Pensamiento crítico

El nazismo y el fascismo en los años treinta, el trumpismo y previsiblemente el putinismo ahora

El nazismo y el fascismo en los años treinta, el trumpismo y previsiblemente el putinismo ahora
Un manifestante sostiene un cartel que dice "De Trump a Putin, segundo peligro nuclear" durante una protesta contra la invasión rusa de Ucrania, en Madrid, el 20 de marzo de 2022.
ÓSCAR DEL POZO / AFP

El escaso conocimiento histórico de nuestro pasado (consecuencia de la enorme influencia que las fuerzas conservadoras que dominaron la dictadura existente en España en el proceso de transición) explica el desconocimiento entre la población española (y muy en particular entre la juventud), de lo que fue el fascismo y el nazismo en Europa y sus consecuencias para España. Tal dominio se perpetuó en grandes sectores del aparato del Estado durante el periodo democrático, siendo ello responsable del olvido histórico y de la falta de recuperación de la memoria histórica, causa de la reproducción de una visión tergiversada de nuestro pasado que se reproduce no solo en las instituciones educativas sino también en los mayores medios de comunicación.

Este déficit de conocimiento histórico adquiere especial significado en el período actual donde se están produciendo situaciones a ambos lados del Atlántico Norte, que tienen considerables parecidos a las existentes en los años 30 y principios de los años 40 en tal parte del mundo. El nazismo y el fascismo surgieron promovidos por los mayores poderes económicos, políticos y sociales en cada país, para terminar con los sistemas democráticos que habían permitido la aparición de movimientos político-sociales -el socialismo y el comunismo- que cuestionaron aquellos poderes.  El nazismo y el fascismo eran los instrumentos desarrollados y promovidos para parar aquellos movimientos con vocación transformadora. Aunque no eran idénticos, el nazismo y el fascismo tenían muchas características y objetivos comunes.

LOS ORÍGENES DEL NAZISMO EN ALEMANIA

El Partido Socialdemócrata Alemán era el partido gobernante durante la República Weimar y era su objetivo el conseguir la transformación de la sociedad alemana. La Gran Depresión y los estragos que esta causó entre la clase trabajadora explica su rápida expansión.  Para pararlo y eliminarlo se creó el Partido Nazi, que no fue fundado por Hitler, sino que éste lo captó más tarde dándole sus características más importantes. El partido Nazi era un partido de ultraderecha, con un nacionalismo extremo que se atribuía una superioridad moral, ética y cultural, sobre cualquier otra raza o grupo étnico, promotor de la violencia y ejercicio bélico para conseguir sus objetivos, sin ningún limite en su deseo de dominio, profundamente antisemita y anticomunista, siendo la fuerza política más hostil y antagónica a las formaciones políticas enraizadas en el movimiento obrero. Tenía además, una vocación imperial deseosa de expansión territorial.

Aunque se auto definió como anti-establishment, nunca se enfrentó con las fuerzas y clases dominantes, las cuales intentaron utilizarlos para exterminar a los partidos socialistas y comunistas. El gran bulo que el Nazismo promovió en el libro de Hitler Mein Kampf, fue el que Alemania, en realidad había ganado la Primera Guerra Mundial, pero había sido traicionada por los judíos y por los partidos socialistas y comunistas. A todos ellos se les debían eliminar y exterminar tanto en Alemania como en el resto del mundo. Entre ellos estaban españoles exiliados en Francia que habían iniciado, y en parte liderado la resistencia antinazi en aquel país, y de los cuales muchos terminaron en los campos de concentración nazis (incluyendo miembros de mi familia).

QUIENES APOYARON EL NAZISMO

 Hitler y el nazismo fueron promovidos por los grupos económicos más poderosos de Alemania y el establishment político conservador alemán, que consideraba a Hitler como una especie de payaso útil (tal y como lo había definido confidencialmente el presidente de Alemania del momento, Paul von Hinderburg, creyendo que lo podrían controlar fácilmente), cuando lo nombro primer ministro.  Hitler más tarde, destruyó la democracia, incluso quemando el parlamento alemán, instalando una dictadura profundamente nacionalista, centralista, que negó la diversidad territorial, racista, sexista, homófoba y profundamente reaccionaria y autoritaria, que negó cualquier forma de legitimidad a sus adversarios políticos, intentando controlar todos los aparatos del estado y los medios de información y orientación, infiltrando gran número de las instituciones para controlarlas eliminando todo vestigio de diversidad. Fue así como destruyó la democracia, iniciándose una de las páginas más represivas que ha existido en la historia de los países que controló.

EL FASCISMO EN ESPAÑA Y QUIENES LO APOYARON

En España el fascismo tuvo características comunes con el nazismo alemán y el fascismo italiano, como su nacionalismo extremo, jacobino, racista, sexista, homofóbico, y profundamente anti-clase trabajadora, intentando a la vez utilizar un lenguaje de partido seudo-obrerista, definiéndose como un movimiento nacionalsindicalista. Apoyado por las oligarquías económicas del país, promovió el bulo de que las izquierdas querían destruir y romper a España. En realidad la victoria de las izquierdas en el año 1936 fue lo que motivó el golpe militar que sin la ayuda del nazismo alemán y el fascismo italiano, no habrían conseguido ganar el golpe, pues la Segunda República y las medidas propuestas por el Frente Popular gozaban de gran apoyo popular, habiendo sido la república una de las etapas con mayor potencial transformador en España que de haber triunfado se habría generado décadas de desarrollo, pudiendo alcanzar el nivel de bienestar que han alcanzado los países nórdicos escandinavos de Europa, donde el movimiento obrero históricamente ha sido más fuerte dentro de sistemas democráticos.

EL FASCISMO Y EL NAZISMO EN ESTADOS UNIDOS Y DE DONDE SURGIÓ

En Estados Unidos hubo también varios movimientos con características fascistas apoyados por grandes poderes económicos y financieros a fin de parar los cambios realizados por las fuerzas progresistas. El más conocido fue liderado por Huey Long, y el sacerdote Charles Coughlin, profundamente antijudío, con claras simpatías hacia el nazismo y el fascismo europeos. En realidad, el banquero J.P. Morgan, quien se describió a sí mismo como "algo así como un misionero" del fascismo italiano, expresando su admiración por Il Duce, proveyó un préstamo a Mussolini de cien millones de dólares. Estos movimientos tenían milicias armadas y con simpatías dentro de sectores del ejército, que llegaron incluso a planear un golpe de estado, detrás del cual estaban, además de J.P. Morgan, otras conocidas personalidades dirigentes de la General Motors, entre muchos otros.  Su objetivo era terminar con las altamente populares reformas del New Deal llevadas a cabo por el Presidente Roosevelt, quien estableció las bases del Estado de Bienestar en Estados Unidos. Tal movimiento era profundamente anti-New Deal y antisocialista y anticomunista, con características de tales movimientos semejantes a aquellos movimientos de nacionalismo extremo, racismo, sexismo, homofobia, y anti-clase trabajadora. El golpe militar que al final fue interrumpido planeaba un golpe al capitolio (ver: Why is so little known about the 1930s coupe attempt against FDR? Por Sally Denton, The Guardian, 12/1/2022).

¿SE ESTÁ REPITIENDO AHORA LA HISTORIA?

Elementos en común que tenían el nazismo y el fascismo es que la estructura de poder económico, político y social que dominaba las sociedades citadas, promovieron las prácticas nazis y fascistas para parar y eliminar las propuestas de cambio, utilizando la violencia para destruir la democracia a fin de eliminar a sus adversarios. En realidad, todos ellos cuestionaron la legitimidad de sus adversarios, percibidos todos ellos como carentes de legitimidad. Este tipo de acusación, de nula legitimidad para gobernar el país, era una característica definitoria de tales movimientos. ¿Se está repitiendo esta situación ahora? Vemos como lo que está ocurriendo en Estados Unidos ahora (con la aparición del trumpismo), está jugando un papel semejante al de Alemania (con la existencia del nazismo) en los años 30 y 40, al de ser uno de los mayores ejes del movimiento reaccionario nacional e internacional.

EL TRUMPISMO EN EEUU; PORQUE APARECIÓ AHORA Y NO ANTES

He explicado extensamente la génesis del trumpismo (ver mi artículo: "El crecimiento del fascismo o trumpismo en EEUU", Público, Oct 26 de 2020). De la misma manera que la Gran Depresión fue el caldo de cultivo para que se crearan las dinámicas para el establecimiento del nazismo y el fascismo, estamos ahora viendo como La Gran Recesión originada por las políticas neoliberales iniciadas ya por el reaganismo y adaptadas también más tarde por el Partido Demócrata (con Clinton y Obama) en EEUU, y por la Socialdemocracia (con La Tercera Vía) en Europa, fue la causa de una enorme hostilidad hacia el establishment político-mediático neoliberal y hacia el Estado Federal en Estados Unidos, percibido (erróneamente) como instrumentalizado por movimientos de derechos civiles de las minorías (como la afroamericana y la latina), y el movimiento feminista liderado por mujeres de clase media-alta profesional. El abandono de la tradición redistributiva (de carácter universal, característico del New Deal) por parte del Partido Demócrata y su sustitución por las políticas identitarias y antidiscriminatorias, programadas para la integración de las minorías y las mujeres en las estructuras de poder, explica el que Trump utilizara el racismo y el sexismo como medidas de movilización por parte de grandes sectores de la clase trabajadora y clase media blanca, hostiles hacia al gobierno federal. Trump canalizó este enfado y ganó las elecciones del 2016, iniciando una etapa enormemente reaccionaria y represiva, con purgas en las estructuras políticas mediáticas y educativas del país. Su profundo nacionalismo extremo, racismo, sexismo y homofobia, junto con su talante autoritario y anti-democrático, defensor de una cultura centralista uniforme, blanca y cristiana, machista y clasista, determinó toda una serie de políticas públicas que eran sumamente favorables a las rentas de capital a costa de las rentas del trabajo.

Y cuando apareció la pandemia, se opuso a los programas de salud pública orientados hacia su control, presentándolos como innecesarios e ineficaces. Controló rápidamente al Partido Republicano expulsando a los conservadores tradicionales, instrumentalizando el aparato jurídico, el de seguridad y el militar. Y gran parte de los medios de comunicación, jugaron un papel clave en su promoción durante la campaña electoral. Las investigaciones realizadas por el Congreso controlado ahora por el Partido Demócrata documentan el nivel de autoritarismo y prácticas antidemocráticas del trumpismo, que han forzado a la Administración Biden a establecer comisiones de investigación que documentan el grado de instrumentalización antidemocrática, que no excluyó incluso la violencia ni tampoco el golpe militar como medidas a considerar por la Presidencia Trump. Elemento clave de esta promoción era el bulo promovido por el trumpismo de que el Partico Demócrata no había ganado las elecciones, sino que las había robado, presentado al gobierno Biden como ilegitimo. Uno de los objetivos del nuevo Ministro de Defensa, un afroamericano, es precisamente el de prevenir y evitar la expansión del movimiento golpista dentro de las fuerzas armadas.

Sería un error ver tal movimiento como autónomo, pues detrás de él están los grandes grupos económicos del país. Robert Reich, quien fue en su día Ministro de Trabajo del Gobierno Clinton, ha documentado el apoyo al trumpismo de grandes empresas, representativas de los mayores sectores económicos del país, desde las industrias contaminantes, hasta las compañías de seguros sanitarios y a la industria farmacéutica. En realidad, el apoyo ha sido mucho más extenso que el definido por Robert Reich. Las desigualdades de renta aumentaron considerablemente, acentuándose aún más las existentes durante La Gran Recesión, que alcanzaron su máxima rentabilidad durante la pandemia, cuando los EEUU estuvieron gobernados por Trump. Los ingresos de los dirigentes de las grandes corporaciones estadounidenses has subido enormemente y han pasado de ser 20 veces el salario de los trabajadores en 1970 a 320 veces en 2021.   

 LA ARMA DEL NEOLIBERALISMO GLOBALIZADOR A NIVEL INTERNACIONAL: LA OTAN

 La globalización, favorable a las rentas del capital, con gran hegemonía del capital de ambos lados del Atlántico Norte, alcanzó su máximo desarrollo también en esta época (1980-2022), contribuyendo con ello al debilitamiento del mundo del trabajo. Y la rama armada de esta globalización neoliberal fue la OTAN, que en teoría había sido establecida para controlar y eliminar a la Unión Soviética, aunque su objetivo real iba mucho más allá: el de ampliar el dominio del globalismo neoliberal dominado por EEUU y sus aliados europeos a nivel mundial, como se demostró luego de que la OTAN continuará incluso después de la disolución de la Unión Soviética. Denominar a tal organización como una organización meramente defensiva, cuando había completamente rodeado a la Unión Soviética con bases nucleares a menos de 30 minutos de distancia nuclear era una enorme falsedad.

EL CRECIMIENTO DEL TRUMPISMO EN EUROPA

El neoliberalismo globalizador era también la ideología dominante en la dirección de la Unión Europea, cómo se vio en la aplicación de las políticas de austeridad que dañaron especialmente a las clases populares, y muy en particular del sur de Europa, alcanzando dimensiones especialmente dañinas en Grecia. Este daño creo un creciente malestar por parte de las clases populares qué se tradujo en una pérdida de confianza hacia las instituciones de la Unión Europea (que las encuestas de opinión habían ya mostrado que no eran muy populares, habiendo sido ello una de las causas de que no se aprobaran en muchos países los referéndums sobre la Constitución Europea). Y esta falta de confianza se tradujo en decepción y enfado con los instrumentos políticos que históricamente habían defendido los intereses de la clase trabajadora como los partidos de tradición socialdemócrata, algunos de los cuales prácticamente desaparecieron, como fue el caso de Francia e Italia entre otros. Fue este enfado el que, como ocurrió en EEUU, explica el crecimiento de la ultraderechas nacionalistas  que se presentaron como las únicas fuerzas creíbles anti establishment político-mediático neoliberal con una imagen de un nacionalismo (que rompía con la globalización), nostálgico del idealizado orden anterior, en el que dominaban los valores conservadores que habían regido un pasado mejor, hoy amenazado por unos valores e identidades que rompían con la cultura y civilización cristiana a la cual orgullosamente pertenecían y que veían como la única posible y necesaria. Estos eran también los valores del trumpismo y del putinismo, como explicaré a continuación.

EL CRECIMIEMTO DEL PUTINISMO

He explicado en otro artículo los orígenes del putinismo y la transformación radical que este tuvo sobre la antigua economía soviética, transformándola en una economía capitalista a ultranza con características semejantes al pinochetismo aplicado en Chile con el asesoramiento de la Escuela de Chicago (ver mi artículo "Causas y Consecuencias de la guerra de Ucrania", Público, 14 de Marzo de 2022, y también el artículo de Perry Anderson "Incommensurate Russia", New Left Review, Julio-Agosto de 2015). Esta transformación fue una victoria para el Presidente Clinton, quien favoreció la toma de poder por parte de Yeltsin, para realizar la masiva privatización de los medios de producción y distribución de aquel país, y cuya mano derecha fue más tarde, precisamente, Putin. Definir a Putin como comunista, o al sistema económico existente hoy en Rusia como enraizado en el sistema soviético es otra falsedad que la mayoría de los mayores medios de información de derechas han promovido en España. En realidad, el gran democratizador de la Unión Soviética fue Gorbachov, quien sí estableció un sistema parlamentario que iniciaba un proceso de representación, el cual fue posteriormente interrumpido por un golpe militar dirigido por Yeltsin, sustituyéndolo por un nuevo  parlamento de valor representativo limitado. El representante del Partido Comunista de la Federación Rusa en la reunión de partidos comunistas del mundo, que tuvo lugar recientemente en Hanoi, describió el sistema económico ruso como "un sistema monopolista, parasitario, y de un capitalismo decadente imperialista..., resultado de la restauración capitalista". Y más tarde añadió que "el país está dirigido por una clase dominante cuyas ganancias proceden del robo de los bienes públicos que ocurrió cuando la Unión Soviética colapsó" (ver Joe Sims "Biden, Putin and the threat of World War III", People’s World, March 30, 2022).

El putinismo es, en parte, el resurgimiento del nacionalismo pre bolchevique, que considera que Rusia está amenazada por el mundo occidental y por su supuesta cultura corrupta y antinacional, lejana y antagónica al orden y moralidad religiosa, predominante pero no exclusivamente cristiana. El putinismo es el nacionalismo conservador, ofendido y humillado por el rechazo que han sufrido sucesivos dirigentes de Rusia a su petición de que se deje de amenazar la seguridad de Rusia creando en cambio un sistema de seguridad europea que pueda incluir  a Rusia. Es esta amenaza, ampliamente sentida por la sociedad rusa, incluyendo sus clases populares, lo que explica el apoyo que le están dando ahora a la invasión de Ucrania, y que Putin utiliza para consolidar su poder dictatorial. En cuanto a la política económica, su visión es neoliberal, ligeramente modificada en cuanto a las áreas energéticas sujetas recientemente al control estatal.

ELEMENTOS EN COMÚN ENTRE EL PUTINISMO Y EL TRUMPISMO

Estas características tienen muchos puntos en común con el trumpismo, lo cual explica la buena relación personal existente entre Trump y Putin.  Y frente a la petición del Presidente Biden de que Putin debería dejar de ser presidente de Rusia, la televisión pública rusa propuso que el presidente Biden debiera dejar de ser Presidente de EEUU y ser reemplazado por el Sr. Trump. Esta respuesta a Biden decía: "hacemos una llamada al pueblo de EEUU a que cambie el régimen existente en EEUU lo mas pronto posible y elijan de nuevo a nuestro partner, el Sr. Trump, como presidente." (ver "Rusian TV host calls for regime change in the US" Daily Mail, 11 de abril de 2022). Trump mostró durante su mandato una falta de apoyo a la OTAN, habiendo incluso sugerido antes de que fuera elegido presidente de que no tenía sentido continuar con la esta organización una vez desaparecida la Unión Soviética.

LAS FALSEDADES QUE SE ESTÁN PROMOVIENDO POR PARTE DE LOS MAYORES MEDIOS DE INFORMACIÓN SOBRE LA GUERRA EN UCRANIA

La versión más extendida que se presenta hoy en los mayores medios de información es que Putin es el malo de la película, presentándolo como el único responsable de la situación actual, ignorando el papel muy importante que la OTAN ha jugado en crear las condiciones para que ocurriera lo que era predecible que ocurriría. El putinismo era tan predecible como lo es el trumpismo. Y la situación es probable que incluso empeore más. Estamos ya en una guerra mundial en la que los costes los absorben especialmente los ucranianos, pero también las clases populares, tanto rusas como europeas y norteamericanas, a las que se les está pidiendo enormes sacrificios para ganar una guerra que se está cronificando y que está teniendo unos efectos devastadores. No es sorprendente pues, que vaya creciendo un enfado popular que pueda canalizarse por las ultraderechas en todos estos países. Las elecciones de Francia el pasado domingo reflejan la expansión del trumpismo y del putinismo, en donde la candidata de ultraderecha Le Penn, muy afín a Trump y a Putin, logró conseguir una significativa mayor votación a la anteriormente conseguida en las elecciones anteriores.  Ahora tendrá la oportunidad de confrontar al Presidente Macron en una segunda vuelta, en donde su victoria tendría consecuencias desastrosas. Y el Presidente Macron es en parte responsable de lo ocurrido. Es importante pues que se expliquen y entiendan las causas de la enorme crisis actual, lo cual no se está haciendo por parte de la mayoría de los medios de información.

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