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Volvamos a hablar de los líos del PP

Mariano Fernández Bermejo ha dimitido de su cargo de ministro de Justicia, después de haber soportado la primera huelga de jueces de la democracia y, sobre todo, en medio de la tormenta causada por las informaciones periodísticas sobre sus aventuras cinegéticas. La noticia de que había cazado sin la licencia preceptiva terminó por derrumbar a Bermejo, quien, además de aguantar una ofensiva implacable del PP y sus medios afines, empezó a ser cuestionado por sus propios compañeros de partido.La decisión del ya ex ministro es encomiable desde el punto de vista ético. Pero tiene además valor estratégico: su marcha debería, en teoría, devolver el debate al sitio donde estaba antes de que surgieran las noticias sobre su afición a la caza, a la trama de corrupción del PP. Un escándalo que ha provocado algunas dimisiones, pero del que aún no han dado suficientes explicaciones los responsables de más alto nivel también salpicados.El PP dice celebrar la renuncia de Bermejo, pero añade que no basta. Quieren que Zapatero dé "explicaciones". Quieren impugnar al juez Garzón para frenar su investigación. En suma, y utilizando términos cinegéticos, no quieren soltar la presa que les ha permitido desviar sus miserias internas y sus corruptelas. Que el ardid surta o no efecto dependerá en gran medida de la capacidad de reacción del PSOE, que, una vez inmolado el polémico ministro, tiene más argumentos para censurar la falta de ética del principal partido de la oposición.

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