Verdad Justicia Reparación

Recuperemos la memoria de nuestro compañero José Luis Montañés

Por Teresa Sotillo, Meky Núñez y Pilar Navarro

Los años 1975 a 1982, de la Transición, fueron, entre otras cosas, años de indignación por los asesinatos, por su ocultación y manipulación informativa.

Dos libros nos devuelven aquellos días de diciembre de 1979.

      • "La transición oculta", Luis Miguel Sánchez Tostado (en Adelante LTO) y
      • "La sombra de Franco en la Transición", Alfredo Grimaldos. (Testigo de estas muertes que declaró en su día ante el juez).

Estos libros, son básicos y de agradecer; son de los pocos que recuerdan a Emilio Martínez y José Luis Montañés Gil como víctimas de la Transición; este último, era compañero nuestro en la Facultad de Políticas y Sociología de la UCM.

Recuperemos la memoria de nuestro compañero José Luis MontañésEl periodista Sánchez Tostado en su mencionado libro, nos cuenta que "no sería hasta 1979 en Madrid, con las muertes de Emilio Martínez y José Luis Montañés, cuando por primera vez serían llamados a declarar tres policías participantes en sus asesinatos".

"Ningún policía sería condenado por las 151 muertes violentas, atribuidas a las Fuerzas de Orden Público entre 1975 y 1982. Tampoco los responsables políticos que ordenaban las carga asumieron responsabilidad alguna".

En el libro se relata que "tras huelga los días n 5, 6 y 7 de diciembre de 1979, convocada por la Coordinadora de Estudiantes de Madrid, se organizó una manifestación el día 13 a la que asisten más de 100.000 estudiantes para protestar contra la Ley de Autonomía Universitaria (LAU)".

"Ese día en Madrid confluían varias manifestaciones en la tarde: una en Cuatro Caminos y otra en la calle Princesa, ambas de estudiantes y además CCOO, USO y Sindicato Unitario, contra el Estatuto de los Trabajadores. Cuando la policía disuelve las dos primeras de la tarde, algunos estudiantes se incorporan en la manifestación legal".

Como se ha dicho, será la primera vez en la que los policías serían procesados. Tensión, revuelo y "presiones hacia las víctimas heridas, por parte de policías empeñados en recuperar las balas que los incriminaran".

"Hubo versiones de testigos que echaron por tierra los testimonios de la policía, como el ataque al jeep de la policía que causaron daños con piedras al mismo y a los agentes. Se demostró luego que los mismos policías se habían dirigido a la Casa de Campo y recogieron piedras del río Manzanares para aportarlas como prueba. Esto no pasó desapercibido al juez Clemente Auger". Pero lo más ruin y sesgado, como dice el autor del libro mencionado, fue que "TVE emitió información negando que los fallecidos fueran estudiantes y especulando sobre las 70.000 pesetas incautadas a José Luis Montañés, insinuando alguna financiación revolucionaria, tal vez terrorista".

"El juez verificó que aquel chico, además de estudiante, era cobrador de la agencia de viajes Marsans y llevaba en su mochila la recaudación del día. También comprobó el juez que las balas recuperadas de los heridos eran de las pistolas de policías procesados, pero la Audiencia Provincial denegó el procesamiento y archivó el caso".

"Aquel episodio no acabó aquí. El 13 de diciembre de 1984, quinto aniversario de la muerte de estos jóvenes, es disparado por la espalda un estudiante de 3º de BUP. ¿Brutalidad policial? ¿venganza? El chico fue un testigo que declaró ante el juez Auger en aquel proceso".

Todo lo anterior, recogido en el libro del periodista Sánchez Tostado, nos ayuda a recordar y también a recordar aquellos hechos y a nuestro compañero. Era, como muchos del horario de tarde-noche, estudiante que combinaba con su trabajo para pagarse los estudios. Era un chico muy estudioso y lo comprobamos siempre que preparábamos trabajos colectivos. Diríamos que era muy leído y también muy sensible por la realidad social que vivíamos.

Desde su asesinato, hubo movilizaciones para esclarecer cómo había ocurrido y por supuesto, para salir en defensa de las difamaciones que se habían vertido en la TVE, acerca del origen "dudoso" del dinero que llevaba en su mochila. Fuimos en varias ocasiones a visitar a nuestro decano D. Salustiano del Campo Urbano, para que limpiara la imagen que los medios estaban dando de nuestro compañero. Por las informaciones que recibimos, así lo hizo, además de enviar carta al director de El País, "Defensa de José Luis Montañés" (16-12-1979), donde dice de él: "... de expediente académico que le acredita como alumno de notable aprovechamiento, lo que reviste especial mérito por su condición de trabajador..."

Sus compañeros y compañeras envían a los medios, así como al Decano de Sociología, un escrito firmado y titulado "Recuerdos de José Luis Montañés. Carta de sus amigos y compañeros de clase", en el que se decía: "nadie nos va a hacer olvidar su mímica y los diminutivos graciosos con que nombraba las cosas y personas queridas... ¿eh, bolinga? "

Por eso, queremos que no se olvide ninguna de las víctimas de esta etapa histórica de nuestro país y que no se repitan nunca más. Vemos necesario homenajear a todas estas personas en un acto público. Eso esperamos de la futura Ley de Memoria Democrática, aún pendiente de aprobación por las Cortes.

 

 

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