Al aire libre

El otro Pekín

Son las dos de la madrugada y, ni acabo de llegar de fiesta ni estoy a punto de irme a ninguna..., aunque la cama, con las pocas horas que dormimos, es como el fiestón del año. ¡Nunca vemos la hora de cogerla! Cada uno por separado, claro; no imaginéis historias. Que aquí hay gente con pareja e hijos, una monada de críos, por cierto.

La cuestión es que, como hoy no he acabado muy tarde mi parte del trabajo (sí, sí, las dos de la madrugada no es muy tarde), y Miguel e Ignacio tenían aún tela por escribir para llenar las páginas que, esperamos, también leáis, y Jorge (el responsable de este sarao) reclamaba mi estreno blogero, he pensado que mejor lo hacía hoy, que hemos tenido un día muy bonito y mañana no tendré tiempo de contároslo.

Y sería una pena que no supierais que, además de taxistas un poco locos –esa historia ya os la contaré otro día, que hay que dosificar, aunque los taxistas son una mina-, en Pekín también existe el cielo y hasta puede ser azul. Vale, no es el azul del Caribe, pero, aunque más tenue, es azul al fin y al cabo.

Y tengo que decir que Pekín, sin su inseparable cortina plomiza de no sé qué, es otro Pekín. Hoy he descubierto una ciudad que apenas intuía, pese a llevar aquí unos cuantos días ya. Pero, entre que no salimos de las instalaciones olímpicas, que no están precisamente en el centro, y que la cortina lo cubre todo... no había podido apreciar algunos perfiles de este monstruo, con sus imponentes rascacielos, que la harían pasar perfectamente por una de las grandes ciudades de Estados Unidos.

Como, además, hoy me ha tocado darme un "paseo" hasta el velódromo, también he podido ver el Pekín frondoso, de colinas verdes, salpicadas por construcciones tradicionales que nada tienen que ver con los rascacielos a lo Nueva York y sí con la típica imagen que asociamos a este país.

Pues, bien, todo esto también es Pekín. Hasta aquí llega mi primera aportación bloguera, que mañana, mejor dicho, en unas horas, hay que madrugar. Espero que Miguel e Ignacio ya hayan acabado con lo suyo porque nos espera una jornada de aúpa... Aunque la abre Paquillo y eso suele ser sinónimo de buenas noticias.

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