Voces del mediterráneo

La Nakba 70 años después: El fracaso de Israel para borrar la memoria colectiva palestina

Rania Muhareb

Investigadora legal de la organización palestina de derechos humanos Al-Haq. Máster en derecho internacional humanitario y de derechos humanos.

La Nakba 70 años después: El fracaso de Israel para borrar la memoria colectiva palestina

El día de hoy marca la culminación de ocho semanas de protestas en la Franja de Gaza, durante las cuales las Fuerzas de ocupación israelíes han matado a más de cincuenta personas palestinas, disparando para matar e hiriendo intencionalmente a manifestantes desarmados que participaban en la Gran Marcha del Retorno, pidiendo el fin del cierre ilegal por parte de Israel en la Franja de Gaza y cumplir con el del derecho de retorno de los y las refugiadas palestinas. La Gran Marcha del Retorno empezó el 30 de marzo de 2018, en conmemoración del Día de la Tierra, marcando el día de 1976 cuando la policía israelí asesinó a seis ciudadanos palestinos de Israel mientras protestaban por la expropiación estatal de miles de dunums de sus tierras en Galilea. Desde su inicio, la Gran Marcha del Retorno ha sido recibida con la misma violencia que las fuerzas israelíes desplegaron en el Día de la Tierra hace más de cuarenta años, con el mismo intento de silenciar al pueblo palestino y borrar su memoria colectiva.

Este día también marca la septuagésima conmemoración de la Nakba o "catástrofe", cuando aproximadamente 800.000 palestinos y palestinas fueron expulsados ​​por la fuerza de sus hogares y propiedades, 531 aldeas fueron destruidas, y más de diez mil palestinos y palestinas fueron masacrados por las fuerzas sionistas en los eventos que condujeron a la creación del estado de Israel en 1948. Solo unos 150.000 palestinos permanecieron en el territorio del Mandato de Palestina después de la Nakba, una cuarta parte de los cuales fueron desplazados internos. Inmediatamente después de la guerra, el despojo de las personas palestinas refugiadas y desplazadas internas se selló mediante la aprobación de leyes destinadas a negarles el derecho a regresar a sus hogares y propiedades, vigentes hasta el día de hoy.

Los eventos de la Nakba ya eran ilegales bajo el derecho internacional en ese momento, y el despojo y la expulsión de civiles ya constituían violaciones de las leyes y costumbres de guerra. Susodicha ilegalidad se ha perpetuado durante décadas, y a la población palestina se le ha negado sistemáticamente su derecho inalienable a regresar, tal y como exige el derecho internacional y se reafirma en más de cien resoluciones de las Naciones Unidas. Después de haber ganado fuerza con el tiempo, el derecho internacional da derecho a las personas refugiadas y desplazadas a una reparación por las violaciones que ellos, ellas y sus descendientes han sufrido, y exige que Israel cumpla con su derecho al retorno.

Setenta años después, la Nakba simboliza la denegación de los derechos transmitidos de una generación a la siguiente y un proceso continuo de desplazamiento y desposesión en ambos lados de la Línea Verde impulsado por las políticas y prácticas coloniales sionistas. Como tal, la difícil situación de la población palestina se parece en muchos sentidos a la de los pueblos indígenas de todo el mundo, desarraigados y desposeídos por la fuerza, suplantados por colonos extranjeros, sometidos a una vida de segunda clase en sus propias tierras. Al igual que la mayoría de los pueblos indígenas, el apego palestino a la tierra, incluso después de siete décadas en el exilio, sigue siendo un marcador definitorio de la identidad palestina y la memoria colectiva. Sin embargo, en muchos sentidos, la difícil situación palestina ha sido diferente, precisamente debido a la condición de refugiados al que casi tres cuartas partes del pueblo palestino fueron forzadas tanto en 1948 como posteriormente. Son los más de 5 millones de refugiados y refugiadas palestinas, privadas durante generaciones del derecho a regresar a las casas de donde fueron desterrados sus antepasados, lo que subraya una característica distintiva de la lucha palestina por la autodeterminación.

Los horrores de la Nakba, que conmemoramos en este día, se combinan con los intentos sistemáticos de Israel de borrar y falsificar la memoria de la expulsión palestina en 1948, incluso mediante la promulgación de leyes que penalizan la mera conmemoración del Día de la Nakba el 15 de mayo como un día de luto. Sin embargo, después de todo este tiempo, el sionismo no ha logrado borrar la Nakba de la memoria colectiva palestina. Mientras que Israel esperaba que algún día el pueblo palestino olvidara y abandonara sus derechos, setenta años después, están lejos de ser olvidados. Hoy en día, una persona palestina nacida en cualquier parte del mundo todavía se identifica con la ciudad o pueblo de donde fue expulsado su antepasado, a pesar de que en muchos casos nunca se le ha permitido pisar Palestina.

Hoy, millones de palestinos y palestinas están pidiendo cuentas a Israel por los crímenes que nunca ha reparado, basados en la misma memoria que Israel ha buscado borrar durante tanto tiempo. Es esta historia, la que el pueblo palestino lleva sobre sus hombros mientras pide dignidad y derechos en la octava semana consecutiva de Marcha del Retorno en la Franja de Gaza y el resto de Palestina exigiendo el cumplimiento de su derecho a regresar a casa.

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