Voces de la precariedad

Luchando por el estatuto predoctoral

Decir que trabajas en algo que te gusta parece un sueño imposible para muchos. Denunciar que esa situación aparentemente ideal no lo es tanto sorprende. Sin embargo, la investigación comparte las mismas nefastas consecuencias del modelo laboral precario existente. Las investigadoras predoctorales, al inicio de nuestra carrera investigadora, vivimos actualmente una situación precaria, irregular y de cierta indefensión, al carecer de un texto normativo que regule convenientemente nuestra posición y nuestras condiciones dentro del complejo entramado de las universidades y la investigación.

Las investigadoras en formación desarrollamos un trabajo que culmina con la obtención de la tesis doctoral, realizando mientras tanto un trabajo esencial para mantener en su mayor parte el, ya escaso, sistema de investigación español. Aunque en 2011, la Ley de la Ciencia reguló el desarrollo de un estatuto para nuestro colectivo, el Estatuto del personal Investigador en Formación o EPIF, con entrada en vigor debía en el año 2013, julio de 2018, acumulamos más de 5 años de retraso.

A raíz de un conflicto entre la administración y predoctorales en el año 2017, comenzamos a organizarnos en Asambleas en nuestros centros de trabajo, y en ese verano comenzaron las negociaciones del EPIF en las que participamos distintos colectivos. Pretendíamos garantizar unas condiciones laborales razonables, que fueron imposibles de alcanzar con el gobierno del PP. Apenas conseguimos que se nos reconocieran algunos mínimos que desde esta asamblea consideramos insuficientes y cuya aceptación sería impensable para otros colectivos.

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Los principales puntos de conflicto, y que siguen siendo nuestras principales demandas, fueron la remuneración, las horas de docencia y la indemnización por finalización de contrato. Nuestros contratos se establecen en el marco de distintas convocatorias y organismos, por lo que existe una profunda desigualdad en sus condiciones: diferencias acusadas en la remuneración, llegando incluso a situarse en torno a los 500€ entre convocatorias; derechos laborales diferentes según si el contrato se adscribe a algún convenio colectivo, diferencias en las horas máximas de docencia, etc. Todo esto, pese a estar contratados para el mismo trabajo: la realización de una tesis doctoral.

Consideramos que la creación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades por el PSOE debería reabrir las negociaciones, y observamos con optimismo la  oportunidad de revertir esta situación y avanzar en la consecución de mejores condiciones laborales y académicas. Por ello, instamos al Gobierno, y en particular al Ministerio que dirige el Sr. Pedro Duque, a que escuche y atienda a las Asambleas y sindicatos, y así podamos desarrollar de manera conjunta un EPIF que recoja adecuadamente los derechos y deberes de las predoctorales de este país.

Las negociaciones con el anterior Gobierno fueron un fracaso. El único avance logrado fue una igualación salarial entre predoctorales a cambio de una reducción de derechos en nuestra condición de trabajadoras. Ahora, creemos conveniente retomar las conversaciones con el Ministerio del recién estrenado Gobierno. La precarización nos afecta a todos y a todas, y el colectivo predoctoral español no es ajeno a esta circunstancia, encontrándose muy lejos de estar bien regulado y adecuadamente reconocido. Después de un año de tira y afloja con el PP, no estamos dispuestos a conformarnos con unos acuerdos insuficientes, y exigimos al PSOE que cumpla con sus promesas en materia de recuperación del terreno perdido en ciencia, investigación y educación superior durante esta última década.

Durante los últimos meses hemos trabajado para que nuestra voz se escuche y lograr unas condiciones razonables para el colectivo, que consideramos que deberían ser la base de cualquier contrato predoctoral. Confiamos en que el Ministerio esté a la altura de las expectativas que ha generado en la comunidad investigadora y se posicione del lado, y no en contra, de los derechos, las condiciones y los reconocimientos laborales y académicos de quienes somos sus representadas.

Nota: debido a los ocasionales comentarios sobre el uso del genero femenino en nuestros textos, aclaramos que es una decisión tomada para visibilizar la discriminación social de las mujeres y, especialmente, la discriminación laboral. De igual forma, es una manera de denunciar el escaso número de mujeres en puestos avanzados de la carrera científica, a pesar de que en las etapas iniciales es el género mayoritario. Sin mujeres no hay ciencia.

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