Pensamiento crítico

Por qué los movimientos feministas son más exitosos en unos países que en otros

Por qué los movimientos feministas son más exitosos en unos países que en otros
Manifestantes participan en la Marcha y Concentración de Mujeres por la Justicia en el Aborto en Austin, Texas, el 2 de octubre de 2021.

El hecho de que un derecho tan importante como es el derecho a abortar esté en peligro hoy en Estados Unidos era predecible (y así lo escribimos hace años algunos analistas de aquella realidad). Una causa muy importante de este hecho, que se veía venir, es la debilidad del movimiento que canaliza la demanda de tal derecho, es decir, del movimiento feminista, y su limitada influencia sobre el Estado Federal y sus aparatos, desde el legislativo (Congreso y Senado) al jurídico. Soy consciente que esta afirmación podrá sorprender a muchas lectoras y lectores, pues los mayores medios de información en España suelen presentar aquel país como el mayor representante del modelo liberal de sociedad que, en teoría, debiera priorizar a los derechos individuales y por tanto apoyar el derecho de la mujer a controlar su propio cuerpo. Es más, los mismos medios de comunicación presentan movilizaciones organizadas por tal movimiento, que reúne a cientos de miles de personas (la enorme mayoría, mujeres) en apoyo a sus demandas. Y sus dirigentes (la mayoría mujeres de clase media-alta con estudios superiores), tienen acceso a los grandes medios que por otra parte excluyen aquellas voces como la de Angela Davis, críticas del sistema liberal vigente en el país. Pero esta visibilidad mediática contrasta con su escaso impacto en las instituciones políticas. Y de ahí deriva su escaso poder.

LAS GRANDES LIMITACIONES DEL MODELO LIBERAL ESTADOUNIDENSE Y SUS CONSECUENCIAS PARA EL MOVIMIENTO FEMINISTA

Esta debilidad del movimiento feminista estadounidense se debe a muchos factores. Uno especialmente relevante, es la escasa representatividad de las instituciones democráticas de EEUU, como ya he documentado en varias ocasiones. Su sistema electoral es escasamente proporcional y está claramente sesgado para favorecer a las fuerzas conservadoras. En muchas ocasiones, el presidente de Estados Unidos ha sido del Partido Republicano, aún cuando el voto mayoritario ha sido a favor del Partido Demócrata. Y el Senado, que es el que aprueba el presupuesto federal y los nombramientos al Tribunal Supremo, es de escasísima representatividad, abusivamente sesgado a favor de los Estados pequeños y conservadores. Por ejemplo, el Estado de Wyoming, predominantemente republicano, tiene poco mas de medio millón de ciudadanos, y sin embargo, tiene el mismo numero de Senadores (2) que California, un Estado predominantemente demócrata, que tiene cerca de cuarenta millones (¡68 veces mayor!). Tal sesgo aparece también en el Colegio Electoral que es quien elige al presidente de EEUU. Es más, la compra de políticos, que en España se llamaría corrupción, es no solo legal en EEUU, sino que es la norma en el sistema electoral, de manera tal que los grandes grupos económicos y financieros dan enormes cantidades de dinero a los candidatos al Congreso y al Senado pertenecientes a los dos partidos con representación parlamentaria, el Republicano, un partido de ultraderecha, y el Demócrata, hasta recientemente un partido de centro derecha, observador en la Internacional Liberal. Es imposible para otros partidos poder establecerse debido a la escasísima proporcionalidad del sistema electoral. Los partidos de izquierda no tienen ninguna posibilidad de tener representación parlamentaria. Estas y muchas otras deficiencias (como es la falta de regulación del acceso y de los tiempos mediáticos durante las elecciones), explica que la limitadísima calidad del sistema democrático y la gran distancia (que explica también la enorme abstención electoral) entre lo que la ciudadanía desea y lo que el Gobierno federal aprueba sea enorme. Y uno de los ejemplos de esta distancia es precisamente, el apoyo al derecho al aborto. Según Gallup Poll, la mayoría de la ciudadanía apoya el derecho al aborto, pero la Corte Suprema no lo apoya. Y esta institución, y los intereses que representa, tiene mucho más poder que la mayoría de la ciudadanía.

De ahí deriva el número tan limitado de derechos de carácter universal (es decir, derechos de todas las personas ciudadanas y residentes del país, limitación incluso más acentuada entre las mujeres) en EEUU. La mujer tiene muy pocos derechos en aquel país y las consecuencias negativas para toda la sociedad son enormes. Una de las instituciones más afectadas por esta situación es la familia, que incluye todo tipo de enlaces familiares mucho más extensos y mayoritarios que la familia patriarcal tradicional claramente en declive. La debilidad de la mujer aparece pues, no solo en el número muy limitado de congresistas y senadoras, de los más bajos entre las democracias liberales, sino también en el escaso desarrollo de los servicios de ayuda a las familias, tales como las escuelas de infancia y los servicios de atención a las personas dependientes y ancianas. Las tareas familiares continúan recayendo en las mujeres, y de ahí que la mujer se encuentre con muchísimas dificultades para poder compaginar su trabajo laboral con su trabajo familiar. El fin de la educación presencial durante la pandemia con el cierre de establecimientos escolares, ha significado una retirada masiva de la mujer del mercado de trabajo, una de las mayores causas de la actual falta de personas en el mercado de trabajo que está enlenteciendo de una manera muy marcada la recuperación económica del país.

LAS CARACTERÍSTICAS DEL MOVIMIENTO FEMINISTA MAYORITARIO  EN EL SISTEMA LIBERAL

El movimiento feminista mayoritario en EEUU, de sensibilidad liberal, moviliza más a las mujeres profesionales con educación superior de clase media alta que a la mujer de clase trabajadora. Su objetivo en Estados Unidos es la integración de la mujer en las estructuras de poder de la sociedad eliminando la discriminación. Así una de sus máximas movilizaciones fue el haber intentado elegir a la señora Hillary Clinton como Presidenta de Estados Unidos. Ahora bien, la experiencia ha mostrado que tal demanda era necesaria, pero profundamente insuficiente. Se olvidaban de que la señora Clinton fue la mayor promotora de la globalización mundial económica cuando fue Ministra de Asuntos Exteriores bajo la administración del Presidente Obama, globalización que (al estimular el movimiento de industrias y servicios basados en EEUU a otros países de salarios bajos y pésimas condiciones laborales), dañó enormemente a la clase trabajadora estadounidense de la cual las mujeres son la mayoría. Y la mayoría de las dirigentes de tal movimiento (NOW) que la apoyaron, se opusieron con gran hostilidad al candidato socialista Bernie Sanders, cuyas propuestas legislativas hubieran beneficiado mucho más a la mayoría de las mujeres trabajadores estadounidenses que no las proveídas por la señora Clinton. Angela Davis fue, por cierto, una de las pocas figuras conocidas del feminismo que apoyó a Bernie Sanders como el único candidato que según las encuestas mostraban que podría haber vencido a Trump en el 2016.

LA CAUSA MÁS IMPORTANTE DE LA DEBILIDAD DEL MOVIMIENTO FEMINISTA DE LOS ESTADOS UNIDOS

Pero el punto más flaco del movimiento feminista liberal estadounidense, que se da también en la mayoría de los movimientos sociales, es que compiten con todos los otros movimientos sociales (los movimientos de las minorías, negros, latinos y asiáticos, así como el movimiento de ancianos, el movimiento ecológico, y un largo etcétera de movimientos) para recibir apoyos y recursos de las instituciones políticas y muy en especial del Estado Federal. Estados Unidos es el país de los movimientos sociales, y hay todo tipo de movimientos que compiten entre ellos, sin tener un espacio político común que pueda aunar y coordinar una estrategia conjunta de liberación. La única excepción fue el movimiento Arco Iris (Rainbow Coalition) fundado por el candidato a la Presidencia de EEUU, Jesse Jackson (alumno predilecto de Martin Luther King) al cual tuve el honor de asesorar, que intentó reunir al movimiento de las minorías, al movimiento feminista, al movimiento sindical, al ecologista, al de pensionistas y muchos otros, en un espacio político común. Casi ganó las primarias del Partido Demócrata en 1988, pero fue objeto de una enorme hostilidad por parte del aparato del Partido Demócrata. Por lo demás, no hay un espacio común de todos los movimientos sociales de liberación que vehiculen sus demandas al estado a través de uno o varios partidos políticos. Hay pues, muchos movimientos sociales pero ningún partido de izquierdas con representación parlamentaria ni en el Gobierno que pueda responder a como proponer y ejecutar sus propuestas.

Y ahí está la causa de la debilidad de este y muchos otros movimientos sociales, y como consecuencia la mujer, las minorías, el movimiento ambiental, los ancianos, entre otros, están huérfanos, carentes de instrumentos políticos que defiendan sus intereses, incluyendo sus intereses de clase, intereses que son fundamentales para la mayoría de las mujeres que pertenecen a las clases populares. La realidad muestra que hay tantos movimientos feministas como clases sociales existen en el país. Decir esto no es, cómo maliciosamente se desea interpretar, reduccionismo de clase, sino un reconocimiento de que la mujer trabajadora tiene intereses comunes con mujeres de otras clases sociales, pero también distintas o incluso antagónicas. Y esas diferencias afectan también sus intereses como mujeres. La evidencia de ello es enorme. Las feministas pertenecientes a lo que popularmente se conoce como las clases medias ilustradas, nunca pidieron el derecho universal (que incluye a todas las personas) a los servicios de ayuda a las familias, cómo escuelas de infancia y servicios de dependencia.

Esta situación está cambiando de una manera muy notable pues el trumpismo movilizó a amplios sectores en su contra consiguiendo el mayor número de votos que el Partido Demócrata haya jamás conseguido. Los éxitos de sus corrientes progresistas les ha empoderado y un nuevo movimiento feminista se está creando con personas que están mostrando cómo la liberación de la mujer es una condición necesaria para el bienestar de toda la sociedad, así como para la liberación de muchas otras causas  que deberían realizarse en un espacio común, de clara orientación trasformadora y colectiva. Otros países han ya mostrado que la liberación de la mujer ha mejorado la calidad de vida y bienestar de toda la población y es esta percepción la que se está hoy extendiendo en EEUU como resultado de un cambio sustancial del movimiento feminista y de otros movimientos conscientes de la existencia de adversarios comunes, requiriendo instrumentos políticos  que multipliquen sus esfuerzos, enfatizando propuestas que claramente relacionan la causa particular del movimiento con la causa general: el bien común de la gran mayoría de la población. Las nuevas feministas han estado liderando las demandas de los servicios de ayuda a las familias de manera tal que constituyen algunos de los elementos más importantes del programa social de la administración Biden. Y los datos muestran la certeza de los argumentos presentados en defensa de la clara relación entre la liberación de la mujer y el bienestar de la mayoría de la ciudadanía. Y Suecia es una de las fuentes de tales datos.

SUECIA ES DONDE LA MUJER TIENE MÁS PODER HOY EL MUNDO. ¿POR QUÉ?

Una decisión clave que el gobierno de coalición de fuerzas progresistas sueco tomó en los años 50 (a fin de resolver el problema demográfico de falta de gente para el gran tamaño del país) fue el de facilitar la integración de la mujer en el mercado de trabajo, en lugar de depender del aumento de la inmigración, como hicieron muchos países del centro y sur de la Europa Occidental. Esta medida también respondía a la sensibilidad feminista que tenía la coalición de partidos progresistas gobernantes. La ideología socialista que los sostenía creyó que la liberación de la mujer pasa por su integración en el mercado de trabajo. A fin de conseguir tal objetivo se estableció lo que se ha llamado el Cuarto Pilar del Estado de Bienestar, que era, repito, la universalización del acceso a las escuelas de infancia de 0 a 6 años, y a los servicios de dependencia tanto domiciliario como institucional. Estos servicios de ayuda a las familias fueron esenciales para facilitar la integración de la mujer en el mercado de trabajo, alcanzando el 78% de la población adulta femenina, un récord en Europa. Este derecho complementaba el derecho al acceso a la sanidad (Primer Pilar de Bienestar), el derecho a la educación (Segundo Pilar) y el derecho de jubilación (Tercer Pilar). Complementando estos servicios se hizo una reforma cultural profunda, incluyendo la educación de los hombres desde su infancia, con una redefinición de sus roles y promoviendo su corresponsabilidad en las tareas familiares.

Estas medidas también tuvieron gran impacto para mejorar el bienestar y la calidad de todos los miembros de las familias, además de ser esenciales para facilitar la liberación de la mujer y el mejoramiento de la sociedad. Y la fertilidad creció enormemente, casi dos infantes por mujer (1.8), mucho más elevada que en España (1.3), donde la baja fertilidad es un ejemplo más del enorme estrés de la mujer en este país. Pero lo que es más valioso de esta dimensión de la mujer sueca, es que su gran presencia en la sociedad empoderó a la mujer, siendo su mayor influencia consecuencia de haber sensibilizado a la sociedad de la necesidad del cambio eliminando su opresión como parte de una estrategia de liberación que termine también con otras formas de opresión. No es por casualidad que Suecia, Noruega, Dinamarca y Finlandia, países donde coaliciones de izquierdas han gobernado por mas tiempo desde la II Guerra Mundial, tengan las desigualdades por clase social y por género más bajas del capitalismo desarrollado, y son las que tienen mayor conciencia ecológica y ambiental, con los Estados de Bienestar más desarrollados. Ni que decir tiene que mucho hay que hacer en aquellos países también, pero lo que han hecho merece ser reconocido y estudiado por otros, como los del sur de Europa que están por detrás. En España existen ya las bases para que se establezcan tales cambios, pero se requiere una mayor presión social, tal como el movimiento a favor del establecimiento del Cuarto Pilar del Estado de Bienestar como derecho individual que facilite la liberación de la mujer y aumente el bienestar familiar, mejorando la calidad de vida de la población y muy en particular de las clases populares, cuyos enormes déficits actuales deterioran especialmente la salud de la mujer, que como promedio tiene tres veces más enfermedades producidas por el estrés que el hombre. Esta iniciativa ha sido iniciada por más de mil representantes de movimientos feministas, movimientos sindicales, movimientos de pensionistas y otros pidiendo su establecimiento en este país dentro de la ruta de cambio que permita una sociedad mejor. (Ver: https://cuartopilar.es/).

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