Verdad Justicia Reparación

Hablando con Paco Mañas (a 42 años del caso Almería)

Introducción

Hace unos días, el pasado 7 de mayo, se ha celebrado cerca de la localidad almeriense de Gérgal, en una cuneta de la carretera en medio del paisaje lunar del desierto de Tabernas, el homenaje anual a las víctimas del llamado caso Almería, ante el sencillo monumento erigido en el barranco donde aparecieron hace 42 años los cadáveres calcinados y amputados de Juan Mañas, Luis Cobo y Luis Montero.

Recordemos: otro 7 de mayo, de 1981, tres amigos salen en coche desde Santander para pasar unos días de vacaciones aprovechando la fiesta de primera comunión del hermano de uno de los tres, Juan Mañas, en el pueblo donde reside su familia, Pechina, en Almería.

El mismo día por la mañana se produce un atentado de ETA en Madrid contra un coche en el que viajan varios militares, falleciendo 3 de ellos y resultando herido quien probablemente era el objetivo principal, el general Joaquín Valenzuela.

A partir de ahí, la trágica historia es bien conocida, se han hecho películas de ficción además de documentales, libros, etc. Constituye uno de los crímenes de Estado más deleznables, en gran medida impune, cometidos durante la transición.

Resumiendo mucho: Tras una sucesión de hechos fortuitos y pistas falsas, la Guardia Civil de Almería detiene en la noche del día 9 a los tres amigos en la ciudad de Roquetas como sospechosos del atentado de Madrid. Esa noche son torturados despiadadamente y al siguiente día por la mañana aparecen el coche y los cuerpos quemados, en torpe simulación de un accidente, en la carretera de Gérgal. Como luego se conocerá, los cadáveres, además de tener algunos de los miembros amputados, presentan impactos de bala.

En el crimen concurren múltiples delitos como secuestro, tortura, ocultación y falseamiento de pruebas, encubrimiento..., y una extrema crueldad hacia las familias de las víctimas. La Guardia Civil y el ministerio del Interior ofrecen sucesivas ‘explicaciones’ o coartadas falsas: que si llevaban armas, que si formaban un comando de apoyo..., todas ellas desmontadas con autopsias y testimonios. Será solamente gracias al tesón de las familias de las víctimas y de algún periodista y abogado honestos que se irá abriendo paso la verdad y que, finalmente, 3 de los 11 guardias implicados sean condenados (en el año 1983) por homicidio -en lugar de asesinato como correspondía a los hechos-, obviando otros delitos perpetrados y protegiendo a los mandos superiores que sin duda habían dado las correspondientes órdenes.

A partir de ahí, los condenados recibirán un trato privilegiado durante los pocos años de cárcel que cumplirán efectivamente, en establecimientos militares y en régimen de semilibertad la mayor parte del tiempo. Para más escarnio, unos años más tarde se supo que los condenados habían estado recibiendo compensaciones económicas con cargo a los fondos reservados asignados a la Guardia Civil, todo ello, con el claro fin de comprar su silencio sobre las responsabilidades de sus mandos en el crimen.

Durante este tiempo, las familias han sido ignoradas por los gobiernos, se les ha negado reiteradamente su reconocimiento como víctimas del terrorismo y no han recibido siquiera una disculpa formal hasta enero de este mismo año 2023 en que desde la Secretaría de Estado de Memoria Democrática se organizó un acto de reparación en Almería.

Entrevista a Paco Mañas

Nadie mejor para ofrecer una valoración sobre aquellos hechos que Francisco -Paco- Mañas. Hermano de Juan Mañas; él era precisamente el niño de 8 años que celebraba su primera comunión aquel día, y que desde entonces ha sido infatigable adalid de la memoria de Juan y sus amigos, y de la búsqueda de justicia y reparación por aquel crimen. Nos hemos encontrado en el homenaje en Gérgal y aprovecho para recoger su testimonio.

Paco, ¿cómo recuerdas la forma en que en tu familia os enterasteis de la muerte de Juan aquel 10 de mayo de 1981?

Una vez que mis padres se enteran de la noticia por el telediario del domingo 10 de mayo después del mediodía me envían a casa de unos amigos para que yo no presencie la realidad de los ocurrido, porque ni mis padres ni mis hermanos sabían en ese momento como afrontar una noticia tan atroz y totalmente injustificada, solo sabían según el telediario que tres terroristas habían sido encontrados totalmente carbonizados en el interior de un coche en la carretera de Gérgal (datos del telediario); aún sin tener la información de manera oficial sabían que se trataba de mi hermano y sus amigos. Yo, una vez en casa de los amigos de mis padres y ajeno a la noticia, esperaba impaciente y con mucha ilusión que mi hermano y sus amigos apareciesen en algún momento, desafortunadamente mis deseos se quedaron solo en una ilusión frustrada, pues jamás los volvería a ver.

El 12 de mayo, una vez terminado el entierro vuelvo a casa y noté un ambiente muy extraño, nadie hablaba ante mi presencia, pregunto a mi madre que donde estaba mi hermano y sus amigos, que si ya sabían algo, en ese momento mi madre sin ninguna preparación ni ayuda psicológica tuvo que hacer frente a mi pregunta. Con un nudo en la garganta y lágrimas en los ojos me dijo que Juan y sus compañeros estaban muertos, la guardia civil los había matado. No me quedó otra opción que digerir la noticia y pensar que por venir a mi primera comunión ellos estaban muertos, comienzo a llorar y acompaño abrazado a mi madre en sus lágrimas y dolor. A partir de este día acompañaba a mi familia en el dolor y en la reivindicación de justicia.

¿Cómo valoras el trato que habéis recibido los familiares de las víctimas por parte de las administraciones públicas durante estos más de 40 años transcurridos?

No sé si en respuesta a esta pregunta sería correcto decir que, "trato no hemos recibido ninguno", puesto que hemos sido ignorados, rechazados por el Estado, olvidados; a mí personalmente me ha dado la sensación que siempre hemos molestado al Estado con las reivindicaciones, tanto las familias, como la prensa y todos los que nos han querido ayudar.

Nos han considerado ciudadanos de tercera por parte de las administraciones, todos los asesinados por los cuerpos de seguridad del Estado han sido siempre víctimas olvidadas de las que el Estado no quiere ni hablar ni escuchar las reivindicaciones de las familias y de la sociedad. Las víctimas de ETA, como es normal, siempre han tenido voz en el gobierno, sea cual fuere, en cambio las de víctimas de violencia policial no. Pues tanto derecho tienen unas como otras, todas las víctimas son del terrorismo, unas de terrorismo de Estado y otras de terrorismo de bandas organizadas.

La Guardia Civil pretendía matar a tres terroristas ante la sociedad, daba igual que fuesen inocentes, algo que supieron desde antes de detenerlos. Y si hubiesen sido etarras, la obligación de los que supuestamente velan por nuestra seguridad debería haber sido la detención y aplicación de la ley vigente para tal fin.

Gracias al abogado, la prensa y la sociedad que no estaba de acuerdo, la noticia salió a la luz, se celebró un juicio rápido, se condenó solo a tres de los once asesinos, la cuestión era que el Estado quería quitarse este problema lo antes posible y pasar página. Pero no ha sido así, las víctimas, 42 años después, seguimos teniendo voz y pidiendo la verdad, justicia y reparación.

¿Qué deuda del Estado queda pendiente hacia las víctimas y familiares de aquel crimen, y en general hacia la sociedad, en términos de verdad, justicia y reparación?

En enero de 2023 las víctimas por fin hemos tenido una reparación por parte del Estado, con un acto oficial que se celebró en la subdelegación del gobierno de Almería, interviniendo entre otros Fernando Martínez (Secretario de Estado de Memoria Democrática) y la entonces Directora de la Guardia Civil. En dicho acto se hace entrega de unos diplomas a las familias, se reconoce el cruel asesinato y se pide disculpas a las familias.

Este acto, aunque muy necesario y reconfortante para las familias y gran parte de la sociedad, nos da impulso para seguir adelante y seguir reivindicando aquello que aún falta, como es el reconocimiento de Luis Montero, Juan Mañas y Luis Cobo como víctimas de terrorismo, aplicar justicia para todos los que participaron, que a día de hoy no han sido capaces de dar un paso al frente y contar la verdad del caso Almería, solo así existiría una reparación justa para las víctimas.

Hablando con Paco Mañas (a 42 años del caso Almería)
Paco Mañas niño, en un artículo sobre el crimen, revista Interviú

Por Luis Suárez-Carreño, miembro de La Comuna

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