Pensamiento crítico

Causas y consecuencias del subdesarrollo social de España

Causas y consecuencias del subdesarrollo social de España
Personas hacen cola ante el Banco del Bebé de la Fundación Madrina, en la parroquia Santa María Micaela de Madrid, que diariamente reparte alimentos (EFE)

Una de las características del Estado Español (tanto central, como autonómico y municipal), es su pobreza de recursos públicos tanto en gasto como en empleo, pobreza que aparece en todas las dimensiones de su Estado, y muy en especial, en los servicios del Estado del Bienestar,  tales como sanidad, educación, servicios sociales, servicios de ayuda a las familias, vivienda y muchos otros, que configuran la calidad de vida y bienestar de la población. Esta pobreza de empleo es una de las causas de que el porcentaje de la población ocupada en este país sea muy bajo. Tal porcentaje entre las personas de entre 20 y 64 años en España, era en el año 2019, (ya antes de iniciarse la pandemia), un 68%, frente al 74.2% del promedio de la Unión Europea de los 15 (el grupo de países más desarrollados dentro de la Unión Europea). Tal porcentaje era de los más bajos de tal comunidad. El más alto fue en Suecia, donde era 82 %.

El problema de desocupación es todavía peor para las mujeres y para las familias

Este déficit de ocupación pública es incluso mayor entre las mujeres. Ya antes de que comenzara la pandemia (en el 2019), el porcentaje de la mujer ocupada era del 61.2 % de la población femenina adulta, un porcentaje mucho más bajo que la del promedio de la Unión Europea de los 15, el 69.3% (de nuevo, uno de los más bajos de tal comunidad). El porcentaje más alto fue el de Suecia, 80%, siendo aquel país en el que la diferencia de ocupación entre hombres y mujeres es menor (solo 3 puntos). En España la diferencia es mucho mayor (7 puntos, más del doble de lo que ocurre en Suecia).

Las causas de tales déficits son varias, pero una importante es que el sector de servicios públicos del Estado de Bienestar, y muy en particular el de los servicios de ayuda a las familias, es decir, escuelas de infancia y servicios de atención a las personas con dependencia (sean domiciliarios o institucionales como las residencias de ancianos) están muy poco desarrollados en España, como consecuencia del escaso poder de la mujer y de las familias. Tales servicios se llaman El Cuarto Pilar de Bienestar, pues, en gran parte de países de la Europa occidental complementan los otros tres pilares (la salud, la educación y la jubilación). No así en España.

Por qué existen tales déficits en España

Tale servicios están ampliamente desarrollados en los países nórdicos y escandinavos gobernados en la mayoría del periodo desde de la Segunda Guerra Mundial hasta ahora, por coaliciones de partidos progresistas. Es en esta parte de Europa que las izquierdas han gobernado por más tiempo y como consecuencia tienen un elevado gasto y empleo público. El porcentaje de gasto público social sobre PIB en Suecia es de 49.3%, en Dinamarca 49.6%, Noruega 51.8 % y Finlandia 53.3%.

En España es solo un 41.9% (Eurostat 2019). El mayor gasto en estos países ha implicado también mayor empleo público en tales servicios del Estado de Bienestar, y muy en particular del Cuarto Pilar de Bienestar, que ha jugado un papel clave en la ayuda a las familias,  facilitando la incorporación de la mujer al mercado de trabajo, creando, además, empleo. Tales servicios ayudan también a la  distribución mas igualitaria  entre los miembros del hogar en el desarrollo de las tareas familiares. Como resultado de ello, los hombres hacen aproximadamente el 40% de las tareas familiares, en contraste con el 15-20% de España.

La pandemia ha acentuado aún más el problema de la baja ocupación

Esta situación se ha empeorado todavía más por la pandemia. Y aunque este deterioro ha ocurrido en todos los países europeos, ha sido particularmente acentuado en España. La tasa de ocupación ha bajado marcadamente y ha sido más acentuada entre las mujeres que entre los hombres. Tal descenso, sin embargo, ya empezó durante La Gran Recesión tanto para hombres como para mujeres, siendo mayor entre estas últimas, y ello como resultado de las políticas de austeridad de gasto y empleo públicos llevadas acabo por los gobiernos españoles, que impactaron negativamente en los servicios del estado de bienestar y en la economía de los cuidados, y que se acentuó todavía más durante la pandemia. Ello causó un descenso muy notable del nivel de vida de familias y de sus miembros (y, de nuevo, más entre las mujeres que entre los hombres).

En España hay 1.3 millones más de hombres que de mujeres ocupadas, siendo una causa importante de su menor ocupación la mayor responsabilidad de la mujer en las tareas familiares. Tanto el confinamiento de las familias como el cierre de las escuelas han incrementado todavía más la sobrecarga de la mujer y su trabajo en el hogar forzándole en muchas ocasiones a disminuir, cuando no anular, su trabajo en el mercado laboral. Por otra parte, el sector económico en que la mujer representa la mayoría de la clase trabajadora (el sector servicios, tanto público como privado), ha sido de los sectores más afectados por la pandemia reduciendo considerablemente el número de puestos de trabajo, incrementándose la desocupación femenina.

El neoliberalismo disminuyó la cantidad y la calidad de la ocupación, y aumentó las desigualdades de género y clase social

La pandemia ha mostrado con toda claridad las consecuencias sociales y económicas de los enormes déficits del empleo en los servicios públicos del Estado de Bienestar que ha ocurrido en los países de mayor aplicación de políticas de austeridad. No es por casualidad que los países de mayor tradición progresista, los países nórdicos, además de ser los países europeos con menos desigualdades por clase social y por género, hayan tenido mayor expansión de los servicios públicos (incluidos los servicios de atención a las familias), y hayan tenido también menor mortalidad agregada por la covid-19 (número de muertos desde el principio de la pandemia por 100mil habitantes).

Y, por el contrario, los que han tenido mayores desigualdades por clases sociales y por género, como por ejemplo España y Estados Unidos,  y menos desarrollo de tales servicios públicos, tienen mayor mortalidad. La situación de esta realidad explica el enorme descrédito de las políticas neoliberales, reconocidas incluso por algunas de las instituciones como el Fondo Monetario Internacional, que fueron sus máximos proponentes y que ahora admiten "la necesidad de revertir las políticas económicas en las últimas cuatro décadas". Uno de los países donde este cambio ha sido también muy notable es Estados Unidos.

Qué está pasando en Estados Unidos. ¿El fin del trumpismo?

La realización del fracaso del neoliberalismo es uno de los hechos que ha causado mayores cambios en el desarrollo de las políticas de la administración federal estadunidense presidida por Biden, que rompió con el liberalismo extremo de la administración Trump, habiendo recuperado Biden la tradición del New Deal, invirtiendo masivamente en el sector servicios y muy en especial en el Cuarto Pilar de Bienestar, como garantía de la recuperación económica, facilitando con ello la integración de la mujer en el mercado de trabajo,  muy en particular en el sector servicios, facilitando así el crecimiento de la ocupación femenina, sobre todo en el sector de servicios esenciales.

Hay hoy en todos los países de Europa, en Estados Unidos y Canadá,  en estos momentos de recuperación económica, gran necesidad de trabajadoras, en especial en los servicios. Tal escasez de trabajadoras es atribuida por parte de los economistas liberales a un supuesto exceso de los programas de protección social, exigiendo recortes de tales programas para estimular la vuelta al trabajo. Pero la interrupción de tales programas no ha conllevado una mayor aparición de trabajadoras pues la causa principal de la bajada en la búsqueda de trabajo y un descenso de la ocupación ha sido el enorme crecimiento de la carga familiar resultado de las medidas de confinamiento, del cierre de las escuelas, o de los servicios domiciliarios. Los datos muestran que, a pesar del incremento del tiempo familiar, incluso de los varones, la carga en las mujeres ha sido incluso mayor,  agotando a las mujeres.

De ahí la enorme necesidad de la expansión de los servicios de atención familiar para liberar a la mujer, mejorar la calidad de vida de los hogares, y recuperar la economía. De ahí la declaración del Presidente Biden de que "invertir en escuelas de infancia y servicios domiciliarios sea tan importante para la economía como lo es invertir en la economía digital".

El cambio sustancial en España: el necesario y urgente cambio de las políticas públicas anteriores

Las políticas públicas en España han seguido una orientación opuesta a la realizada por los gobiernos anteriores, realizadas durante La Gran Recesión. Una de tales medidas ha sido el Ingreso Mínimo Vital aprobado el 29 de Mayo del 2020, que pueda frenar el gran aumento de la pobreza que hay en España y que ha alcanzado niveles extremos. La pobreza entre las familias con bajos ingresos alcanza a ser la mayor de la Europa occidental después de Bulgaria y Rumanía. Indicador de ello es que uno de cada cuatro infantes es pobre en este país.

Y la pandemia ha demostrado también las consecuencias del bajo gasto público y de ayuda a las familias (solo un 5 % de todo el gasto público social va a las familias, frente al 9 % de la Europa Occidental), forzando el cambio en  la orientación equivocada de tales ayudas, que se centraban sobre todo en la desgravación fiscal que siempre beneficiaba a las familias de ingresos superiores mas que a las de bajos ingresos. El programa de Ingreso Mínimo Vital significa un paso adelante, pues va en la dirección de garantizar el nivel de renta que permita salir de la pobreza. Es probable que beneficie de gran manera a las mujeres con infantes, que viven solas, sin pareja, y que son hoy las personas más vulnerables de estar en la pobreza en España.

Medidas de creación de empleo

La mayor medida que afecta a la mayoría de la población trabajadora han sido los ERTE, proveyendo ayuda para facilitar que las empresas retengan a sus trabajadoras y trabajadores durante esta crisis económica creada por la pandemia. Su impacto ha sido mayor. Ahora bien, hay otros dos tipos de intervención para crear empleo que han sido muy exitosas en aquellos países que las han implementado. Una es la de reducir el tiempo de trabajo, una medida que es particularmente urgente pues en España es donde las y los trabajadores trabajan más horas en promedio en la Unión Europea de los 15. Tal reducción ayuda también a mantener y a aumentar el número de puestos de trabajo.

Ahora bien, hay muchas maneras de reducir las horas de trabajo.  Y la reducción de número de horas de trabajo debería ser tal que facilitara alcanzar la conciliación familiar, que debe ocurrir en bases diarias y no solo en los fines de semana. De ahí que, para el cuidado de las familias (igualmente distribuidos entre hombre y mujer), es mucho mejor reducir las horas de trabajo de cada día,  trabajar alrededor de 6 en lugar de 8 horas al día, que no trabajar cuatro días de la semana. Hay que dejar más tiempo a las personas para gozar de la familia, entre otras actividades.

La creación y expansión del cuarto pilar de Bienestar

La otra alternativa es crear empleo público en todos los servicios del Estado de Bienestar. Y es motivo de alegría qué España comienza ya a ver conciencia de la necesidad del Cuarto Pilar de Bienestar. Más de 1000 personas de distintas sensibilidades políticas,  dirigentes de movimientos sociales y sindicatos, entre otros movimientos,  han firmado un manifiesto exigiendo a las autoridades públicas que desarrollen tal Cuarto Pilar de Bienestar. Y es prometedor que el Gobierno de coalición español esta ya desarrollándolo, canalizando recursos (incluso recibidos de la Unión Europea hacia los servicios de dependencia). Pero es urgente que además de expandir los recursos en estos servicios y otros, haya una redefinición y reconceptualización de tales servicios para garantizar un derecho universal, el de acceder a tales servicios definidos como Cuarto Pilar de Bienestar.

Hay que concienciar a las autoridades publicas de que lo que se denomina en España como guarderías, es mucho más que un aparcamiento para infantes mientras los padres y madres están trabajando. La evidencia muestra que tales guarderías,  si se transformaran en escuelas de infancia, podrían enriquecer el desarrollo emotivo y psicológico a los infantes. Tenemos gran evidencia de ello. Y un tanto igual ocurre con los servicios de dependencia institucional, donde hay una necesidad urgentísima a definir la atención a las personas dependientes, incluso a los ancianos. La redefinición de los servicios de los dos polos demográfico, infantes y ancianos, es urgentísima en España. Y un obstáculo para que ello ocurra, además de la pobreza de recursos,  es la excesiva atomización de responsabilidades en los gobiernos por cada uno de los componentes del Cuarto Pilar de Bienestar. Es necesario que, dentro de los gobiernos,  sean tanto central como autonómico y municipal, se crean responsabilidades transversales entre ministerios, consejerías y regidorías para desarrollar el tal Cuarto Pilar de Bienestar.

La necesidad de eliminar las desigualdades de género y clase social para mejorar la equidad social y la eficiencia económica

Las derechas se han presentado históricamente como las grandes defensoras de la familia consiguiendo gran rentabilidad política debido a la gran popularidad que tal institución tiene en la sociedad española. Los datos muestran, sin embargo, que sus políticas públicas han perjudicado a la mayoría de las familias y en particular a la mujer dentro de ellas, que sufren las grandes insuficiencias de los servicios públicos de atención a las familias, empobreciéndolas a ellas y a los miembros del hogar. De ahí la enorme urgencia de que, además de que los hombres adquieran mayor responsabilidad en tales tareas, se dote a todo tipo de familias existente, de aquellos servicios que permitan un mayor desarrollo de todos sus miembros, y muy en particular de la mujer, que es la mas sobrecargada del hogar.

Y tales servicios, que son fundamentales para aumentar el bienestar de la población, son también importantísimos para conseguir la recuperación económica, como lo muestran los países gobernados por más tiempo por fuerzas progresistas que han conjugado su compromiso con la equidad social con el de la eficiencia económica. El pensamiento liberal que asume que las desigualdades, configuradas por el mercado son condición para el éxito económico, han mostrado (como es el caso de España y Estados Unidos con gobiernos anteriores) su gran error, creando las enormes crisis sociales y económicas que estamos viendo hoy. De ahí la urgente necesidad de basar el desarrollo económico en la equidad y el bien común, reduciendo las desigualdades (tanto de clase social como de genero), mejorando el bienestar de la mayoría de la población en las clases populares, articulando las políticas de liberación de la mujer con la liberación de las clases populares, considerando ambas variables (género y clase social), como las determinantes del cambio social y económico del país.

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