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Ultimátum para la reforma laboral

El presidente Zapatero anunció ayer que, haya o no acuerdo entre sindicatos y patronal, el Gobierno aprobará una reforma laboral "ambiciosa" el 16 de junio próximo. La fecha no es caprichosa: al día siguiente se celebra el último Consejo Europeo bajo presidencia española, y el jefe del Ejecutivo quiere presentarse a la cita con el proyecto en la mano. El ultimátum de Zapatero ha sido acogido con satisfacción por la CEOE y con gran recelo por los sindicatos, reacciones lógicas a juzgar por ciertos elementos de la reforma que han ido trascendiendo en los últimos días. Uno de los más polémicos lo constituye la reducción de las indemnizaciones de 45 a 33 días. Tal medida implicaría en sí misma un retroceso en los derechos adquiridos de los trabajadores, que Zapatero deberá contrarrestar con otras iniciativas, como una estrategia contundente para la reducción de la temporalidad laboral, si aspira a que su plan convenza a alguien más que a los empresarios y a los "mercados".

Una vez más, el PP intenta sacar tajada política de los problemas que afronta el Gobierno como consecuencia de la crisis internacional. Al mismo tiempo que exige a Zapatero meter a fondo el bisturí en el mercado laboral, el principal partido de la oposición lo acusa de atacar el Estado de bienestar y lesionar los derechos de los ciudadanos. Los conservadores, con Rajoy a la cabeza, se frotan las manos ante la perspectiva de que el Gobierno socialista pague en las urnas por unas decisiones amargas para la izquierda y que la derecha habría adoptado con gusto. El difícil reto de Zapatero es desmontarles tal estrategia.

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