El óxido

Festival de la estupidez

"Sólo hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. Y no estoy tan seguro de la primera". La archiconocida sentencia de Einstein cobra hoy especial actualidad en nuestro país. No hace falta más que poner cada día las noticias para escuchar una nueva sandez, más grande que la anterior, como si asistiésemos a un concurso de estupideces en el que algunos políticos compiten por el primer puesto.

Si tan solo se tratara de estupideces, la cosa podría tener hasta su gracia. La estulticia ajena suele alimentar el sentido del humor y al menos permite sonreír. Pero cuando las tonterías son además afrentas, el asunto resulta más peligroso. Y al final se acaba convirtiendo en una verdadera competición para ver quien dice la barbaridad más grande, sin importar las consecuencias políticas que las palabras estúpidas pudieran tener.

El último de los participantes en tan insigne competición ha sido Felip Puig, consejero de Interior de la Generalitat de Catalunya, que se ha permitido el lujo de sugerir que los Mossos d’Esquadra tendrían que participar en el conflicto con España si llegado el caso este se tornara violento. Todo un canto a la prudencia y al diálogo, vaya. En su versión españolista ya Alejo Vidal-Quadras, nada menos que el Vicepresidente del Parlamento Europeo, había recomendado al gobierno de Rajoy que tuviese preparado "un general de brigada de la Guardia Civil" (sic) para tomar el mando de la irredenta Catalunya si Artur Mas persiste en sus aspiraciones soberanistas.

Pero la cosa no se queda ahí. Leopoldo Muñoz Sánchez, presidente de la Asociación de Militares Españoles, ha concedido una entrevista a la televisión holandesa que no tiene precio. El coronel, que por edad debe llevar en la reserva desde la Guerra de Independencia, ha afirmado, blandiendo la Constitución y luciendo banderas españolas en su despacho, que el gobierno debería declarar el estado de guerra si los catalanes persisten en su capricho secesionista. Que vayamos apuntando los cañones hacia l’Empordá, vaya. Si nos queda algo suelto para proyectiles, claro, que con tanto pagar pensiones y subsidios de desempleo no queda dinero para lo verdaderamente importante. Los holandeses se habrán quedado deslumbrados con su portentosa inteligencia castrense, desde luego.

Pero no hay duda que el rey de las sandeces, el gran artista de la majadería, es José Ignacio Wert. Desde que dejara su puesto de tertuliano para ocupar la cartera de Cultura y Educación, no hay semana que no nos haya regalado alguna soberana estupidez. La declarada intención de españolizar Catalunya no es la única, ni siquiera la más importante. En un loable esfuerzo por ilustrarnos sobre lo que significa la palabra eufemismo, el ministro ha querido recordarnos que "el número de alumnos por clase no aumenta, se flexibiliza". Y para completar el catálogo de estupideces del mes, Wert se ha permitido calificar a la principal asociación de padres y madres de alumnos como "extrema izquierda radical y antisistema". Todo un ejemplo de diálogo con la comunidad educativa. Aunque en esto le ha tomado la delantera Alfonso Alonso, portavoz del PP en el Congreso, comparando la huelga de estudiantes con las de la izquierda abertzale. Como analogía no tiene precio.

Pero cada uno tiene sus debilidades. Y a mi me pierde Esperanza Aguirre y su verbo fácil. Así que si tuviera que otorgar una corona a la estupidez, no dudaría en dársela a la expresidenta de la Comunidad de Madrid. En el que quizás sea su momento más brillante desde que dijera que "Franco era bastante socialista", la sobrina de Gil de Biedma afirmó orgullosa esta misma semana que "España es una gran nación con 3000 años de historia". Y ufana añadió "eso lo tienen que saber los niños". ¿3000 años? ¿Nada más?

Espe

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