La Universidad del Barrio

Curso de Economía: una mirada sistémica para cambiar el sistema

euroes-994852_1280¡Queda inaugurado el curso en la Universidad del Barrio! Para quien no lo conozca la Universidad del Barrio es un espacio de encuentro, debate y difusión de cultura histórica, económica, política y artística, y cuyas sesiones tienen lugar (los lunes) en el Teatro del Barrio desde que, hace dos años, este proyecto iniciara su andadura. Y son también dos, al menos de momento, los ejes que conforman las temáticas tratadas en esta universidad popular: la historia y la economía, aunque ambas desde una perspectiva amplia y sin duda, crítica. En este sentido, el curso de economía pone este año el acento sobre la necesidad de analizar la economía desde una mirada sistémica, trascendiendo­­ la estrechez de miras de los economistas convencionales, que a menudo solo tienen en cuenta la economía de mercado capitalista.

Una mirada sistémica de la economía significa, de entrada, partir de un punto de vista que nos permita definir la economía más allá de su enfoque teórico, contrariamente a lo que sucede con la economía mainstream (la economía neoclásica).  Y es que ante la pregunta de ¿qué es la economía?, todo "buen economista" se ceñiría a su definición canónica: algo así como el estudio de la elección racional que vendríamos a hacer todas las personas entre distintas alternativas, tratando de sacar el máximo provecho de los fines, utilizando medios escasos, y mediante un cálculo deliberado y sistemático de las distintas alternativas (el famoso homo economicus). Lamentablemente, esto es lo que, salvo algunas notables excepciones, se enseña en las facultades de economía y los institutos, lo cual resulta bastante limitado si la economía está destinada al estudio de la actividad económica, al igual que la química permite estudiar las sustancias químicas, la biología los seres vivos, etc. ¿Y qué es la actividad económica? Pues básicamente, es la actividad mediante la cual se producen, distribuyen, intercambian y consumen bienes y servicios precisados por la sociedad. Y a esta sociedad la conforman personas con necesidades humanas y desiguales posiciones de poder (ya sea por clase social, raza, género, etc.) que inciden en la satisfacción de las anteriores que están presentes en todos esos ámbitos de la actividad económica. El conflicto surge, por tanto, de forma inevitable. De ahí la borrosa frontera existente entre la economía y la política, como puede observarse en la historia y las instituciones que desempeñan, en ambos casos, un papel primordial en la práctica económica. La mirada sistémica nos permite, así, concebir la economía como un subsistema de otro sistema más amplio, que es el sistema social, de modo que, al referirnos a la actividad económica no bastará con limitarse a una representación general de la misma sin hacer referencia a las características peculiares del sistema (socio)económico actual: el capitalismo.

Una mirada sistémica de la economía significa también partir de la comprensión de que las personas somos intrínsecamente interdependientes en la medida en que, en tanto que seres encarnados en cuerpos vulnerables, dependemos del trabajo de otras personas para vivir. Pensemos simplemente en nuestra infancia, en las personas mayores, en las personas con algún tipo de diversidad funcional, o en nosotras mismas cuando enfermamos. Todos estos trabajos de cuidados no los tiene en cuenta la economía convencional, pues suceden en el ámbito doméstico. Sin embargo, son tan indispensables para la subsistencia, el bienestar y la reproducción de la población como el trabajo mercantil, el empleo, si bien la creciente precarización laboral lo pone cada vez más difícil. Además, esto sucede en el marco de sociedades patriarcales, de modo que los trabajos de cuidados (o trabajos reproductivos) han sido, y siguen siendo, esencialmente (e injustamente) realizados por las mujeres. Al cubrir, con frecuencia, ambos frentes (empleo y cuidados), muchas mujeres se encuentran hoy con una suerte de "doble jornada" (especialmente ampliada con los recortes en las políticas de bienestar), cuando no se contrata (si se puede económicamente), a otras mujeres procedentes de otros países en los que dejan de cubrirse otros trabajos de cuidados.

Una mirada sistémica de la economía implica, igualmente, comprender que de la misma manera en que el sistema económico es un sistema abierto a un sistema social, más amplio, el sistema socioeconómico en su conjunto es a su vez un subsistema del un sistema natural, que podemos denominar ecosfera, regido por unas leyes determinadas que no son ajenas a los procesos de producción y consumo. Esto pone de manifiesto que somos también ecodependientes.  En definitiva, volviendo a la representación general de la actividad económica: antes de la producción está la extracción de recursos naturales, ya sean aquellos que se renuevan mediante ciclos a un ritmo determinado (recursos renovables) como son los bosques, los cultivos agrícolas, las pesquerías, etc. o los recursos extraídos de la corteza terrestre (recursos no renovables), como pueden ser los productos de cantera que han nutrido sucesivas burbujas inmobiliarias, los metales que contienen nuestros múltiples aparatos electrónicos o el petróleo y el gas que nos permiten transportar mercancías y personas a lo largo de largas distancias y calentar nuestros hogares. La imagen solo quedará completa si tenemos también en cuenta que una vez consumidos, los productos se desechan. De hecho, si afinamos un poco más, en todas las fases del proceso se generan residuos (sólidos, líquidos o gaseosos) que son asimilados por los sumideros naturales aunque con unos límites de saturación, por encima de los cuales se produce la contaminación y el deterioro ecológico como pone de relieve el cambio climático. De la misma manera, la extracción de recursos tiene también límites, tanto por la superación de los ritmos de renovación de unos, como por la escasez intrínseca de los otros, como ponen de manifiesto los picos de extracción de petróleo y de toda una variedad de minerales.

Ecodependencia e interdependencia fueron ejes transversales en la brillante a la vez que pedagógicamente clara exposición –como así lo remarcaron y aplaudieron los y las asistentes– de Yayo Herrero en la primera de las sesiones del curso de economía de la Universidad del Barrio, el pasado 16 de noviembre. Así pues, Yayo sentó las bases de esta mirada con la que este curso se inicia, desembocando su discurso en una crítica a la noción de trabajo (reducida hoy al concepto de empleo) y a la noción de producción de la –lamentablemente predominante– escuela neoclásica que reduce todo valor a lo monetario, subyaciendo a ello dos mitos: el incuestionado tótem del crecimiento y el mito del desarrollo. Y a partir de estos mimbres, los cestos derivan en una cesión de la organización de la vida de las personas al mercado, cuyo objetivo no es satisfacer las necesidades humanas, sino maximizar los beneficios empresariales. Para salir de esta lógica para transitar hacia derroteros socialmente más justos y ecológicamente más sostenibles habremos de ser muy conscientes de que debemos de caminar por encima de un suelo de necesidades humanas que tienen unos mínimos que cubrir, al tiempo que por encima tenemos un techo ecológico que no debemos de superar.

Siguiendo con el ánimo de transmitir una visión amplia y crítica de la economía, la segunda sesión del curso, de la mano del profesor Fernando Estévez, nos permitió conocer un poco más esa diversidad de escuelas en economía frente a la supuesta unicidad de la "ciencia económica", que tiene mucho más de ideología que de ciencia como nos hizo ver con lúcida ironía el profesor. Con su oportuna aunque quizás involuntariamente teatralizada intervención el pasado 30 de noviembre, el ponente logró además arrancar más de una carcajada entre el público, lo cual, hablando de economía, no deja de ser inesperado, si bien hace que la escucha sea más placentera.

Finalmente, uno podría preguntarse: ¿con qué fin queremos una visión sistémica?. Pues, claramente, para entender como funciona la economía y cómo ello afecta directa o indirectamente a nuestras vidas y nuestros entornos, pero sobre todo, ¡para transformar esta realidad! De ahí lo de "cambiar el sistema", aunque seguramente tengamos también  que cambiar de sistema... Pero paso a paso, y por ello en este curso también hablaremos de economía en el sentido de otras prácticas económicas, con criterios de justicia, solidaridad, ecología... Y por supuesto también de políticas económicas, especialmente, y a menos de una semana de las elecciones generales, con una mesa redonda con expertos económicos como son Carlos Sánchez Mato, Antonio Sanabria, María Pazos e Ignacio Muro, y que nos permitirá contrastar, reflexionar y debatir sobre las distintas propuestas de política económica que están sobre la mesa y las que no lo están. Esta tendrá lugar el 14 de diciembre a las 19h, como siempre, en el Teatro del Barrio.

En definitiva, los madrileños y madrileñas (y quien ronde por esta ciudad en algún momento, ¡claro!) interesados en ampliar el limitado punto focal y la forma de mirar que a diario escuchamos de lo que el inconformista John Kenneth Galbraith denominaba la sabiduría convencional y sus "fraudes inocentes", están de enhorabuena, pues las sesiones, las conferencias, los debates, etc. de economía que parten de visiones críticas se multiplican (véase la celebración en Madrid de las decimoquintas Jornadas de Economía Crítica, del 10 al 12 de marzo) y un lugar como el Teatro del Barrio no podía faltar en acoger una iniciativa de este carácter. Se recomienda pues encarecidamente a quienes dessen oír un discurso económico no convencional, crítico a la par que constructivo, que no se pierdan las siguientes sesiones de este curso.

 

José Bellver

 

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