero al trono saudí, visitó Estados Unidos, Reino Unido, Francia o España en el primer semestre de 2018). Pero es que, incluso, se ha llegado a integrar a Arabia Saudí en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, puesto que, si siempre generó descrédito para la ONU, en estas fechas alcanza un umbral de desazón casi insoportable tanto para la organización como para sus componentes.

El gobierno socialista queda descuartizado ante el asesinato

A nivel local, si el asesinato del colaborador del Washington Post ha supuesto un duro golpe a la campaña de blanqueamiento de imagen internacional del pavoroso estado saudí, para todos aquellos que, por propia voluntad o impuesta, han participado de la misma supone un descrédito incalculable. Pensemos en España, por ejemplo.

En nuestro país, las delirantes expresiones exculpatorias vertidas por Pedro Sánchez, Margarita Robles, Isabel Celaá o Josep Borrell con motivo de la 'Crisis de las bombas de precisión' (la venta de 400 bombas de precisión a Arabia Saudí en agosto de 2018) pasan de esperpénticas a absolutamente abominables.

Por ejemplo, Pedro Sánchez afirmó en relación con la referida venta: "La política es materializar unos ideales, claro que sí, pero la política también es anteponer o priorizar. Y yo prioricé mantener las relaciones económicas y comerciales con Arabia Saudí y garantizar los puestos de trabajo a la Bahía de Cádiz y a la empresa Navantia".

Margarita Robles llegó mucho más lejos que el presidente del Gobierno, pues aseveró que "Arabia Saudí es un país serio" y que las relaciones con los saudíes "han sido siempre fuertes y sólidas".

Más extravagantes fueron las argumentaciones de Isabel Celaá o Josep Borrell, que optaron por afirmar que al ser las 400 bombas vendidas a los saudíes de precisión ello terminaría con las muertes de civiles en Yemen, país bombardeado desde 2015 por los saudíes (más de 6.000 muertos y más de 10.000 heridos; de todos ellos, más de 5.000 niños).  Isabel Celaá afirmó que las bombas vendidas eran "de alta precisión y no se van a equivocar matando a yemeníes" y Josep Borrell aseveró que las bombas eran "de precisión, sin efectos colaterales".

Y Felipe VI o Juan Carlos I, decapitados por el escándalo

Si los líderes socialistas, que tanto se esforzaron por justificar la venta de armas a Arabia Saudí, quedan despedazados ante tan cruel matanza, los reyes de España, Felipe VI y Juan Carlos I, quedan políticamente decapitados. En un momento en el que la aversión hacia la monarquía parece extenderse sin posibilidad de ser retenida o reconducida (recordemos los episodios vividos por la Felipe VI en Mallorca, cuando se negó a ayudar con una escoba a un joven tras las inundaciones, o en los Premios Princesa de Asturias, celebrados en Oviedo, donde fueron abucheados), la escabechina deja a ambos reyes en una pésima posición.

Porque si conocidas resultan las múltiples denuncias de comisiones en venta de armas, obras o petróleo, las cuales no fueron investigadas jamás por dos motivos —1) Por la más que injustificable inviolabilidad jurídica de los reyes en España; y 2) La incomprensible oposición de los partidos monárquicos PP-PSOE-Cs—, pocos desconocen a estas alturas que nuestra familia real guarda una relación especial con la saudí. De hecho, Felipe VI ha visitado Arabia Saudí en al menos dos ocasiones y ha recibido la visita del heredero saudí en otra ocasión. Demasiadas para un país denunciado por crímenes de guerra y genocidio en Yemen.

El eje monárquico PP-PSOE-Cs salpicado por la sangre de Yamal Khosshagi

Efectivamente, si el gobierno socialista y la monarquía quedan seriamente amputados ante la decapitación del periodista crítico saudí, los tres partidos monárquicos (PP-PSOE-Cs) quedan, al menos, salpicados por tan horrible homicidio. Entre otras cuestiones, porque estos tres partidos, especialmente el bipartidismo (PP-PSOE), han sido reiteradamente los protectores de la monarquía y los obstáculos que han impedido que la misma sea fiscalizada e investigada. Recordemos las recientes revelaciones de una conversación en la que Corinna, amiga íntima del rey Juan Carlos para unos —y amante/comisionista para otros— afirmaba que el monarca cobraba comisiones y cometía malas prácticas cuando no actividades delictivas.

La doble moral de Occidente en entredicho

Si la campaña de 'blanqueamiento' y los 'blanqueadores' de imagen salen especialmente mal parados del atroz y salvaje crimen perpetrado en la embajada saudí en Turquía el pasado 2 de octubre, la doble moral de Occidente no queda indemne de lo acontecido. Escuchar ahora voces de Alemania, Francia o Reino Unido criticando a Arabia Saudí, incluso la primera de ellas suspendiendo la venta de armas y solicitando a los demás países que sigan su camino, deja un sabor enormemente amargo a los devotos de los derechos humanos, al menos si recordamos las continuas violaciones en esta materia o los vínculos saudíes con el terrorismo y el Estado Islámico.

¿Vale acaso más la vida de un periodista del Washington Post, uno de los nuestros al fin y al cabo, que más de 17.000 yemeníes?  ¿Vale acaso más la vida de un periodista del Washington Post, uno de los nuestros al fin y al cabo, que la creación y el sostenimiento del Estado Islámico y el fomento de las ideas más radicales en el mundo musulmán que terminan en atentados tanto en Occidente como fuera de él?

Porque, llegados a este punto, cabe preguntarse ¿por qué no se censuró al país saudita y se suspendió la venta de armas mucho antes? ¿por qué Occidente estuvo lucrándose con el genocidio y los crímenes de guerra en Yemen aumentando la venta de armas a los sauditas? (los países que más armas vendieron a Arabia Saudí mientras acontecía el mencionado conflicto armado fueron, por este orden, Estados Unidos, Reino Unido, Francia, España y Alemania).

España, ni siquiera hipócrita

Pero si la doble e hipócrita moral occidental queda seriamente cuestionada tras la sierra eléctrica que descuartizó a Yamal Khasshogi, el silencio español y la negativa de PP-PSOE-Cs a suspender la venta de armas a los saudíes, resulta tan hiriente y espeluznante como el estruendo de la sierra eléctrica decapitando al periodista crítico saudí.

España ya priorizó la venta de armas a los derechos humanos y los genocidios comportándose exactamente igual que las empresas alemanas ante el Holocausto nazi, pero ahora va más allá al mantener, contra la opinión pública mundial, una venta de armas ya del todo punto insostenible, injustificable e inmoral.

¿Acaso pretenden Felipe VI, Juan Carlos I y Pedro Sánchez vender también las sierras eléctricas a los sauditas?

 

Luis Gonzalo Segura, exteniente del Ejército de Tierra y autor de 'El libro negro del Ejército español'.

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