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El decálogo de Patxi López

El lehendakari Patxi López exhibió ayer un buen sentido de oportunidad política con su propuesta de una hoja de ruta para el futuro de Euskadi. Por más que ciertos sectores de la derecha se empeñen en sostener lo contrario, en el ámbito abertzale se vienen produciendo desde hace algún tiempo importantes movimientos que invitan, con todas las cautelas, a vislumbrar un horizonte de paz en el País Vasco. Y lo que debe hacer un gobernante que se precie es formular propuestas para que tal objetivo –que debe ser compartido por cualquier demócrata– se consiga. En el decálogo expuesto por López, denominado Unidad, Concordia y Convivencia, destaca su apuesta por una "orientación consensuada, dinámica y flexible" de la política penitenciaria para permitir el acercamiento de presos, a los que se exige que rompan con ETA y asuman la legalidad para que sea posible su reinserción. En realidad, lo que hace López es reclamar abiertamente una medida que se ha aplicado por la vía de los hechos en anteriores tentativas de paz. Otro punto importante es la creación colectiva de un "relato" sobre la violencia causada por el terrorismo (incluyó la que causaron el Batallón Vasco-Español y los GAL), con el fin de crear una "conciencia pública" de los hechos. Cabe suponer que, con su decálogo, el lehendakari también busca, tras el batacazo de su partido en las municipales de mayo, tomar la iniciativa política ante las próximas elecciones generales, distanciándose del PP y disputando a Bildu el protagonismo en los esfuerzos por la pacificación de Euskadi. Pero ese presumible interés electoral no tiene por qué estar reñido con el interés de la propuesta.

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