Cállate, varón

El Papa Francisco I El Progre lleva casi desde el principio de su papado dando titulares para olvidar. El último ha involucrado a las "suegras", un tipo de parentesco que reúne a millones de mujeres de todas las culturas, edades y etnias posibles cuyo único factor común es uno: que son mujeres. Quizás por eso este Papa se ha permitido el lujo de juzgarlas y parodiarlas. Curiosamente lo ha hecho dentro de un alegato que intentaba defender los tópicos que llevan a las espaldas. A la misma vez que pedía superar los "prejuicios más comunes" sobre ellas, les pedía a ellas que se callaran un poquito, que su "pecado es la lengua".

Si Joaquín Reyes hubiera hecho el celebrity de este Papa no le hubiera salido mejor. La realidad supera siempre la ficción, para disgusto de las creadoras de contenido. ¿Puede que tengamos a un Papa que, en realidad, es un Michael Scott de The Office pero real? Yo digo que sí, solo que Michael Scott es una invención de Ricky Gervais, y no un señor con poder que influye en una millonada de personas alrededor del mundo, especialmente mujeres.

Si hablaba de mujeres, Francisco I El Progre podría haber dicho muchísimas cosas estadísticamente irrefutables: sobrecarga de trabajo, tareas domésticas, cuidado de nietas y nietos, apoyo vital para millones de familias en todo el mundo sin recibir nada a cambio, carga mental, poco descanso... pero, no, al parecer lo que las une es su lengua. Víboras todas. Metomentodo, criticonas, provocadoras. Claramente el mensaje de este tipo, que -hasta donde sabemos- ni siquiera tiene suegra, es el de "sed buenos con ellas" pero antes ellas han de pagar un peaje: seguir haciendo todo lo que hacen con la boca cerrada. De lo contrario, es entendible que no se les tenga paciencia. Porque "su lengua" es "un pecado".

Es obvio que quien usa de más su lengua es el propio Papa. Sería de justicia poética que un día creyera que se le ha presentado la virgen, una aparición mariana de esas que ya no ocurren desde hay que móviles con cámara, y que María se marcara un "Cállate tú, varón", para luego desaparecer tirando una bomba de humo... ¡PFIUUUF!

Yo haría hasta la comunión, desde luego.

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