El pasado 9 de julio, EEUU y Rusia anunciaron el inicio de un nuevo alto el fuego en el suroeste de Siria, que en caso de tener éxito se extendería al resto del país. Claro que si fuera una guerra "civil" como afirman los medios de masa, deberían haberlo negociado las partes enfrentadas sirias y bajo la supervisión de la ONU, que no las dos potencias mundiales, previo consultas con Israel y Jordania. Del acuerdo y su letra pequeña se desprende que:
- Habrá una "zona segura", que incluye Deraa, Quneitra y Suweida, que no casualmente está bajo el control de los rebeldes y terroristas y ubicada en las fronteras de Siria con Israel y Jordania.
- Los combatientes extranjeros respaldados por Irán, incluido Hizbolá, se deben retirar de las proximidades de los Altos del Golán ocupados por Israel. De hecho, proteger a Israel y contener a Irán son los principales objetivo de EEUU, mientras para Jordania es repatriar los 650.000 refugiados sirios.
- Cada fuerza armada debe permanecer en la zona que controla: impidiendo al ejército sirio recuperar los territorios ocupados por sus enemigos, y convertir la partición de facto del sur de Siria en una permanente. Esto se llama "la partición blanda de Siria".
- La medida corta la vía terrestre del acceso de Irán al Líbano y, por ende, su capacidad de proteger al Partido de Dios, el Hizbolá.
- La seguridad de esta zona está a cargo del ejército ruso, que será monitorizado desde Jordania. Luego, en coordinación con EEUU, se daría partes a Damasco, y a Ankara, Teherán, Riad y Doha. Que Israel afirme que no se fía de los rusos y pida que sean los estadounidenses quienes se instalan en esta zona, "huele" y mucho.
- Washington ha conseguido que los terroristas del Estado Islámico y Al Qaeda respeten la tregua. Pero, ¿cómo? ¿No será que (al igual que cuando la CIA acogió a las redes stay-behinds de Alemania Nazí que operaban por el mundo contra la URSS poniéndoles al servicio de los intereses de EEUU), la Casa Blanca mantiene relaciones "ilícitas" con el terrorismo de bandera religiosa?
- Tirar a la papelera los acuerdos de cesación del fuego de Astana, firmados el 4 de mayo por Turquía, Irán y Rusia, que iba a establecer cuatro "zonas pacificadas" en toda Siria. Vladimir Putin era consciente de que Tayyeb Erdogan jugaba en varios escenarios de forma simultánea: por un lado juraba luchar contra Daesh y, por otro, le patrocinaba. Moscú no logró que los grupos respaldados por Turquía y por Irán respetaran el alto el fuego. Además, era obvio que sin asignar un papel protagonista a Trump, éste era capaz de sabotear cualquier negociación sobre Siria, siendo EEUU quien provocó la guerra del 2011 (aunque sobre un caldo de cultivo creado por un régimen neoliberal y policial), como revelaba WikiLeaks, coincidiendo con la toma de posición de Robert Ford como embajador en Damasco. Ford llegaba de Bagdad, donde, junto con el siniestro embajador de EEUU John Negroponte, formaron a los escuadrones de muerte "chiita" y "sunnita" provocando una cruenta guerra inter-islámica en este país que aún hoy arranca la vida de un centenar de civiles cada día. Ford ya había organizado a este tipo de escuadrones en Honduras siendo embajador de EEUU entre los años 1981 y 1985. El temor a que aplicara su gangsteriano plan a Egipto hizo que los egipcios lanzaran en 2013 la campaña #NoRobertFord# forzando a Obama revocar su nombramiento para la sede diplomática de Washington en El Cairo.
- EEUU, mientras sigue buscando una alternativa viable a Bashar al Asad, elimina a sus apoyos y fortalece la oposición.
- Trump necesita "su guerra", contra Irán, Corea del Norte, o un candidato sorpresa, y pretende así retirar a Siria del foco de los medios de comunicación para ponerlos en otro miembro de su lista del Eje del Mal y reclutar la opinión pública mundial en contra de la nueva víctima, cuya identidad dependerá del resultado de las fuertes discrepancias entre el ala este y el oeste de la Casa Blanca. En medio de este berenjenal, aumenta la discrepancia entre Rusia e Irán sobre el destino de Bashar al Assad. Teherán puede renunciar a Bashar si a cambio los alavíes mantienen sus privilegios en el futuro aparato del poder, mientras Rusia trata de impedir la instalación de un régimen islamista, apostando por un sistema secular de poder en Siria.
¿Es factible este "alto el fuego"?
El anterior alto el fuego, declarado en septiembre del 2016, fue saboteado por EEUU y el actual puede sufrir la misma suerte. Militares belicistas como Mike Pompeo, HR McMaster, James Matiis (el que implementó la doctrina de la Contrainsurgencia – del uso de torturas, secuestros y guerra psicológica en Irak y Afganistán) presentes en el gobierno de Trump, pueden en cualquier momento acusar a Assad del uso de sus inexistentes armas de destrucción masiva, y reavivar el fuego de la guerra.
Si bien es cierto que este acuerdo podrá reducir las dimensiones actuales de la guerra, no podrá, ni tiene el objetivo, de acabar con los combates. Mantener una guerra de baja intensidad en Siria le permitirá a EEUU y la OTAN, que están construyendo cinco bases militares en Siria según el diario israilí Debka File:
- la capacidad de operar desde Siria contra países "enemigos" de Eurasia y Oriente Próximo, como lo está haciendo desde las guerras no cerradas de Afganistán, Irak y Libia,
- justificar nuevas partidas al astronómico presupuesto del Pentágono, que pasó de 301.000 millones de dólares en 2001 a 720.000 en 2011) y
- seguir ampliando el mercado de venta de armas por toda la zona. Al fin y al cabo, la guerra es un negocio.
También es cierto que EEUU carece de un control absoluto sobre sus aliados (que no son vasallos) en Siria. En caso de no satisfacer sus demandas, dichos actores pueden romper el alto el fuego a lo largo de sus fases.
Irán, el primer objetivo de la guerra contra Siria, podrá en cambio fortalecer su presencia en Iraq, impidiendo que EEUU disfrute de los beneficios de su conquista, y de paso impida que los yihadistas sunnitas Made in USA se acerquen a Irán.
El proyecto de Nuevo Siglo de América, lanzado en 1991 tras la caída de la URSS, avanza, y en su paso desmonta el viejo orden de Sykes- Point, creando el "Nuevo Oriente Próximo" que en palabras de la criminal de guerra Condoleezza Rice serían los "dolores del parto", o sea, el sufrimiento de decenas de millones de personas afectadas. Este "Nuevo Orden" no será otro que el imperio de caos, como advirtió Marx al describir los mecanismos de desarrollo del capitalismo y su proceso evolutivo.
¿Dejará EEUU de utilizar a los yihadistas?
"El programa de apoyo a los rebeldes (sirios) se ha acabado" declara el general Tony Thomas, jefe de las fuerzas especiales de Estados Unidos, ocultando que está dando por cumplida la misión de decenas de miles de mercenarios reclutados por el Pentágono que entraron desde Turquía y Jordania a Siria, y ahora les va a enviarles a nuevos destinos. La extraordinaria utilidad de dichos grupos, en convertir los estados vertebrados enemigos en estados fallidos, allanando así el camino de la OTAN para la conquista de aquellos estratégicos y/o ricos países ha sido tal que EEUU seguirá contratando sus servicios. Una vez creados en 1978 y tras desmantelar al gobierno progresista de Afganistán , la CIA les trasladó, con nuevos nombres y disfraces, a Irak, Yugoslavia, Libia, Sudan, y luego a Siria. Sus próximos destinos son Asia Central (amenazando directamente a Irán, Rusia y China), y el sudeste asiático, donde han empezado a cometer atentados en Indonesia y Malasia.
El equipo de mercaderes y militares temerarios de Trump está saltando los convenios internacionales y cualquier tipo de justificación "moral" para desatar unas guerras que pueden ser la madre de todas las que hemos visto estos años. ¿No es ésta la lógica de un capitalismo militarizado?
Comentarios
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