
El 28 de febrero inauguramos el café de la mujer precaria y elegimos el mejor sitio posible, la plaza de Lavapiés. Por unas horas llenamos esa plaza de color, alegría y de nuestras voces.
La plaza de Lavapiés la engalonamos con globos de color morado, con sillas, con mesas y con mujeres diversas: mujeres madres, mujeres hijas, mujeres abuelas, mujeres pensionistas, mujeres activistas, mujeres asalariadas..., en resumen mujeres luchadoras.
Comenzamos a hablar, a contarnos nuestras experiencias. Y en la plaza resonaron las voces de las Kellys, las compañeras de Sanidad, las pensionistas, las compañeras del Servicio de Ayuda a Domicilio, de la PAH, las compañeras migrantes, y los poemas de Balbina acercándonos a la cultura; y como iban a faltar, allí estaban las espartanas de Coca-Cola en Lucha para recordarnos que la única lucha que se pierde es la que se abandona.

El café de una espartana
Ya ha pasado un año. Estamos otra vez en la semana del 8M. Miro atrás, y a veces me parece que ha pasado mucho tiempo, tanto esfuerzo, tanto trabajo, tanto cansancio, repitiendo una y otra vez "queremos igualdad". Nada más. Pero esa igualdad la tenemos que conquistar milímetro a milímetro, y sobre todo defender con uñas y dientes ese milímetro conquistado, para no retroceder ante los ataques del neoliberalismo, de la derecha del Cid Campeador, del patriarcado, en definitiva del este orden social que nos quiere imponer el capitalismo a la mitad de la población de todo el planeta.
Pero no desfallecemos, somos mujeres, somos luchadoras y nos hemos propuesto: Ganar el mismo salario que ellos, que podamos ir solas por la calle sin miedo, decidir si queremos tener hijos en el momento que nosotras queramos, no convertirnos en vasijas gestantes para hombres ricos que quiere esparcir sus genes en este mundo, no ser objetos sexuales para puteros, no ser maltratadas y asesinadas por el mero hecho de ser mujer, que violadores y abusadores no tengan cabida en esta sociedad.
☕Ayer mujeres de diferentes colectivos se juntaron en Lavapiés para tomar un #CaféXlaMujerPrecaria, denunciar que la precariedad tiene rostro de mujer y llamar a la #HuelgaFeminista2019 @FeminismosMad
Lo cuentan @nomasprecario @AlertaDesahucio @cocacolaenlucha @LasKellysMadrid pic.twitter.com/M7PmSqMOOU
— #404 Comunicación Popular (@404comunicacion) March 1, 2019
No quiero que me llamen feminazi por pedir algo que a los hombres no se les niega. Hombres, por favor, poneros un día en nuestro lugar. ¿Os gustaría ganar menos que nosotras, que se os usara como sementales, como objetos sexuales, se os pegara una paliza solo por ser hombres...? Estoy segura que la respuesta es No. Entonces, ¿por qué se pretende que estemos calladas? ¿Por qué no se acepta la crítica de que estamos en una sociedad desigual?
El jueves 28 de febrero nos reunimos en Lavapiés (Madrid) un grupo de mujeres para tomar en café, era un café feminista, y de repente se hizo la magia. Sí, esa magia que solo las mujeres sabemos hacer. El café hizo de pócima mágica, empezamos a hablar de nuestros problemas, de nuestras ilusiones, en definitiva hablábamos de nuestras vidas. Vidas normales de mujeres normales y de repente me di cuenta que de normalidad había poco, no es normal que asesinen a tu madre, no es normal que seamos las mujeres que tengamos los contratos más precarios, no es normal que seamos nosotras las que siempre acompañemos al médico a nuestros hijos o nuestros padres, no es normal que los cuidados recaigan sobre las mujeres, ¡no es normal! Este café ha servido para quitar ese halo de normalidad que hemos dado a situaciones que no son normales.

Os voy a contar una situación que se me ha dado esta mañana, para que veis ese halo de normalidad, sobre todo en los micromachismos. Hemos ido a repostar carburante para nuestro nuevo coche (mi marido y yo). Yo, ya lo había hecho la semana pasada, así que le sugiero a mi marido que sea él, el que lo haga esta vez, voy a pedir al empleado que explique a mi marido como se respira un vehículo de gas, el empleado muy amable se lo explica, voy a pagar a caja, pago y el amable empleado me regala unos caramelos diciendo: estos caramelos para su marido, que el pobre se ha quedado repostando.
TODO MUY NORMAL, YO TAMBIÉN GANÉ A COCA COLA
Celes de la Cruz y Aurora Jurado espartana de Coca Cola
Mujeres de No+Precariedad
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Comentarios
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