Verdad Justicia Reparación

La Justicia-cuñao, caso particular de cuñaofranquismo

Por Luis Suárez, miembro de La Comuna.

Empezaré con una mala noticia: el franquismo goza de excelente salud.

Venía yo sintiéndome aliviado por los insistentes mensajes desde los medios y los mandamases autodenominados constitucionalistas, en el sentido de que del franquismo ya no quedaba ni rastro, que hablar de Franco era viejuno y demodé, que esta democracia nuestra es superavanzada y cool, que nuestras instituciones, los partidos políticos, la clase intelectual, los medios... han pasado ya la página esa, y tal y cual.
Para qué les voy a engañar, a mí me hacía mucho bien oírlo. El franquismo era un asco, y saber que había sido borrado por fin de nuestro paisaje cotidiano me llenaba como de una calma, de un gozo interior próximo al éxtasis o al mindfulness.
Y, de pronto, resulta que el gobierno se propone un par de medidas en esa línea (sacar a Franco de su mausoleo, quitarle unas condecoraciones al torturador Pacheco...), entre otras tímidas iniciativas, como la del ayuntamiento de Santiago de Compostela reclamando a los Franco las tallas del Pórtico de la Gloria, y brotan franquistas por doquier cual níscalos en primavera, o, mejor, ratas en vertedero.

Curas, obispos, jueces, partidos políticos, militares retirados, medios, tertulianos y tertulianas,... tododios en tromba en defensa de la momia del genocida; o, más precisamente, defendiendo que esta se mantenga en el mausoleo-adefesio de Cuelgamuros para que este continúe siendo lugar de peregrinación fascista, y de paso que siga insultándonos todos los días, a todas horas, al resto de la ciudadanía.

Conocíamos muchas formas bajo las que se intentaba perpetuar el franquismo: aznarismo, post-franquismo, neo-franquismo, cripto-franquismo,... llega ahora el cuñao-franquismo. Es decir, un franquismo sin disimulo, iletrado y cuartelero. La irrupción de Vox reivindicando el patrioterismo y casticismo de señorito de cortijo, ha despertado mucho franquismo durmiente de tirantes rojigualdas.
La extrema derecha renacida y garrula está a un telediario de gritar ¡muera la inteligencia y vivan las caenas!

A continuación, lo siento, otra mala noticia: La justicia-cuñao sale en defensa del franquismo.

Inaugura la tendencia el juez Yusty Basterreche, que en un auto del pasado mes de febrero ha osado suspender cautelarmente la autorización del ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial a las obras de exhumación de Franco en la basílica del llamado Valle de los Caídos. Una insólita injerencia en un acto administrativo municipal, apenas maquillada con el informe de un par de arquitectos-cuñaos, cuya argumentación constituye un extraordinario ejemplo de cuñaismo. Véase:
la exhumación no se justifica por razones de premura, puesto que la tumba lleva en el mismo sitio 44 años. Inútil señalar que precisamente porque lleva tantos años ofendiéndonos resulta más que urgente evitar la afrenta ni un día más.
No hay un ‘riguroso análisis’ de instalaciones subterráneas que ‘pudieran existir’ bajo la sepultura. ¿Qué tendrán que ver los misterios subterráneos con sacar un ataúd?, salvo que el juez sospeche que bajo este se hallan las calderas del averno.

Dado que la losa que cubre la tumba es pesada (unos 2.000 kg), el operativo resulta ‘algo complicado, difícil de manejar y por tanto peligroso’. Seguramente, ni el ayuntamiento ni el gobierno (quien promueve la exhumación) habían reparado en este detalle, tan sagazmente señalado por el juez; probablemente tenían intención de exhumarle con una navaja suiza... ¡inconscientes!.

Para contextualizar a este juez-personaje: se había ya pronunciado reiteradamente en contra de la ley de memoria histórica, y había intentado prohibir, en 2017, un acto en favor del derecho a decidir.
Por no extenderme, pero cumpliendo con la equidad de género, sólo mencionaré otro caso de cuñaismo de juzgado, en este caso a cargo de una jueza.
Se trata de Adelaida Medrano, que también en el mes de febrero nos ha obsequiado con una sentencia que da la razón a la familia del dictador contra el ayuntamiento de Santiago de Compostela, en relación a la apropiación de dos tallas medievales del Maestro Mateo, levantadas con malas artes (en 1954) de su lugar original, el Pórtico de la Gloria de la catedral de aquella ciudad, para disfrute privado del dictador y señora.
Los cuñaismos que la jueza esgrime para no devolver las estatuas a su legítimo propietario (o sea, el pueblo gallego), se centran en el transcurso de muchos años sin que el ayuntamiento las hubiese reclamado. Esto daría lugar a lo que en términos legales se denomina ‘usucapión’ (perdón por el feísmo), o sea, la adquisición de la plena propiedad de algo ajeno por el simple transcurso del tiempo sin que hubiera reclamación de terceros. La jueza-cuñao reprocha al ayuntamiento no haberle reclamado a Franco las estatuas, y lo hace al parecer sin ironía; además de referirse a la dictadura y a Franco con eufemismos cuasi cómicos del tipo de ‘el régimen instaurado por el abuelo de los hoy demandados’.
Algunos historiadores han calificado la sentencia como un ‘relato monstruoso, peor que ignorante, que refrenda la memoria y el discurso de la propia dictadura’ (entrevista a Lourenzo Fernández y Antonio Míguez en diario.es, 9/03/2019). O sea, cuñao-franquismo esperpéntico.

Permítanme una acotación marginal al vuelo sobre la catadura moral que adorna a esa familia que se aferra a esos bienes...
¿Y qué decir del penoso y prolongado espectáculo que nos está deparando ese Tribunal Supremo intentando criminalizar el procés, y cuadrar el círculo, o sea, realizar una auténtica acrobacia circense-judicial para justificar el delito de rebelión?
Acrobacia que sin duda acabará en tremenda hostia en la lona de los tribunales europeos, y que se sostiene fundamentalmente en plañideros relatos de policías y guardia civiles por las penalidades padecidas el 1-O y días próximos en Cataluña, entre escalofriantes imágenes de ataques con Fairy y amenazantes cochecitos de bebé vacíos. Al mismísimo Stephen King se le helaría la sangre.
Nunca solemnidad, expectación y dispendio tan notables acuerparon tamañas sandeces.

Y, para acabar, otra pésima noticia: el cuñaismo se ha convertido en una pandemia en la derecha de este país de países.
Desde ese neo-dirigente del PP que, aprovechando la celebración del 8 de marzo, se ofreció para ilustrar a las mujeres embarazadas respecto a su estado, a ese otro de Ciudadanos que en la misma coyuntura ha ‘inventado’ el ‘feminismo liberal’, para culminar en aquel que nos ilustraba sobre los abortos post-parto de los neardentales.

También los fichajes electorales nos han dado muestras sobradas de cuñaismo derechista: Vox a la caza de militares firmantes de la vergonzosa proclama franquista del 31 de julio de 2018; el PP con sus jóvenes-viejunas estrellas antifeministas entre las que destaca una que se dice marquesa, auténtico espectro berlanguiano; o Ciudadanos con su ejecutivo modelo, encarnación de una patronal de pistoleros, forjado en la prolongada huelga de Coca Cola...

Umbral ambiental este de una campaña electoral que entroniza el cuñaismo patriotero, indocumentado y cañí, neoliberal y neofranquista, donde la derecha se apelotona en la procesión junto a la magistratura, bajo la atenta mirada de obispos reeducadores de desvíos de la conducta sexual, en los que son autoridad.

¡Joder, qué tropa!

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