Con motivo del 25N, entrevisté a Ana Trejo Pulido sobre los vientres de alquiler. La explotación reproductiva es una violencia tan invisible como la que sufren las mujeres prostituidas.
Todas sabemos de famosos de todo pelaje que han ido a otros países a comprarse bebés. Bebés gestados y paridos por las habitantes más necesitadas de dichos lugares, que ellos luego pasean orgullosos por sus ciudades, que muestran en su Instagram o al Hola! (y recuperan el dinero que les ha costado la criatura). Pero no solo son ellos. Los hay igualmente adinerados que no son perseguidos por paparazzis.
Pero ¿qué factores influyen en el precio final de un bebé recién parido por una mujer vulnerable? Ana nos lo explicó muy claramente: depende del país al que vayan los compradores y de si eligen cosas que pueden ir desde el color del pelo y ojos del bebé hasta su sexo, pasando por el tono de piel.
Lo segundo se comenta solo. Realmente hay gente que hace gestar y parir a una mujer a miles de kilómetros, para luego quitárselo de los brazos, soltarle la pasta y desaparecer.
Pero ¿y lo primero? ¿Qué significa que depende del país que eligen los compradores? Aquí es donde entra el PSOE de Zapatero y la instrucción de 2010: en España no permitimos que se explote a sus ciudadanas, pero sí que se exploten fuera y se bajen del avión con la criatura en brazos y la sonrisa en los labios. ¿Y cuál es la diferencia entre Estados Unidos y Ucrania, por ejemplo? Que, en Estados Unidos, los compradores se aseguran de que es un juez quien les firma el documento necesario para que en España ni píen. Claro, ocurre que esas garantías legales encarecen el precio del bebé comprado: de 150.000 euros no baja el recién nacido. Pero, en el sistema capitalista, siempre hay un modelo low cost. En este caso, hay países en todos los continentes con granjas de mujeres que gestan y paren para ricos a precio asequible: en Ucrania te puede salir por 35.000 euros. Un poco más lioso luego el asunto de meterlos en el país, más papeleo, más rollo. Por suerte, el Estado español sigue sin derogar esta instrucción, y de una forma u otra, se acaban convirtiendo en hijas e hijos legítimos, porque ¿qué hacer si no con esas criaturas? Las traen al mundo aun sabiendo que luego se quedarán en un limbo legal (o ilegal).
El Ministerio de Irene Montero no derogó dicha instrucción, por más que el feminismo se manifestó y lo pidió, por más que las asociaciones presionaron. El PSOE y Unidas Podemos, tal y como cuenta Ana en la entrevista (aquí la tienen completa), echaban balones fuera o se señalaban unos a otros mientras las criaturas seguían (y siguen) siendo arrancadas de sus madres para cubrir los deseos de señores que tienen que ser padres como sea. El problema no es solo ese, el problema es que Sumar y Psoe han pactado no tocar ni esa instrucción en particular ni el sistema prostitucional en general. Ambas formaciones se venden a sí mismas como muy comprometidas con la sociedad, con las mujeres y, especialmente, con las más vulnerables, pero cuando bajamos a tierra toda esa palabrería nos damos cuenta de que no era más que eso: palabrería en mítines para hacer creer a la sociedad que no paran de moverse por las de abajo.
Las compañeras de Stop Vientres de Alquiler ya tienen los datos de 2022 en cuanto a compradores (datos facilitados desde el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación a través del portal de transparencia) y vuelcan lo siguiente:
- El 42% de las parejas que compraron un bebé eran parejas del mismo sexo.
- El 36% parejas heterosexuales
- El 22% personas solas.
Stop Vientres de Alquiler reclama cada año al Ministerio los datos desglosados por sexos, tanto los de los compradores como los de los bebés, y cada año reciben la misma respuesta: no los contabilizamos. Stop Vientres de Alquiler le recuerda entonces al Ministerio que no están cumpliendo con la Ley del 2007 para la igualdad efectiva de mujeres y hombres ("Los poderes públicos, en la elaboración de sus estudios y estadísticas, deberán: a) Incluir sistemáticamente la variable de sexo en las estadísticas, encuestas y recogida de datos que lleven a cabo"). Y así una y otra vez. Un año tras otro. Este año ha vuelto a ocurrir: los datos están mezclados deliberadamente.
Cuando el Ministerio habla de parejas del mismo sexo pero se niega a decir de qué sexo son los compradores están mezclando a las mujeres lesbianas con los hombres gays. Pero es un hecho bastante obvio que las parejas de mujeres no necesitan al mismo nivel el cuerpo de otras mujeres como sí necesitan las parejas de hombres. Además de que la socialización de unos y otras y la sensibilización que puedan tener por las mujeres explotadas también puede variar.
No es un tema inocuo el del sexo de los compradores de bebés, y las mujeres bien lo sabemos, porque los deseos de los hombres se acaban convirtiendo en derechos humanos. Aunque para ello haya que pasar por encima de las mujeres. Hay agencias que ya presumen de cifras que se van a acercando a las que revela el Ministerio (a las que no daremos publicidad) con anuncios como este: "Más de un 45% de nuestros padres son varones solteros, parejas gais, o varones solteros gay". Pueden buscar la frase exacta para contrastar su fuente.
Es un dato muy relevante, porque como mujeres necesitamos saber quiénes tienen menos reparo en explotar nuestros cuerpos y cuál es la tendencia de dicha explotación. Pero, yendo más allá: queremos saber cuál es la reacción de las mujeres ante las protestas y reclamaciones de la lucha feminista en cuanto a los vientres de alquiler. Al igual que ocurre con la donación de óvulos, muchas mujeres que antes no eran conscientes de la explotación que suponían, ahora ya no se prestan ni a la compra ni a la venta de los mismos. El Estado nunca nos lo pondrá fácil, ni de un lado ni del otro, ni siquiera por cumplir con la supuesta transparencia de la que hacen gala, pero nosotras no vamos a dejar de preguntar, presionar y protestar. Y ojalá muchas más se nos unan. Hablamos de más de 20.000 criaturas anuales nacidas para las que hicieron falta muchas más miles de mujeres: la tasa de éxito en los vientres de alquiler es del 50%, hagan cuentas de cuántas mujeres han sido analizadas, purgadas, pinchadas y hormonadas para que nazcan toda estas niñas y niños. Criaturas que serán desprendidas del único olor, sonido y calor que conocen a las pocas horas de nacer.
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