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Rubalcaba prima la lealtad sobre la integración

La elección de Alfredo Pérez Rubalcaba como secretario general del PSOE fue seguida ayer de un intenso debate en torno a la composición de la nueva Ejecutiva del partido. Rubalcaba tenía ante sí dos opciones, ambas legítimas: formar un equipo "de fieles" o negociar uno "de integración" que reflejara el apoyo obtenido por las dos candidaturas en liza. El flamante líder optó por la primera de las fórmulas, de modo que, de los 38 integrantes del nuevo órgano de dirección, sólo siete son reconocidos simpatizantes de Carme Chacón. Seis han sido designados vocales, sin cargos orgánicos; el séptimo, José Antonio Griñán, será el próximo presidente del partido, un nombramiento sin duda importante pero que no puede interpretarse sin la proximidad de las elecciones andaluzas. La Ejecutiva recibió ayer el respaldo del 80,42% de los compromisarios, lo que llevó a Rubalcaba a proclamar que en cuestión de pocas horas el partido había ganado "30 puntos de unidad", puesto que él venía de vencer a Chacón con sólo el 50,99% de apoyos. En realidad, lo que demuestra la votación de la Ejecutiva es que Chacón no maniobró para condicionar la decisión de sus simpatizantes, de modo que una parte dio su confianza al órgano de dirección, mientras que otra, nada desdeñable (un 18,6%), votó en blanco. Está por ver si, después de este congreso, Rubalcaba conseguirá unir (y, sobre todo, entusiasmar) al partido; las elecciones andaluzas y los congresos regionales aportarán algunas pistas al respecto. Y también está por ver si la unidad orgánica, en caso de conseguirse, garantizará que este PSOE que surge del 38º Congreso recupere la confianza de sus votantes.

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