Versión Libre

El Madrid que amamos

Alicia González Fernández

Profesora

El Madrid que amamos
Foto de JavyGo (Unsplash)

Por favor, Sra. Ayuso, no nos venda liebre por gato: su Madrid no es Madrid.

El Madrid que amamos no es esta locura nihilista del sálvese quien pueda que quema constantemente las naves porque no deja ningún hogar al que retornar. No, no lo es. El Madrid que amamos, de hecho, nada tiene que ver con eso a lo que usted burdamente llama libertad, pero que en el fondo sólo es la pataleta consentida de quien quiere seguir haciendo lo que le dé la gana sin tener en cuenta nada ni a nadie, sin límites y sin consecuencias. No, eso no es Madrid. El Madrid que amamos no se parece en nada a esta especie de modelo de mala empresa, en la que nadie conoce a nadie y todo el mundo compite y pelea con todo el mundo para sobrevivir. En el que todas estamos más solas que la una, pero pretende consolarnos con un maravilloso 2x1 en nacional e importación, de ocho a once, para olvidarnos de todo y ahogar nuestras penas. No, ese Madrid que Ud. Invoca, esa fantasía de autosuficiencia soberbia que no necesita a nadie y que mira por encima del hombro a todo aquel a quien las cosas no le van bien -porque no habrá hecho lo suficiente, o no es lo suficientemente emprendedor, o es un vago que no quiere trabajar y quiere una paguita de lo público porque no sabe sacarse las castañas del fuego solo-, ése será su Madrid, Sra. Ayuso, pero no es Madrid.

La pandemia, y todas las grietas que arrastra, nos está dejando rotas y exhaustas, pero si de algún modo lo hemos soportado y lo soportamos aún, es gracias a tantas y tantos que, en los peores momentos, ha hecho bandera de la valentía y lo común para sacar adelante todo lo necesario en todos los ámbitos, poniendo siempre el interés de todos por encima del interés individual. Y eso es hermoso. Y si aún nos tenemos en pie y tenemos esperanza es, precisamente, gracias a que nos hemos sostenido mutuamente en condiciones muy adversas y lo hemos hecho consciente y ejemplarmente, cuidando los unos de los otros, porque sabíamos, y sabemos, que esa es la única manera de salir adelante. Y porque no queremos salir solas, sino juntas, porque eso sí es lo que nos hace libres.

Por eso, el Madrid que amamos es solidario y empático. Es ese Madrid que, cuando las cosas se ponen feas, colabora, ayuda y protege. El Madrid que amamos respeta lo común, y contribuye responsable y orgullosamente, porque sabe que lo público es esencial para salir adelante todas y por eso, lo defiende con uñas y dientes. Es el Madrid acogedor y hospitalario, que entiende y respeta las diferencias de los otros, que coopera y no compite, porque sabe que ahí reside su fuerza. Es el Madrid que sabe distinguir perfectamente cuando se baila y se canta y se ríe y cuando se llora, porque cuida y acompaña, y sabe tanto de compartir las alegrías como de respetar los duelos y las pérdidas. Por eso, el Madrid que amamos es juerguista y alegre y pícaro y fiestero, claro que sí, pero nunca a costa del sufrimiento de los demás.

El Madrid que usted propone, Sra. Ayuso, es una pesadilla que amenaza con dejar lo mejor de nosotras mismas en los márgenes de lo inservible: nuestros vínculos, nuestra fuerza, nuestro orgullo, nuestro amor. Y ante eso, por supuesto, no nos vamos a rendir. Porque el Madrid que amamos, Sra. Ayuso, además de todo, también es valiente, resistente y peleón. Y la libertad de este Madrid no está en venta.

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