La ciencia es la única noticia

El sentimiento amoroso

SEXO EN EL NILO // JOSÉ MIGUEL PARRA

* Profesor de Historia de Egipto en la Universidad Complutense de Madrid

Todos lo hemos experimentado en alguna ocasión. Los afortunados, sólo una vez, y los más afortunados todavía, en varias. Esa extraña mezcla de inseguridad, temor y anhelo desaforado que produce ver a la persona de quien se está enamorado sin saberse correspondido; o la tremenda sensación de euforia, de increíble energía, que le haría a uno acometer las mayores proezas por ver a la amada tanto tiempo alejada. Son sentimientos que se vienen expresando desde los juglares medievales... ¿o desde antes quizá? En el Valle del Nilo encontramos algunas docenas de poemas amorosos, donde se describen situaciones que inequívocamente son intentos de seducción o cantos de amor tal cual los podría describir alguno de nuestros afamados poetas del Siglo de Oro. Como aquel texto donde el protagonista describe la energía y el valor que le poseen sólo con pensar en su amada, que le harán cruzar sin temor y con brazadas veloces un río infestado de cocodrilos; o aquél otro donde se finge enfermo para que vayan a verlo los vecinos, ella incluida, quien será la única que comprenderá su enfermedad: mal de amores.

Amor delatado y otros rituales

Entonces como ahora, parece que las mujeres se mostraban más comedidas a la hora de expresar su amor, pero no menos decididas a conseguirlo. Una de ellas se queja azorada y le reprocha a su corazón que se desboque al ver a su amado, pues su amor podría quedar delatado; la otra se confabula para hacerle saber a su madre de su interés por un chico y de este modo hacer que ponga en marcha el ritual social que podría terminar juntando sus vidas. Más sufridora, otra exclama sin pudor que soportará golpes y maltratos por seguir doquiera que vaya al dueño de su corazón. A lo que se ve, nada hay nuevo bajo el sol a la hora de describir el amor.

Más Noticias