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Carlos Tena en la Bola del Mundo

Por Txemi Martínez, veterano sindicalista y luchador antifranquista

Cuando hace unos días supe que Carlos Tena, el conocido presentador radiofónico musical de los años 80, había fallecido, recordé alguna de las conversaciones que habíamos mantenido hace años. Es lo que tiene ser empleado bancario en una oficina del barrio Salamanca, una persona como yo, criado en barrio de Manoteras, por esas casualidades de la vida tiene la oportunidad conocer e intercambiar comentarios con personas con las que difícilmente coincidirías en tu trayectoria vital. Como amante de la música ya anteriormente habíamos hablado del tema musical en alguna ocasión y por lo tanto no fue esta la primera vez que fuimos más allá en nuestra conversación de la relación empleado/cliente. Y también, fruto de aquellas conversaciones, durante un tiempo Carlos colaboró con artículos sobre temas musicales en el periódico COMBATE, que entonces era el órgano de expresión de la LCR -Liga Comunista Revolucionaria-, en el que yo mismo colaboraba como reportero gráfico.

No pretendo abundar en estas líneas en lo que ya se ha dicho sobre la figura de Carlos como periodista, melómano y activista antifascista, sino solo recuperar una anécdota que él mismo me contó, en relación a la huelga general del 14 de diciembre de 1988.

Carlos Tena en la Bola del MundoMe contaba Carlos, y no tengo ninguna duda de que fuera verdad, que en la noche del 13 al 14 de diciembre de 1988, él, junto con otros compañeros de TVE subieron hasta las antenas de la Bola del Mundo (centro emisor de RTVE en dicho paraje, a más de 2.200 m de altitud), en Navacerrada, para convencer a los técnicos que allí trabajaban que tenían que cortar la emisión, los técnicos estaban encerrados y no querían abrir. Al final, el piquete del que formaba parte Carlos Tena logró entrar en la sala de re-emisión de la señal, y bajaron la tecla que la cortaba empezando así el apagón de TVE, preludio de la gran jornada de 14-D.

Para situar la anécdota citada, hay que recordar que el 14-D fue una jornada de Huelga General convocada por los sindicatos -CCOO, UGT CNT, y diferentes fuerzas de implantación sectorial como la ISB (Izquierda Sindical de la Banca)- contra la política socioeconómica del Gobierno, que tuvo un seguimiento masivo. Los secretarios generales de los sindicatos mayoritarios Antonio Gutiérrez, por Comisiones Obreras, y Nicolás Redondo por UGT, la definieron como un triunfo histórico. Pero no fue solo la demostración del poder sindical y la protesta más rotunda de los trabajadores españoles en la historia de nuestra democracia, sino también el principio del fin de la íntima sintonía entre el PSOE y la Unión General de Trabajadores. Y es que la aparente paradoja de esa movilización histórica es el producirse frente a un gobierno nominalmente socialista: en diciembre de 1988 nos encontrábamos a mitad de la segunda legislatura consecutiva de mayoría absoluta y gobierno monocolor socialista, presidido por Felipe González.

Puestos a buscar los antecedentes de esta historia tenemos que recordar que ya el 20 de junio de 1985 se había convocado una huelga general por parte de CCOO, junto a las centrales sindicales USO, CNT y ELA-STV, y el apoyo de varias organizaciones sociales, contra el anteproyecto de ley de Medidas Urgente sobre Pensiones (técnicamente, Ley 26/1985, de 31 de julio, de medidas urgentes para la racionalización de la estructura y de la acción protectora de la Seguridad Social), que el gobierno pretendía desarrollar. Con el paro general de 24 horas se pretendían frenar las intenciones del gobierno de reformar el sistema de la Seguridad Social con el objetivo de reducir el número de pensionistas, rebajar la cuantía de las pensiones y evitar cláusulas que garantizaran el mantenimiento de su poder adquisitivo. Todo ello fue considerado por los convocantes como un ataque frontal a las conquistas de los trabajadores. Esta convocatoria no tuvo el apoyo de UGT, la otra central sindical mayoritaria, aunque políticas como las que representaba esa ley, del gobierno del PSOE, causaban malestar y contradicciones entre los afiliados y militantes de la central ugetista.

Carlos Tena en la Bola del MundoYa antes de las elecciones de octubre de 1982, que dieron al Partido Socialista por primera vez la mayoría absoluta, sindicato y partido habían protagonizado importantes episodios de tensión. Desde la dirección ugetista se criticaba la poca consideración de los responsables del PSOE hacia UGT, sobre todo a la hora de captar a sus militantes más cualificados para las listas electorales, pero también la desconexión en la presentación de proyectos en Cortes. Ya con el PSOE en el poder y con Felipe González al frente del Ejecutivo, numerosos lideres sindicales ugetistas comenzaron a denunciar ciertos aspectos de la política económica, que a su juicio colocaban al trabajador en una posición de franca debilidad frente al mercado de trabajo al normalizar la temporalidad. Como ha escrito el profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, Álvaro Soto Carmona, a partir de 1986 la dirección de UGT comenzó a preocuparse seriamente por los costes que para su acción sindical suponía la política del Gobierno, especialmente en las grandes empresas, donde CCOO le estaba arrebatando delegados sindicales. La desafección se vivía paralelamente desde el lado opuesto: no pocos dirigentes socialistas consideraban a Nicolás Redondo, cada vez más crítico con la política laboral del partido, un obstáculo serio para sus intereses electorales.

El paro general de 20 de junio de 1985, aunque tuvo una amplia repercusión, no logra la paralización del país, en buena medida debido a que UGT no apoyara la convocatoria. Tampoco se evitó la aprobación de la ley -ni de las normas de aplicación mediante el Real Decreto 1799/1985, de 2 de octubre-, pero todo aquello, como no podía ser de otra forma, dejo huella.

Pero, volviendo al 14-D y sus detonantes, ya en 1987, con Carlos Solchaga al frente del Ministerio de Economía, la buena marcha de la coyuntura económica redobló las presiones de UGT por un reparto más solidario de la 'tarta', al tiempo que el relevo al frente de CCOO, donde Marcelino Camacho dejó paso a Antonio Gutiérrez, facilitó la unidad de acción entre ambas centrales. La principal motivación de la rebelión del sindicato socialista era el "rechazo a una política social lesiva para los trabajadores y para los sectores más desfavorecidos a los que, por cierto, dicho Gobierno decía representar", en palabras del entonces secretario general de UGT, Nicolás Redondo, principal artífice de la protesta contra un Gobierno y un líder, Felipe González, a quien él mismo había contribuido a encumbrar en la Secretaría General del PSOE en el famoso Congreso de Suresnes de 1972.

Carlos Tena en la Bola del MundoLa gota que colmó el vaso de la paciencia sindical fue el Plan de Empleo Juvenil aprobado en el Consejo de Ministros del 28 de octubre de 1988, y que preveía un contrato para jóvenes por el salario mínimo interprofesional de entre seis y 18 meses de duración y con exenciones en las cuotas de la seguridad social para los empresarios. Plan que UGT y CCOO rechazaron porque, a su juicio, afectaba negativamente a la distribución de renta y al reparto de empleo, y suponía una intromisión intolerable en el mercado de trabajo a favor de los intereses empresariales, calificándolo, junto a la política económica de Solchaga, de verdadero ataque al sindicalismo y al movimiento obrero español. Ante la convocatoria de un paro general de 24 horas, el Gobierno de González reaccionó a su vez acusando a los sindicatos de impulsar una huelga revolucionaria con intenciones políticas.

Según los datos facilitados por las centrales sindicales, el paro fue secundado por más 7.800.000 trabajadores, alcanzando el 90 por ciento en las principales ciudades del país, y el cien por cien de las plantillas en Transportes, Alimentación, Metal, Hostelería y Construcción. Como señalaban los titulares de la mayoría de los periódicos en sus portadas del siguiente día, 15 de diciembre, la huelga general "paralizó España".

El mismo Felipe González reconoció al día siguiente «el amplio seguimiento» de la huelga y se mostró dispuesto a discutir con los sindicatos la política económica del gobierno; de hecho, poco después intensificaría el gasto público e incrementaría el gasto social, además de retirar el Plan de Empleo Juvenil. A pesar de ello, las relaciones entre PSOE y UGT no se enderezaron: el XXXV Congreso del Sindicato, celebrado en abril de 1990, confirmaría la ruptura del modelo de relaciones con el partido que había presidido su historia desde 1888.

La interrupción de la emisión de Televisión Española a las cero horas del 14 de diciembre del 88 fue un golpe de efecto definitivo en una jornada memorable de nuestra historia reciente. Carlos Tena y su osado comando radiofónico en plena sierra madrileña establecieron un hito propagandístico y táctico. Una de tantas gestas apenas conocidas pero que marcan el rumbo de la historia y que solo sus protagonistas directos podrían transmitir en toda su épica riqueza.

Foto 1: Carlos Tena
Foto 2: Imagen del apagón de la emisión de TVE a las cero horas del día 14 de diciembre de 1988, día de la Huelga General contra las políticas económicas del gobierno de Felipe González.
Foto 3: Una de las múltiples y masivas manifestaciones que se sucedieron a lo largo de todo el Estado español el 14D de 1988.

 

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